Por Enrique Cisneros
Sin lugar a dudas Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón son los responsables de los bombazos que antenoche estallaron en la Ciudad de México. Esas acciones, que en este caso no fueron reacciones desesperadas sino actividades de respuesta al cinismo y cerrazón de un gobierno que va orillando a la población a tomar acciones contundentes, han puesto a pensar a sectores importantes de la clase dominante.
Fox es uno de los responsables porque deliberadamente dejó crecer el conflicto de Oaxaca para usarlo como factor de negociación política, aunque poco a poco se le fue revirtiendo; y cuando la presión popular le exigió que interviniera, con un cinismo inaudito afirmó que él ya había cerrado el chamgarro presidencial: “que ya había bajado la cortina”
Esto fue acompañado de asesinatos impunes, detenciones arbitrarias e ilegales, torturas, descalificaciones, en fin, Vicente Fox es responsable de que empiecen a accionar grupos que no están dispuestos a soportar estas burlas y que están preparados para responderle en el terreno militar.
Y se vuelve a equivocar Vicente Fox y sus medios de comunicación si tratan de cargarle la responsabilidad al movimiento social, para tener un pretexto para reprimirlo más intensamente. Esta versión de que las acciones militares realizadas por grupos guerrilleros van contra las organizaciones populares son tesis oficiales o de analistas (aún bien intencionados), que ignoran el desarrollo de la organización del pueblo.
No es una novedad que conforme las fuerzas oficiales cierran los canales de participación política, los trabajadores van abriendo espacios, incluyendo algunos donde hay cierto nivel de confrontación, como está sucediendo en Oaxaca. Con esto se van fortaleciendo los grupos sociales que amplían su capacidad de autodefensa.
Pero también, cuando el Estado persiste en su cerrazón (como ha sucedido con el foxismo), se van fortaleciendo grupos armados que pueden pasar a estructurar paulatinamente los ejércitos populares. Esto es lo que está fomentando Vicente Fox con su cerrazón, y desde luego, Felipe Calderón quien tras bambalinas sigue probando su prometida “mano dura”, yunquista.
Porque atrás de lo que sucede actualmente en Oaxaca está la mano de Calderón y sus asesores ultraderechistas, quienes el 3 y 4 de mayo reprimieron en Atenco, para que la clase dominante se diera cuenta de cual era su oferta política. Quiso Calderón repetir la dosis en Oaxaca pero el pueblo asimiló la experiencia de Atenco y le contestó de manera más contundente. En ese medir de fuerzas, Fox y Calderón metieron a la PFP y fueron derrotados, pero como persisten en violentar los derechos del pueblo, han creado las condiciones para que accionen los grupos guerrilleros.
Ellos son los responsables. Que luego no se quejen. En eso han sido claros los grupos que asumieron la responsabilidad de los bombazos.
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