Sique
Evidentemente cuando hablamos de la obsesión de los simpatizantes del PAN no nos estamos refiriendo a Felipe Calderón (se hubiera dicho Calderonistas y de ésos no hay). A ellos les tiene absolutamente sin cuidado ese chaparrito, peloncito de lentes. Lo cual está perfectamente justificado, es un pobre mequetrefe o pelele (AMLO dixit). Desde que terminó la elección, este hombrecito no les ha dirigido la palabra, ni falta que hace, fuera de repetir hasta el cansancio tres o cuatro frases sin sustento como: “manos limpias”, “empleo y competitividad”, “mano firme”, “yo gané”… o de, últimamente, copiar algunas del que es un “peligro” para México como “combate a la pobreza” y “desigualdad social”, no tiene que decir. Se la ha pasado de vacaciones o en reuniones con los altos jerarcas del poder económico o con cuatro o cinco de los integrantes de su partido, a puertas cerradas y entrando y saliendo por las de atrás con fuertes operativos de seguridad para no enfrentar a los ciudadanos. No sé de qué tiene miedo, ¿tiene miedo de las pancartas?, ¿de las voces de voto por voto…? La sociedad no le va a hacer nada fuera de eso, sabe que él no es el único responsable de nuestra crisis política, económica y social, que él es sólo una figura que gráficamente representa la corrupción, la mediocridad y la fantochería pero que en realidad es un granito de arena de la verdadera fuerza de los enemigos del pueblo. Como decía, ni una palabra ha dirigido al grueso de sus seguidores, siendo que sólo una minoría pertenece a la clase alta, la mayoría deviene de las clases medias o bajas y ellos no cuentan dentro de sus planes, sólo fueron utilizados a base del miedo para que votaran por él, y como ya sabíamos fueron olvidados tan pronto como depositaron su sufragio en la urna. Todavía hay muchos a quien se les debe lo que se les prometió a cambio de ello y más vale que se vayan olvidando de dicha promesa porque no serán recordados nunca más.
Con quien los simpatizantes del PAN están obsesionados es con Andrés Manuel López Obrador, él sí los prende, el “peligroso”, el “loco”, el “revoltoso”, el que “no sabe perder”, el “enfermo de poder” “el mesiánico” o a quien quieren exiliar. Recuerdo que el 3 de julio cuando Felipillo se autoproclamó ganador, el entusiasmo de sus seguidores aludía a la derrota de AMLO, no al triunfo de su candidatito; no les emocionaba que el pillo hubiera ganado sino que “el monstruo” hubiera perdido. Hay una mezcla de emociones con respecto a su figura, por un lado le temen y por otra, lo atacan y se burlan exhibiendo su ignorancia en conexión con los medios. En oficinas gubernamentales de la administración foxifascista el tema de AMLO es frecuente, así como en las de la iniciativa privada. En los hogares o en las reuniones familiares de panistas se habla de AMLO y sólo por referencia de FECAL.
Igual pasa con los lopezobradorcistas, su obsesión es AMLO. Cuando el 3 de julio se proclamó el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, la alegría era provocada por el triunfo de él, no por la derrota del adversario. AMLO se ha reunido con millones, al aire libre, sin gran operativo de seguridad, ha ido a Chiapas y no de vacaciones, a trabajar, está en el podio a la vista de todos, lo vitorean, le entregan su corazón y su destino. Él es el caudillo, el de la autoridad moral, el político honesto, valiente, inteligente y trabajador que diariamente se dirige a sus seguidores, los conoce, les informa, les explica, los anima, los orienta, duerme con ellos en el plantón y les dice que los quiere. Las familias y las reuniones con lopezobradorcistas no están tamizadas por el odio o por la burla sino por el amor, por la admiración, por la confianza en él, están informados, saben lo que ocurre a pesar de la desinformación de los medios y contrastan sus virtudes y su fuerza con los defectos de todos sus adversarios, no es sólo FECAL, es Fox, es Martha, es la Vázquez Mota, Nava, Mouriño, Martínez Cázares, Azcárraga, Salinas de Gortari, Claudio X. González, Roberto Hernández, Salinas Pliego, Fernández de Cevallos, Molinar Horcasitas, Ugalde, Gordillo, etc… etc… etc… El gigante de AMLO contra el titipuchal de enanos.
AMLO, el amado y el odiado.
¿Cuántas libros de historia se dedicarán a AMLO, cuántos a Calderón? Algunos escépticos e intelectuales dirían que lo más sano mentalmente, concepto enormemente cuestionable, o lo más sensato (término ambiguo) es ser objetivo (¿existe la objetividad?), no apasionarse ni en un sentido ni en otro. Puede que tengan razón, pero poca, porque ¿perder la oportunidad de disfrutar la pasión, ¡y en política!? De esas oportunidades casi no hay en la vida de un ser humano. Lo que sí hay es diferencia entre una obsesión y otra, es decir, hay de obsesiones a obsesiones, prefiero la mía, es más disfrutable:
¡Viva Andrés Manuel López Obrador!
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