domingo, noviembre 26, 2006
Programa de gobierno
Gerardo Unzueta
Un plan de acción, eso es lo que en realidad presentó López Obrador el lunes 20 en el zócalo. Y ése es su mérito. En una situación en que ignoramos lo que propone y por lo que pugnará quien está a punto de ser catapultado hacia la silla sin programa ni compromisos (sólo adivinamos amenazas), una elaboración ciertamente elemental, pero comprensible, crea una nueva situación: ante el país están planteados 20 puntos en que se despliegan objetivos inmediatos y de mediano plazo junto a métodos de lucha -ya no simple resistencia- para alcanzarlos desde una posición de legitimidad.
Tiene otra característica el documento: su presentación ante una multitud reunida en el zócalo y calles aledañas, pues es bien sabido que los convencionistas (un millón 200 mil) no caben en la plancha y las grandes avenidas que la circundan. La tecnología -para algo útil sirvió- por medio de pantallas y aparatos de sonido llevó el mensaje a los miembros de la CND y al activo que los rodea.
Esta última característica, propia hoy de la respuesta a las convocatorias de El Peje, es un hecho que pone en predicamento a los encuestadores de todas marcas que registran el "constante descenso" de la popularidad y la audiencia del dirigente. "¿Cuándo -reflexionarán perplejos- dejará de reunir asambleas que nadie, ni con acarreos, puede concentrar en México?", asambleas activas que escuchan, corean y votan propuestas.
Decíamos que los 20 puntos plantean objetivos inmediatos y otros de mediano plazo. Entre los primeros están: devolver a la leche Liconsa el precio de 3.50 pesos, demandar la apertura de los medios de comunicación a todas las expresiones, una política que genere empleos en México y frene la migración, así como defienda a nuestros compatriotas de la violación de sus derechos en Estados Unidos; defensa y solidaridad con el pueblo de Oaxaca y destitución del sátrapa Ulises Ruiz; proponer un presupuesto para 2007 que oriente el gasto a la educación, la salud, la creación de empleos y el bienestar de la población; impedir que en 2008 se aplique la cláusula del TLC -libre importación de maíz y frijol- que llevará a ruina a millones de familias campesinas. Apoyo a la campaña a favor de un salario justo y digno para los trabajadores del campo y la ciudad, asignación de pensión universal a los adultos mayores, discapacitados y madres solteras, cumplimiento de los acuerdos de San Andrés Larráinzar a favor de los pueblos indios, apoyo a los habitantes de colonias y barrios sin servicios y créditos baratos para vivienda.
Junto a estas, otras de mediano plazo: el establecimiento de precios competitivos para bienes y servicios que en México nos cuestan el doble o el triple que en el extranjero, creación de una comisión de la verdad que investigue los fraudes del rescate bancario (Fobaproa-IPAB), de las carreteras, de la banca de desarrollo y en los ingenios azucareros.
Y finalmente tres propuestas decisivas: la lucha por la libertad y la democracia sindicales, la defensa de la educación gratuita para todo el pueblo y el impulso a un proceso de renovación de las instituciones públicas llamando -en palabras de AMLO- "a un debate nacional y promoviendo un plebiscito para la elaboración de un nuevo marco constitucional".
Un proyecto así no es tarea de un solo hombre. "Por eso propongo -dijo Andrés Manuel- que el gobierno legítimo sea el pueblo organizado"...
Analista político, miembro del PRD
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