Deisy Francis Mexidor/ Prensa Latina
Aunque a Estados Unidos le han construido una aureola de prosperidad y bonanza, existe un lado oscuro,
a veces ignorado por los grandes medios de prensa, que revela la
marginalidad y la pobreza que padecen millones de sus ciudadanos.
Páginas digitales y medios alternativos se hicieron eco de un hecho insólito:
Cientos de personas pobres esperaban
adquirir comida en buen estado de un supermercado que sería cerrado en
Laney Walker, Augusta, sede del condado de Richmond, en el sureño estado
de Georgia, pero los dueños prefirieron botarla antes que entregarla a
los necesitados.
Los residentes del lugar colmaron el
estacionamiento con bolsas y cestas con la esperanza de conseguir
algunos de los alimentos para bebés, productos enlatados y no
perecederos, y que el banco SunTrust, dueño de la propiedad, ordenó
cargar en contenedores para tirarlos en un vertedero en vez de
distribuirlos.
El incidente se sitúa lejos de la edulcorada imagen del llamado sueño americano.
“La gente tiene niños aquí con hambre y
sed”, dijo Robertstine Lambert, quien vive en Augusta. ¿Por qué tirar
esto a la basura?, se preguntó en tono de lamento, según se describió en
un reportaje divulgado en la página digital de Global Research.
En Richmond hay cerca de 20 desalojos
por día, y la zona que rodea ese supermercado es una de las más pobres
del estado. Datos actualizados calculan la tasa de pobreza en 41 por
ciento en esa área.
Por ello, muchas personas que estaban
en el estacionamiento del Laney Walker probablemente habían sufrido en
carne propia un desalojo y estaban en necesidad desesperada de la ayuda
alimentaria.
En una sociedad capitalista, el motivo
detrás de la producción de alimentos no es para satisfacer este
derecho, la vivienda no está hecha para dar cobija ni la ropa para
mantener el calor, y el cuidado de la salud no se ofrece principalmente
para que haya personas sanas, destacó el reportaje.
“Todas estas cosas, que son y deben
considerarse como derechos básicos, no son más que productos básicos que
se compran y se venden, para obtener un beneficio. Si el beneficio no
se logra, por lo general debido a la sobreproducción en relación con el
mercado, el producto es considerado inútil por el capitalista y lo
destruye”, enfatizó el trabajo de Global Research.
Para estas instituciones, las cuales
han hecho sus ganancias a través de los desalojos y las ejecuciones
hipotecarias, no es sorprendente dejar a la gente mirando con
incredulidad con las bolsas vacías, mientras la comida que podría
alimentar a múltiples familias era arrojada a un vertedero.
Y esta historia no es una excepción.
La vida en los barrios más pobres de Estados Unidos es sumamente difícil
y tiende a empeorar, expresan defensores de los derechos humanos.
Debajo de Kansas City, la Policía
descubrió en abril unos profundos túneles donde vivía en carpas un grupo
de personas sin techo, a quienes desalojó debido al “entorno inseguro”.
En 2010 salió a la luz que alrededor de 1 mil personas sobrevivían a lo
largo de 321 kilómetros de túneles, ubicados debajo de las calles de
Las Vegas.
Por su parte, las autoridades de Nueva York intentan expulsar de manera periódica a las personas (conocidas como gente topo) que buscan cobija en los pasadizos debajo de la ciudad.
Pese a ejemplos como éstos, el
gobierno de Estados Unidos, que encabeza Barack Obama, sostiene que la
recesión en el país terminó y las cosas mejoran, aunque no con la
celeridad esperada.
La
página digital Prensa Internacional Alternativa subrayó que los nuevos
índices de pobreza en la norteña nación se elevaron de forma abrupta en
los últimos 5 años.
Estadísticas publicadas en The Wall Street Journal
muestran que la pobreza se extiende a todo el territorio nacional; el
número de personas que reciben cupones de alimentos se ha elevado a un
récord de casi 50 millones de estadunidenses.
De otro lado, en septiembre de 2011,
la Oficina del Censo reveló en su informe anual de la pobreza que 46.2
millones de personas –o lo que es lo mismo, aproximadamente uno de cada
siete estadunidenses– eran pobres en 2010.
Los números se dispararon de forma brusca en comparación con el año precedente, que era de 43.6 millones.
Aunque debido a la recesión (de 2008 a
la fecha) ha aumentado el número de pobres, los altos índices de este
sensible indicador son anteriores a esa coyuntura económica.
Los expertos aseguran que más que
alarmantes, éstas son cifras esperadas pues la pobreza siempre aumenta
en tiempos de recesión, y ésta ha sido la más profunda y extensa desde
la Gran Depresión de 1929.
Mientras, el número de habitantes sin seguro médico supera los 50 millones de personas.
Entretanto, la tasa de desempleo está
en 7.5, la cual no obstante haber descendido 0.4 puntos porcentuales
desde el principio del año, sigue en niveles altos. Ello significa que
aún 11.7 millones de ciudadanos están sin un puesto laboral.
Sheldon Danziger, director del
National Poverty Center (Centro Nacional de la Pobreza) de la
Universidad de Michigan, dijo a la BBC Mundo que los índices de pobreza
en Estados Unidos son mayores que en Canadá y algunos países del norte
de Europa.
Entre otras razones –apuntó–, porque
las políticas sociales hacen muy poco por aumentar los salarios de los
trabajadores en épocas de bonanza económica o para ayudar a los
desempleados durante las recesiones.
En marzo pasado entraron en vigor los recortes al presupuesto por 85 mil millones de dólares, lo que obligó a la Casa Blanca a podar
programas sociales de ayuda en especial a personas en situación de
pobreza extrema, incluyendo disposiciones relacionadas con la vivienda,
la educación preescolar y los beneficios nutricionales.
Por eso muchos opinan que el sistema
es tan complejo y perverso que no hay manera de cambiarlo desde arriba.
Las reformas de la administración demócrata de Barack Obama no tienen la
intención ni serían capaces, si la tuvieran, de reestructurar el
sistema en sus bases.
Fuente: Contralínea 340 / junio 2013
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