A quienes opinan que AMLO es un revoltoso, ambicioso de poder, habría que contestarles que si eso fuese cierto ya sería presidente electo por una mayoría abrumadora y ni estaríamos defendiendo la democracia porque para bien o para mal habría sido electo democráticamente y sin causarle problemas a nadie. Es precisamente el que no sea una persona que quiere el poder por el poder por lo cuál estamos en esta lucha.
Si cuando hace dos años que tenía una aceptación del cincuenta y tantos por ciento hubiera negociado con la cúpula del poder, hubiera ganado las elecciones con amplísimo margen, y la oligarquía mexicana estaría legitimándolo con singular alegría por no haber tenido que invertir tantísimo dinero en una campaña que apoyara a un mequetrefe como Calderón. Si AMLO hubiera sido un corrupto con el puro deseo de ser presidente, pues con menos de la mitad de lo que se ha gastado hubiera sido más que suficiente.
Pero como es un político con principios y convicciones que aspira más que al poder a la justicia social del país, entonces tuvieron que invertir una barbaridad en configurar la excesiva propaganda de desprestigio en la que cayeron los que no saben que son principios ni tienen la inteligencia ni la sensibilidad de reconocer la decencia cuando la tienen enfrente porque quizás nunca la han conocido en sí mismos ni en quien los rodea.
A estas alturas estoy convencida de que quien no ve en AMLO, la honestidad, la valentía y la buena voluntad, algo torcido debe tener en el fondo. No es que esté por la polarización de los buenos y los malos, ni que caiga yo en un maniqueismo irracional, pero ya me cansé de estar disculpando a los panistas con razonamientos de que por su ignorancia o que porque les lavaron el cerebro se volvieron sus acérrimos enemigos, cuando nunca les ha hecho nada de malo y sí de bueno en mayor o menor grado como gobernante. De manera que sí, de una manera u otra les digo a la gente que apoya a Calderón que algo tienen que no les está funcionando el criterio. Tampoco quisiera decir que todos los que apoyan a AMLO son unos santos, dentro de ellos habrá algunos a quienes sólo mueve el resentimiento social y no la admiración por un hombre de principios, pero da cierta confianza que de inicio lo apoyen. Queda la esperanza de que después con el discurso de AMLO, reiterativo y didáctico, sobre principios, valores y conocimientos históricos los vaya formando y orientando política y moralmente mejor. Sin embargo, los pobres panistas que obsesionados porque ven en AMLO a Hitler o a un enfermo, no quieren ni escuchar, pues ni como ayudarles, están perdidos. Creo que ésos, si acaso, podrán ir aprendiendo muy poco a poco sin que se les presione para que escuchen porque además se ponen como locos furiosos cuando se les trata de informar y empiezan a decir una bola de sandeces totalmente irracionales que nada tienen que ver con la realidad, o cuando logremos que ocupe la silla presidencial y empiecen a ver que no les va a quitar sus casas ni se va a comer a sus niños y que en cambio nuestro país entra por la ruta correcta.
Por último, habría que preguntarles a los panistas qué opinan de los estadounidenses que dicen que les da vergüenza no ser mexicanos porque nosotros sí protestamos ante el fraude y ellos no tuvieron la valentía de hacerlo. Resultado: están metidos en un berenjenal bélico y su economía está pasando por los peores momentos. A lo mejor algo les mueve ya que son por lo general fans de los gringos, vaya usted a saber.
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1 comentario:
Habrá adversarios con quienes no se puede discutir, pero con otros sí se podrían usar las palabras que tú usas en este texto.
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