Sique
En 1988, cuando andaba yo, como ahora, convenciendo a la gente de que teníamos la opción de salir de la dictadura de partido que nos tenía sometidos, me ocurrió algo que he tenido muy presente y que tiene que ver con la formación e influencia priísta que aún aqueja a los mexicanos: estaba en una gasolinera y hablaba con el empleado sobre la situación política y la alternativa que presentaba entonces Cuauhtémoc Cárdenas (las vueltas que da la vida) y el empleado me dijo. “Yo no voy a votar por un tipo que patea el pesebre que le da de comer”.
Es obvio, pero quisiera que no lo olvidáramos, que el priísmo es toda una idiosincrasia que ha modelado nuestra personalidad y nuestras vidas y que la única forma de cambiarla es estando consciente de ello. El hecho de que nuestro voto no haya contado nunca porque el gobierno era quien determinaba al próximo gobernante provocó en todos una auto-devaluación, porque ello significa que nuestra voz no se oye, que nuestro deseo no influye en las decisiones que nos afectan. Y esta devaluación incluye el que perdamos noción de nuestros derechos y creamos que lo que se nos otorga no es un derecho, que no lo merecemos, que es una dádiva.
La expresión de aquel empleado supone que es el patrón el que te hace el favor de darte un trabajo y, por ende, el que te da de comer. Es decir, no se contempla que el ciudadano tiene derecho a trabajar y que quien pone comida en su mesa es él mismo porque ésta es producto de su esfuerzo y su trabajo. El patrón siente lo mismo. Una vez discutí con un socio porque al estar defendiendo el derecho de uno de nuestros empleados me dijo que éramos nosotros quienes le dábamos de comer a sus hijos y recordé aquel empleado de la gasolinera. Desgraciadamente, ese empleado y ese patrón estaban de acuerdo para infortunio de ambos.
Esta es una idea totalmente equivocada que muchos mexicanos tienen introyectada en el fondo de su mente y su corazón. NO, NO, NO. Somos cada uno de nosotros los que nos damos lo que tenemos cuando lo trabajamos, nadie nos da nada, así como el gobierno tampoco nos da nada, todo lo que recibimos es gracias a que nosotros hemos pagado por ello. Nuestra lealtad debe estar con nuestros principios éticos y con nuestras convicciones. La definición de lealtad en el diccionario es:
Lealtad.- 1. Cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien. 2. Amor o gratitud que muestran al hombre algunos animales, como el perro y el caballo. 3. Legalidad, verdad, realidad.
Por tanto, la lealtad es un sentimiento que emerge de ideas éticas, y sólo en el caso de los animales alude a otro ser. Es decir, los gobiernos priístas nos trataron como animales, nuestro voto no contaba porque los animales no votan, y les debíamos lealtad porque para ellos éramos como animales. Por eso ahora, los que queremos ser tratados y respetados como ciudadanos nos llaman renegados o revoltosos.
Pero lo más importante que quisiera señalar a aquellos que sienten que porque trabajan en una empresa no importa que tan ilegal, que tan mentirosa o explotadora sea ni que tan deshonrosas son las actividades que lleva a cabo, deben ser “leales” haciéndose cómplices de sus fechorías, están equivocados. Ustedes deben ser leales a principios éticos y defender las causas nobles por el bien de ustedes mismos y sus familias. Una cosa es trabajar en una empresa porque en base a su trabajo van a satisfacer sus necesidades económicas, y otra muy distinta es confabularse haciéndoles el trabajo sucio. No olviden que ustedes también son sus víctimas.
Los mexicanos tenemos que recuperar y luchar por el respeto a nuestra dignidad, palabra que significa: cualidad de digno, excelencia, gravedad y decoro de las personas en la manera de comportarse; y ser hombres y mujeres dignos, digno significa: merecedor de algo.
Los mexicanos merecemos ser libres, que se nos respete y que se nos trate con justicia. Así que invito a la reflexión de estas ideas a todos aquellos que aún tienen resabios para unirse al movimiento por la democracia y se dan cuenta de que el PRI y el PAN se están oponiendo a ello pero sienten que serían "desleales" si no los apoyan. No tienen que dejar sus trabajos, pueden apoyar de muchas formas, no tengan miedo, más temprano que tarde nuestro movimiento va a triunfar, porque tenemos la razón, y piensen lo satisfactorio que será haber contribuido a una causa noble que finalmente también va a beneficiarlos a ustedes y sus familias en sus garantías individuales y en su economía.
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