jueves, septiembre 07, 2006

La envidia no se cura con Prozac, Mr. Fox.

REFORMA.

Guadalupe Loaeza.

Una elección en riesgo.

"No se la va a acabar...", comentaba Vicente Fox, cada vez que podía. Lo decía despacito para que se lo grabaran muy bien todas y todos sus interlocutores que querían escucharlo. Lo que llamaba particularmente la atención era que su obsesión por aniquilar a su adversario, la hacía pública, y directa. "A ver, a ver... ¿de dónde saca tanto dinero para dobles pisos y pensiones para los viejitos...?", preguntaba sin poder ocultar su aversión. "¿Por qué lo quieren tanto si es un populista, un demagogo...?", se preguntaba el Presidente en voz alta en reuniones con artistas e intelectuales sin poder ocultar un rictus de envidia en la comisura de los labios. "No, no se la va a acabar...", volvía a decir como hablando para sí, como si en esos momentos estuviera maquinando algún plan malévolo.

¿Cómo era posible que un presidente de la República se expresara de ese modo tan amenazante al referirse al entonces jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador?

Este odio acompañado siempre con este tipo de expresiones comenzó a traicionar a Fox desde mucho tiempo atrás, incluso antes del desafuero. Por lo general siempre las hacía o frente a periodistas o ante los funcionarios de su partido. Con el tiempo, su deseo de destruir a López Obrador se le fue convirtiendo en una verdadera manía. Lo más llamativo de todo era que la mayor parte de su gabinete adoptó el mismo odio. "¿Cómo que va a construir un segundo piso? Entonces, ¿quiere decir que López Obrador se va a lanzar como candidato a la Presidencia? No lo podemos permitir...", opinaban burdamente algunos de sus secretarios más a partir del primer semestre de 2003.

En otras palabras, una de las principales consignas del gabinete foxista, siempre fue acabar, a como diera lugar, con Andrés Manuel López Obrador. No hay duda de que el desafuero fue la evidencia más clara. Pero como finalmente y a pesar de todo AMLO fue elegido por su partido como el candidato de la coalición "Por el Bien de Todos", entonces se tuvo que recurrir a otras estrategias: atacarlo desde la Presidencia.

Por ejemplo, el 4 de diciembre del 2003, Fox hizo la siguiente declaración: "Con conocimiento de causa, yo pudiera señalar las enormes cantidades de basura que hay en las calles y en los parques de la ciudad de México, de la inseguridad que hay en esta ciudad, uno de los índices delictivos más altos que hay en el país". Diez días después de nuevo otro ataque: "No vamos a aceptar propuestas populistas, propuestas que no están bien estructuradas, propuestas que no tienen solidez y que no respaldan el crecimiento económico y la generación de empleo, o propuestas que no generen los recursos suficientes para la educación, para la salud...", bla, bla, bla...

A partir de esas fechas, no había día en que Fox no hiciera alguna referencia negativa respecto a la forma en que el Distrito Federal era gobernado.Es evidente que cuando empezó formalmente la campaña presidencial (19 de enero del 2006) los ataques por parte del Presidente se fueron intensificando. No le paraba la boca, no había manera de callarlo, era una verdadera tarabilla.

Por ello no sorprendió que entre "las irregularidades" que encontró el Trife, en la que más hizo hincapié fue precisamente en el comportamiento de Fox. "Las declaraciones del Presidente de la República, Vicente Fox Quesada, se constituyeron en un riesgo para la validez de los comicios". ¿Por qué hasta ahora se reconoce este comportamiento tan indebido? ¿Cuál es el castigo que merecería? ¿Cuál la pena? ¿Cómo puede determinarse realmente el daño que causó? ¿Por qué el IFE nunca lo paró?

A juicio de los magistrados, las maneras "indirectas y metafóricas" a las que recurría Fox para referirse a AMLO "pudieron haber sesgado a los electores". Y claro que los "sesgaban" si venían de la boca del Presidente. ¿Cuántas veces dijo expresiones como: "más vale paso que dure y no trote que canse"? ¿Cuántas veces no habló de "cambiar de jinete, más no de caballo"?No hay duda de que la actitud del Presidente y la obsesión por aniquilar a AMLO dio luz verde tanto para la realización de la campaña sucia (de odio, como diría Monsiváis) como para la propaganda que organizó el Consejo Coordinador Empresarial.

El martes precisamente Carlos Loret de Mola entrevistó a José Luis Barraza. Después de que el entrevistador le comentó que el Trife los había señalado por cometer una violación a lo dispuesto en normas de orden público con la transmisión de la "propaganda negra" concretamente contra AMLO, el presidente del Consejo dijo que ellos no habían cometido ningún acto ilegal. "Entonces, ¿lo volverían a hacer? ¿No se arrepiente?", le preguntó Loret de Mola. "No", dijo tajante Barraza. ¿Cómo se iban a arrepentir los empresarios si seguramente tenían la venia del Presidente? ¿Cómo se iban a arrepentir si habían logrado su objetivo a pesar de haber incurrido en una ilegalidad?

Los veo perfecto. Sí, veo perfecto a los empresarios reunidos en la oficina de Fox maquinando las estrategias de la propaganda negra.Ahora que el Trife ya dio su veredicto ¿de qué serviría amonestar al Presidente o al Consejo Coordinador Empresarial cuando el daño ya está hecho? Han de estar muertos de la risa. Ellos, ya se salieron con la suya.

Llama la atención asimismo que los siete magistrados hubieran estado de acuerdo en avalar el triunfo de Calderón, ¿por qué no hubo ni una sola voz disonante? ¿Porque entre ellos querían protegerse? O ¿porque llegaron a un acuerdo más político que jurídico? Ciertamente los resultados serán inatacables, pero ciertamente no producen certeza. ¿Cuántas irregularidades habrá en todas esas casillas que no se abrieron? Como bien se ha dicho en estas mismas páginas: "Se cumplió con la legalidad, falta atender la legitimidad".

"No se la va a acabar...", podríamos decirle ahora a Vicente Fox, después de estas elecciones tan poco transparentes. Pasará a la historia, sí, pero como un Presidente que puso en riesgo la validez de la elección presidencial del 2 de julio del 2006. No, no se la va a acabar...

Comento: Ahora queda claro que por más Prozac que engulla el traidor, la depresión no se le va a quitar nunca porque viene de la profunda envidia que le ha tenido a AMLO... Y más que le va a tener... "No se la va a acabar". Mientras más queremos a LÓPEZ OBRADOR más crece nuestro desprecio a fox.

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