Estamos en un periodo intenso que empezó la noche del jueves 10 de mayo, en el concierto de Paul McCartney en el Zócalo, con una inopinada rechifla contra Peña Nieto;
siguió la mañana del viernes 11, con el repudio al candidato priísta en
la Ibero; pasó por la muerte de Carlos Fuentes y el recordatorio
implacable de la última opinión política del novelista fallecido (contra
@EPN); prosiguió con la conformación del movimiento #Yosoy132
y la manifestación del viernes pasado de estudiantes de universidades
privadas, en su mayoría, a las sedes de Televisa; un día más tarde tuvo lugar la enorme #MarchaAntiEPN, que de alguna manera se continuó con las concentraciones del Apoyo Mundial a AMLO,
el domingo, y sigue, esta tarde de lunes, en la Plaza de las Tres
Culturas, en el Encuentro de Estudiantes con el candidato de las
izquierdas. El auge terminará Dios sabrá cuándo.
Algunos opinadores –incluido el que esto
escribe– , manifestaron sus dudas ante la #MarchaAntiEPN, no sólo
porque fue convocada por personas sin nombre ni rostro, sino, sobre
todo, porque el evento fue precedido de propaganda apócrifa,
pretendidamente firmada por Morena y/o López Obrador, y por adhesiones
auténticas procedentes del círculo de Josefina Vázquez Mota. Algunos
incluso desaconsejamos ir a esa manifestación,
temerosos de que pudiera ser instrumentada en provecho propio por la
aspirante blanquiazul, por el PRI, para desacreditar la campaña de AMLO,
o de que se tratara de un montaje provocador. Señalamos también
la inconsistencia de una marcha que se reclamaba “apartidista” pero que
pretendía protestar contra un candidato y su partido. Esos antecedentes no auguraban nada bueno.
Sin embargo, la concurrencia al evento
resultó mucho más numerosa de lo que algunos esperábamos y, si bien no
fue apartidista –no puede ser apartidista una marcha contra un partido– tampoco fue pro panista,
como algunos preveíamos. Pese a los intentos de manipulación y de
utilización –que no fueron inventados ni producto de la paranoia–, los
asistentes, jóvenes, en su mayoría, fueron capaces de mantener un discurso –es un decir, porque no lo hubo, o bien se redujo a consignas– unitario contra Peña sin promover con ello a una plataforma política distinta. Fue, en lo general, una manifestación anti sistema.
Fue masiva. Y, a pesar de los intentos de distorsionar la información,
la masa de medios del régimen no pudo ocultarlo, o no del todo.
Parece ser que las numerosas muestras de rechazo a Peña Nieto transitaron ya de las redes sociales a las calles
(lo que hablaría del poderío de las primeras). Parece ser que se vive
un vuelco en los estados de ánimo sociales en contra de un régimen cuyo
exponente más claro no es Josefina Vázquez Mota, ni Felipe Calderón,
sino el candidato priísta. Parece ser que la suma de los descontentos ha
decidido ir más allá de los ámbitos electorales y de campaña para
transitar por caminos nuevos.
La lectura y la interpretación de
estados de ánimo sociales no es una tarea fácil y, en lo personal, no
hallé motivos para suponer que la masa que se manifestó el sábado 19
podría pasar por encima de las maniobras para instrumentar la marcha y
preservar el sentido anti sistema de la protesta masiva. Bueno, estoy muy contento de haberme equivocado.
¿A dónde lleva esta concatenación de un
movimiento anti sistema “apartidista”, errores crasos a cargo de los
candidatos del régimen (Peña, Vázquez Mota y Quadri) y alza inocultable
de la campaña lopezobradorista? ¿Estamos viviendo los días iniciales del gran vuelco? ¿Nos encontramos en la antesala de ese momento, esperado por décadas y nunca realizado?
Es difícil saberlo. Cabe esperar que en las semanas próximas las
encuestas orgánicas sigan machacando a la opinión pública con la
supuesta inamovilidad de Peña Nieto en la punta de las preferencias
electorales y que el régimen adopte medidas de blindaje y de control de
daños. En lo sucesivo, habrá que observar con sumo cuidado los pasos del movimiento anti Peña en sus distintas expresiones La moneda está en el aire y puede caer con la cara del cambio. Ojalá.
Les recomiendo que lean “La llama muerta”, un texto de Kapuscinski que aporta valiosas referencias para entender lo que podría ser el momento actual de México.
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