“No
seremos más voces silenciadas. Estamos aquí con nuestros cuerpos, con
nuestras mentes, con nuestras esperanzas, a decirles: ¡basta de
envenenar la verdad con el dinero! ¡Basta de pervertir el conocimiento y
la educación! […] ¡Basta de no dejarnos participar en nuestro futuro!
¡Construyamos el camino que florece en nuestras manos!” Así concluye el
histórico manifiesto del movimiento #YoSoy132 pronunciado a las
puertas de Televisa al concluir la toma pacífica de sus instalaciones el pasado viernes 27 de julio.
Los
jóvenes han tenido el enorme acierto de identificar la democratización
de los medios de comunicación como uno de los objetivos prioritarios
en la lucha por lograr una democracia auténtica. Es también correcto
ubicar a la empresa Televisa como una de las principales responsables
tanto de la degradación del debate público nacional como de la
corrupción de la esfera de competencia política. Al establecer acuerdos
con actores políticos como Enrique Peña Nieto y PVEM, la televisora de
Chapultepec ha fomentado un mercado negro en materia de entrevistas y
coberturas
informativasque no tiene lugar en un contexto democrático.
La abultada telebancada,
que incluye más de 15 diputados y senadores cercanos a Televisa y Tv
Azteca, también demuestra que la relación entre las televisoras y el
PRI y PVEM ha rebasado el intercambio de favores para entrar en una
etapa de verdadera simbiosis, en que es cada vez más difícil distinguir
dónde terminan las empresas mediáticas y dónde inician los institutos
políticos. Mientras, el Instituto Federal Electoral (IFE) se vanagloria
con el supuesto éxito en la aplicación del nuevo modelo de
comunicación política. Leonardo Valdés afirma que
la industria de la radio y la televisión cumplió con su responsabilidad legal y con la democracia.
Nada
más lejano de la realidad. En primer lugar, no hay razón para confiar
ciegamente en la cifra de 97 por ciento de cumplimiento de la
transmisión de los más de 43 millones de promocionales durante las
campañas, precampañas e intercampañas. Hace falta elaborar una auditoría
ciudadana para saber hasta qué punto se cumplió cabalmente con la
pauta del IFE. También existen indicios de que las televisoras jugaron a
conveniencia con los tiempos entre la recepción de los órdenes o
espots nuevos del IFE y su cumplimiento, por ejemplo con el retiro
tardío del promocional calumnioso en contra de López Obrador y el
remplazo particularmente veloz de los espots de Peña Nieto.
El monitoreo del
IFE de la cobertura de las campañas en radio y televisión fue también
deficiente. En lugar de evaluar y contabilizar de manera integral la
atención mediática prestada por cada empresa de radio y televisión a
cada uno de los candidatos, el IFE contrató a la UNAM solamente para
sumar los segundos de las
notas informativasy determinar hasta qué punto éstas serían
adjetivadascon la inclusión de alguna afirmación explícita. Quedaron totalmente fuera de este ejercicio la contabilización de la cantidad de entrevistas a cada candidato, los comentarios de los locutores y analistas, así como los aspectos de producción, colocación y encuadre de las mismas
notas informativas.
En
estos aspectos más sutiles, pero igualmente dañinos para la equidad,
hubo una burda manipulación mediática en favor del candidato del PRI
que no ha sido tomado en cuenta por el IFE. El consejero electoral
local Bernardo Barranco es una de las únicas voces críticas que desde
dentro el IFE ha hecho señalamientos al respecto, al comentar el sesgo
mediático en el estado de México. También habría que recordar cómo las
empresas de radio y televisión traicionaron a la democracia al no
convocar un solo debate propio entre los candidatos presidenciales,
limitar la transmisión del primer debate y negarse a transmitir el
tercero, convocado por el movimiento #YoSoy132.
El
omnímodo poder del duopolio televisivo es particularmente agresivo,
pero otras empresas también han decidido privilegiar su negocio por
encima de su independencia. Tal es el caso, por ejemplo, de MVS
Comunicaciones, que si bien hoy todavía mantiene el invaluable espacio
de Carmen Aristegui, ya empieza a dar peligrosas señales de
subordinación al poder al cancelar la transmisión de las colaboraciones
de un servidor sobre el tema de la calificación de la elección
presidencial (aquí mi carta de renuncia a MVS: http://ow.ly/cKtK9 ).
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