Por Néstor Francia
La elección de Venezuela como miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU es una derrota de las llamadas ONG promovidas y financiadas por el imperialismo y promotoras de un concepto de los derechos humanos instaurado por la burguesía y útil para que el imperialismo justifique su terrorismo de Estado. Y es, por supuesto, una victoria de los pueblos que luchan por su independencia y por la justicia social.
Significativo fue o dicho por Diosdado Cabello, en el sentido de que Venezuela “será la voz de los pueblos, de los que no tienen voz”. Este dato es el más destacable de la decisión de la ONU. En realidad, estos organismos internacionales de derechos humanos son una entelequia. Así como la misma ONU, la verdad es que no sirven para nada. Pero es muy importante que una presencia como la de Venezuela haya sido respaldada por 154 países.
Denota que han fracasado quienes insisten en violar los derechos humanos masivamente y al mismo tiempo pretenden ser los guardianes mundiales de esos derechos. Y por otra parte la CDH de la ONU servirá a Venezuela de caja de resonancia de sus posiciones antiimperialistas y renovadoras en el escenario internacional.
El embajador en la ONU, Jorge Valero, dio una declaración que es fundamental:
“En este gobierno la máxima ha sido Derechos Humanos para todos, no solo para un sector, y el ordenamiento jurídico venezolano es reconocido internacionalmente como uno de los sistemas más garantistas del mundo”.
Y también:
“Venezuela ha cumplido con los objetivos del milenio establecidos por la ONU antes del 2015, y los logros del país en esta materia, han sido reconocidos por organismos como la CEPAL”.
Como hemos puntualizado en análisis anteriores, el concepto de derechos humanos que tratan de imponer el imperialismo y sus lacayos es absolutamente favorable a sus intereses precisamente antihumanos. Lo utilizan para respaldar a sus marionetas que enfrentan a gobiernos “incómodos” para el imperio.
Hemos abordado el tema sobre el concepto de derechos humanos en otras oportunidades, así que nos permitiremos citarnos a nosotros mismos, con un fragmento extraído de un análisis del 4 de junio de 2012:
“El imperialismo, a través de sus medios y sus herramientas de dominación cultural, ha tratado de convencer a las personas de que los derechos humanos tienen un carácter universal e inamovible, lo cual, por supuesto, no es cierto, ya que nada reviste ese carácter en la práctica social… El concepto moderno de derechos humanos fue impuesto en la Declaración Universal de los Derechos Humanos en la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948. Pero las luchas de los pueblos han venido modificándolo y ampliándolo.
La Organización para la Unidad Africana suscribió la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos que recogía principios de la Declaración Universal de Derechos Humanos y añadía otros que tradicionalmente se habían negado en África, como el Derecho de libre determinación o el deber de los Estados de eliminar todas las formas de explotación económica extranjera.
En una línea similar se pronuncian la Declaración de Bangkok emitida por países asiáticos y la Declaración de los Derechos Humanos en el Islam.
El origen de los derechos humanos como se concibieron en la Declaración de 1948 hay que buscarlos en las revoluciones burguesas del siglo XVIII, cuando se proclama la Declaración de Derechos de Virginia en 1776, en el marco del proceso de independencia de Estados Unidos, y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano durante la Revolución Francesa, en 1789.
La noción de derechos humanos recogida en esas Declaraciones se basa en la ideología burguesa del Liberalismo social, por eso pone su énfasis en los derechos humanos individuales, en contraposición al derecho divino y teóricamente masificado proclamado por la Iglesia y los escolásticos en la Edad Media.
En la medida en que se han venido desarrollando las luchas obreras y por derechos civiles conculcados por los poderosos, la noción de derechos humanos se ha venido modificando en la práctica. Ejemplo de ello son los movimientos por el sufragio femenino, los movimientos de liberación nacional, los de las minorías raciales, religiosas o sexo-diversas, así como movimientos de defensa de la autodeterminación cultural de colectivos humanos…
En los tiempos que corren, países regidos por regímenes revolucionarios y progresistas luchan por una transformación radical del concepto de derechos humanos, lo cual es parte de la lucha contra el imperialismo y el mundo burgués. Se trata de voltear la tortilla, de manera que prevalezcan los derechos colectivos de los pueblos sobre los derechos de los individuos, sin que estos últimos dejen de existir y de ser también importantes, por supuesto.
Claro está, esto no conviene a los intereses de los factores opresores de la Humanidad, porque este cambio pondría claramente como principales violadores de los derechos humanos al Imperialismo y sus cómplices…En ese sentido es indispensable revisar la constitución y las actuaciones de los organismos internacionales de derechos humanos, la mayoría de los cuales han devenido en instrumentos del imperialismo contra los pueblos, coronando así la espiral que partió desde aquellos tiempos de las revoluciones burguesas del siglo XVIII, con las declaraciones que favorecían los intereses de la burguesía.
Si bien en aquella época tales declaraciones representaban un avance en las luchas de la Humanidad, pues enfrentaban los largos siglos del feudalismo, y de dominio monárquico y teocrático, poco a poco se fueron transformando en herramientas reaccionarias opuestas a los mejores intereses de la especie humana”.
Por supuesto, las organizaciones contrarrevolucionarias de Venezuela, promovidas y financiadas por el imperio, ha puesto el grito en el cielo una vez que la mayoría de países de la ONU respaldó el ingreso de nuestro país a la CDH. Un ejemplo de ello lo tenemos en la “Organización de Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exilio (Veppex)”, engendro de origen mayamero conformado básicamente por turistas políticos que se autoexiliaron.
Después de despotricar contra la decisión de la ONU, estos lacayos afirman, en un comunicado, que “Esta triste decisión ha dejado huérfanos a los venezolanos en materia de derechos humanos, específicamente, han dejado solos a los exilados y presos políticos, quienes han sufrido en carne propia los embates de un régimen por excelencia violador de los derechos humanos y son la prueba viviente de tales atropellos”.
La verdad es que estos escuálidos virulentos están solos desde hace mucho tiempo. En Venezuela nadie mueve un dedo por ellos, a no ser los politicastros de oficio de la oposición. Ni siquiera quienes votan contra Chávez se movilizan por esa fauna. Incluso, de un tiempo acá han mermado las “huelgas de hambre” por los “presos políticos” que organizaban patético grupúsculos de jóvenes fascistas, siempre fracasadas, tanto que ni siquiera la mayoría de los partidos de oposición les brindaba su apoyo, porque en verdad estos majaderos de organizaciones como JAVU terminan siendo una raya. Ni que decir de la base social escuálida, que no se acercaba a estos ridículos ni siquiera para llevarles un poco de agua.
Si algún gobierno, si alguna Constitución es respetuosa de los derechos humanos colectivos, son el gobierno revolucionario presidido por Chávez y la Constitución Bolivariana.
Este aserto es respaldado por una emblemática comparación que muchos han hecho antes de nosotros: después de que en la breve dictadura de Carmona, el 11, 12 y 13 de abril de 2002, los que se rasgan las vestiduras por los “derechos humanos” asesinaron, atropellaron, persiguieron al pueblo violando todos sus derechos, una vez derrotada la asonada, fuimos todos testigos de cómo el Fiscal General de la Nación, entonces Isaías Rodríguez, se presentó en Miraflores entre los conspiradores arrestados, para garantizarles de viva voz sus derechos constitucionales.
Es la lucha entre la hipocresía y la verdad.
Fuente: http://www.surysur.net/2012/11/derechos-humanos-venezuela-en-el-consejo-de-las-nnuu/
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