lunes, agosto 13, 2012

Wikileaksy los archivos de América Latina

Wikileaks y los archivos de América Latina
Foto
 Julian Assange, en imagen de archivoFoto Reuters.

Muestras de apoyo en favor de Julian Assange, afuera de la embajada de Ecuador en Londres.

El sitio Wikileaks publicó un comunicado para anunciar que su fundador, Julian Assange, había contratado al célebre magistrado internacional en derechos humanos, el juez español Baltasar Garzón, para liderar su defensa contra la extradición a Suecia.
Garzón, que pasó más de un año, a finales de la década de 1990, intentando obtener la extradición del general Augusto Pinochet de Inglaterra a España por delitos de lesa humanidad, publicó un comunicado en el que calificó las acusaciones contra Assange de supuesto abuso sexual como arbitrarias y carentes de fundamentos, y declaró: Hay una clara intencionalidad política detrás de este juicio, lo cual explica su situación actual.
Garzón se reunió recientemente con Assange en la embajada de Ecuador en Londres, donde espera que el gobierno de Rafael Correa se decida a darle asilo.
Precisamente a finales de junio la cara visible de Wikileaks ingresó en ese edificio diplomático buscando refugio para evitar su extradición a Suecia, donde lo acusan por un supuesto abuso sexual. Si el gobierno de Correa acepta su pedido, Assange se convertirá en residente de América Latina, donde el tesoro de cables del Departamento de Estado estadunidense que él diseminó estratégicamente ha generado cientos de titulares desde México hasta el Cono Sur.
El Cablegate –como fueron denominadas las revelaciones– tuvo un grado de impacto diferente en cada nación latinoamericana, en áreas como la política, los medios y el debate público sobre la transparencia y la responsabilidad gubernamental. En dos países forzó la partida del embajador estadunidense; en otro, ayudó a cambiar el curso de una elección presidencial.
En algunas naciones los documentos revelaron el nivel de la influencia estadunidense en los asuntos internos; en otros, detallaron actividades criminales y corrupción en los países huéspedes.
En muchos países, los cables revelaron el desfile de la élite política, cultural y hasta mediática que divulgó información –o chismes– a los funcionarios de la embajada estadunidense sin sospechar jamás que sus diálogos se volverían titulares de los diarios.
Estados Unidos fue agasajado con una lección de educación cívica en el arte de la delación. Y los ciudadanos estadunidenses también observaron el abismo de nuestros lazos regionales y bilaterales. Un año después, cuando las aguas del fenómeno Wikileaks se han aquietado en América Latina, parece adecuado evaluar –centrando la atención en las experiencias de Brasil, México y Colombia– qué consecuencias dejó la mayor filtración de documentos de la historia.
Efecto mariposa
Aunque al principio Julian Assange ofreció los cables a cuatro grandes agencias de noticias europeas, siempre intentó distribuir los documentos más allá de los organismos de noticias del norte. América Latina era la región perfecta para generar conmoción con esos archivos.
América Latina develada
De los cables de Cuba se puede determinar tanto el pensamiento del gobierno de Raúl Castro como, en igual medida, la política estadunidense al respecto. Y eso puede aplicarse en general a toda la región. En América Latina, donde la desclasificación de las deliberaciones internas gubernamentales está severamente limitada, los cables de Wikileaks ofrecen información detallada sobre conversaciones oficiales, reuniones, planes de seguridad nacional, políticas sociales, exteriores, económicas y más.

Se publica con autorización del autor. Apareció originalmente en The Nation
Traducción: Ignacio Mackinze
Enlaces:
Los cables sobre México en WikiLeaks
Sitio especial de La Jornada sobre WikiLeaks

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