Para erradicar un mal es necesario conocer su etiología. No basta saber los síntomas de una enfermedad para poder curarla, es necesario saber qué la origina: un virus, una bacteria, un hongo, un parásito, etcétera, para poder sanar al individuo y eliminar al causante de la misma.
Pues bien, así como en medicina se requiere investigar el origen de las enfermedades para curar al paciente, en el aspecto social es necesario conocer al “patógeno” que causa la perversa neuroplasticidad en el cerebro de las personas e investigar qué la produce para ayudar al ciudadano a liberar su pensamiento y reforzar su sentido común y su lógica elemental.
Empecemos por definir algunos conceptos básicos para comprender cómo este dominio mediático nos convierte en unos entes acríticos, ignorantes, mediocres, sumisos, apáticos, individualistas, racistas, indolentes y manipulables.
Neuroplasticidad.- Es la capacidad que poseen nuestras neuronas cerebrales de modificar sus conexiones sinápticas por medio de la estimulación repetitiva de los sentidos.
Sentido Común.- Es la respuesta esperada, por la mayoría de los integrantes de un grupo social específico, ante un evento o situación dada. La respuesta está determinada por la cultura, ideología y experiencia histórica de dicho grupo. Se define como el modo de pensar y proceder tal como lo haría la mayoría de las personas.
Lógica Elemental.- Es la capacidad que posee el individuo de razonar asertivamente sin ser experto en el tema que analiza.
Lógica.- Se define como la disposición natural para discernir con acierto sin ayuda de la ciencia.
Mensaje Subliminal.- Es un mensaje directo, efectivo, manipulador y que está dirigido al subconsciente, es decir que la parte consciente del cerebro no lo puede captar, pero el inconsciente sí. De hecho, el 90% de nuestras acciones son orquestadas en el subconsciente.
Antes de entrar a explicar la manipulación que sufrimos mediante la neuroplasticidad cerebral, es necesario dar un repaso rápido a la estructura del cerebro.
El cerebro se divide en varias regiones interconectadas por medio de células nerviosas altamente especializadas, llamadas neuronas, para la transmisión de información. Al nacer, un cerebro típico posee más de 100 mil millones de neuronas.
Cada neurona tiene un cuerpo celular, un axón principal y miles de ramificaciones llamadas dendritas, que reciben información y se interconectan con otras neuronas.
Los puntos de interconexión se llaman sinapsis. Cada neurona puede establecer de mil a diez mil sinapsis con otras neuronas. La señales pueden ser de encendido o apagado, de excitación o inhibición. Es decir, algunas sinapsis disparan o activan, mientras que otras calman o inhiben.
Para no abundar en la anatomía del cerebro, baste saber que éste se divide en dos grandes hemisferios, izquierdo y derecho, interconectados por el cuerpo calloso. Cada hemisferio se divide en cuatro áreas o lóbulos que son: frontal, temporal, parietal y occipital.
Justo en el centro del cerebro se encuentra el sistema límbico, el cual consta del tálamo y por debajo de éste, el hipotálamo o cerebro primitivo. El sistema límbico consta también del hipocampo, giro cingular y la amígdala, la cual es especialista en asuntos emocionales. A la amígdala también se le conoce como la central de alarmas, ya que está estructura se activa ante cualquier situación de riesgo antes que la corteza cerebral, la zona racional del cerebro, pueda determinar si algo es peligroso o no.
Investigaciones recientes han demostrado que la amígdala es más grande en las personas con tendencias conservadoras, mientras que en las personas progresistas es de menor tamaño:
http://www.hipnosisterapias.org/2010/12/cerebros-de-derechas-o-de-izquierdas.html
Una vez que ya vimos de manera superficial la estructura del cerebro, veamos cómo funciona.
Existen dos teorías que intentan explicar cómo es que funciona el cerebro: Por un lado están los modularistas, quienes sostienen que cada parte del cerebro es específica para determinadas acciones, y por la otra están los holistas, quienes sostienen que todo está interconectado y que cada parte del cerebro actúa en coordinación con las otras. Ambas teorías son complementarias, ya que los datos clínicos que arrogan las investigaciones y diagnósticos en pacientes se pueden explicar con las dos.
Teniendo como antecedente estos datos, lo que a mi interesa demostrar es que la manipulación que ejerce la televisión en la población modifica las conexiones sinápticas del cerebro y hace del individuo un ente acrítico, ignorante, mediocre, sumiso, apático y manipulable.
Un descubrimiento muy importante, para tratar de demostrar la manipulación perversa de la televisión, fue saber que el cerebro posee una característica que lo hace único, es capaz de crear nuevas conexiones sinápticas en zonas que han sufrido daños o que han dejado de funcionar por cuestiones patológicas o mecánicas. A esta característica se le conoce como neuroplasticidad.
El Dr. V. S. Ramachandran ha utilizado y demostrado la neuroplasticidad en el cerebro. Él es un neurólogo de la india y es uno de los mejores científicos especialistas del cerebro.
Con experimentos realmente simples, pero no por ello ingeniosos, ha logrado reconfigurar las conexiones sinápticas de los pacientes amputados que sufren trastornos cerebrales conocidos como “fantasmas del cerebro”. Un paciente amputado que sufre de está patología es capaz de seguir sintiendo dolor y/o molestias en la extremidad amputada. Pues bien, con la neuroplasticidad, el Dr. Ramachandran ha logrado curar a estos pacientes utilizando espejos para que el paciente reconfigure su cerebro y elimine las molestias por medio de efectos visuales, entre otras técnicas.
Otro descubrimiento importante, que refuerza esta investigación, fue comprobar que el cerebro es capaz de crear nuevas neuronas mediante la neurogénesis, la cual se da en el hipocampo, que es la estructura del cerebro encargada de la memoria. Por esta investigación el Dr. Álvarez-Buylla, neurólogo mexicano, recibió el premio príncipe de Asturias el año pasado:
http://www.eluniversal.com.mx/cultura/66714.html
Como ya vimos, las dos grandes regiones del cerebro llamados hemisferios tienen funciones especiales cada una de ellas. Mientras que el hemisferio izquierdo es más racional y analítico, el derecho es más emocional y artístico.
Pues bien, los mensajes subliminales y las técnicas de manipulación que utiliza la televisión están diseñados para atrofiar las conexiones sinápticas del hemisferio izquierdo y potenciar las del hemisferio derecho, de tal manera que se ataca la parte analítica del cerebro del individuo y se estimulan las emociones para que éste sienta, pero no razone. Además, potencian las áreas del cerebro encargadas de la memoria a corto plazo -bombardeando con información basura, trivial o intrascendente-, para que no se dé, o se pierda, la memoria histórica. Por ello es que los individuos que están expuestos a la televisión por más de 3 horas al día dejan de recordar los agravios que han sufrido en el pasado por parte de la clase gobernante. No razonan y se limitan a aceptar lo que les informan como verdades incuestionables.
La oligarquía parásita que nos desgobierna, a través de los medios masivos de comunicación, utiliza los mensajes subliminales, las técnicas de propaganda de Joseph Goebbels, la doctrina del shock de Naomi Klein, la satisfacción de las necesidades emocionales del individuo que clasifica David Katz y las diez estrategias de la manipulación mediática descritas por Noam Chomsky para construir el andamiaje cerebral (neuroplastización cerebral) de la población y mantenerla ignorante, mediocre, sumisa, apática, individualista, depresiva, atemorizada, indolente y manipulada
Para revertir la perversa neuroplasticidad es necesario empezar a leer e informarnos.
En la próxima nota empezaremos a analizar cada una de las técnicas de manipulación de masas que utiliza la oligarquía para someternos.
Bibliografía:
Ramachandran V.S., Sandra Blakeslee, 1999 “Los fantasmas en el cerebro”. Debate, S.A.
Goleman Daniel, 2000 “La inteligencia emocional”. Vergara.
Goleman Daniel, 2008 “Inteligencia social”, Planeta.
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