Carlos Fernández-Vega
En medio de cortes y recortes presupuestales a la educación, y mientras tirios y troyanos se jalonean los escasos recursos públicos ante el incumplimiento, de entrada, de los compromisos calderonistas de campaña, surge rozagante, boyante, insultante, el jugoso negocio bancario trasnacional instalado en México: 49 mil 136.5 millones de pesos en utilidades netas, libres de polvo y paja, en los tres primeros trimestres del año, un incremento de 36.23 por ciento con respecto a igual periodo de 2005, que podrían llegar a 66 mil millones en todo 2006.
Los mexicanos pagan puntualmente, quiéranlo o no, el atraco del Fobaproa (como lo hacen desde 11 años), mientras las instituciones bancarias que operan en el país no sólo "cerraron el capítulo del rescate" (Manuel Medina Mora dixit), sino que se pavonean: de enero a septiembre de 2006, obtuvieron ganancias netas por 49 mil 136.5 millones de pesos, o lo que es lo mismo 136.5 millones de pesos diarios, 5 millones 687 mil 500 pesos por hora, 94 mil 791.66 mil pesos por minuto o casi mil 580 pesos por segundo, incluidos sábados, domingos y días festivos. Y falta el cierre de año.
Por cierto, al presupuesto de la Universidad Nacional Autónoma de México, nuestra máxima casa de estudios, el mini inquilino de Los Pinos le recortó 900 millones de pesos, un monto que la banca trasnacional que opera en México obtiene, vía utilidades netas, en seis días, 14 horas, 24 minutos y 30 segundos.
Felipe Calderón dijo SÍ en campaña, pero ordenó NO ya en el gobierno, y le recortó 4 mil 500 millones de pesos al presupuesto educativo, cuando se comprometió a incrementarlo. Ese monto, que para efectos de la educación en México es vital, lo obtuvieron las trasnacionales bancarias que operan en el país en poco menos de 33 días.
Son los mismos bancos que todavía adeudan al fisco más de 18 mil millones de pesos en impuestos "diferidos", (causados, pero no enterados; 77 por ciento de ellos, casi 14 mil millones, corresponden al español BBVA-Bancomer y al estadunidense Citigroup-Banamex), los cuales debieron ser pagados, "a más tardar", en 2003, de acuerdo con el "reglamento" y calendario que el propio gobierno federal les "impuso" en septiembre de 1999, cuando José Angel Gurría hoy al frente de la OCDE despachaba como secretario de Hacienda con Ernesto Zedillo.
Aunque la práctica de "diferir" el pago de impuestos fue autorizada en 1995 por el gobierno zedillista, tras el estallido de la crisis y la quiebra bancaria, tal reglamentación sólo se estableció el 21 de septiembre de 1999, con la firma de Gurría al calce, y ella precisaba: "cuando los bancos tienen pérdidas fiscales o excedentes de provisiones para cartera mala que rebasan el tope fiscal se genera un derecho para reducir en el futuro el pago de impuestos al gobierno federal. Este activo se podrá amortizar cuando, al generar utilidades, tengan que pagar impuestos, y en lugar de tener que desembolsar efectivo utilicen la cuenta de impuestos diferidos. Es así que el valor de este activo esta condicionado a la futura generación de utilidades". Y el calendario marcaba el final de 2003 para saldar los adeudos fiscales de tal naturaleza.
Del año 2000 al cierre de septiembre pasado, la banca que opera en el país ha reportado, oficialmente, utilidades netas acumuladas cercanas a 190 mil millones de pesos, un monto 11 veces superior al subsidio fiscal que, vía impuestos "diferidos", les mantiene, incólume, el gobierno federal. Tres años después del "plazo fatal" que les "impuso" la Secretaría de Hacienda, adeudan poco más de 18 mil millones de pesos. En dicho periodo, las ganancias netas se incrementaron 500 por ciento.
La concentración es parte del negocio. De esos 190 mil millones de pesos, más de 54 por ciento (103 mil millones) corresponden a dos bancos trasnacionales: BBVA-Bancomer y Citigroup-Banamex, cuyas utilidades netas acumuladas resultan 7.35 veces superiores a los 14 mil millones de pesos en impuestos "diferidos" que no han pagado al fisco, con todo y "reglamentación" y "calendario" (no se consideran los "ahorros" fiscales por la compra-venta de Bancomer al BBVA y de Banamex a Citigroup).
Entonces, los legisladores que "intentan" aumentar en 15 mil 500 millones de pesos el amputado presupuesto educativo para 2007 que envió el inquilino de Los Pinos, de acuerdo con lo dicho por el presidente de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, ya no tiene que buscar más ni exprimir a los causantes cautivos: la banca trasnacional adeuda 18 mil millones de pesos en impuestos "diferidos" que tendría que haber saldado desde 2003 , con lo que la educación pública obtendría el monto por ellos estimado, y un poco más. Es la misma banca que con más de 49 mil millones en utilidades netas obtenidas en nueve meses de 2006 se niega no sin el amparo gubernamental a pagar de inmediato sus adeudos al fisco, mientras el jaloneo por el presupuesto de egresos sube de tono.
Las rebanadas del pastel
Si las utilidades bancarias crecen como la espuma, otros indicadores de primera importancia caen. Un funcionario de la Secretaría de Educación del gobierno potosino, que pide el anonimato, reseña lo siguiente: "en el ciclo escolar 1999-2000, a nivel nacional, de cada 100 alumnos egresados de bachillerato, 87 lograban ingresar al nivel superior; para el ciclo 2005-2006, según el sexto Informe Presidencial, el indicador de absorción se redujo a 79.9 por ciento. En términos totales, durante la anterior administración federal, el indicador de absorción en educación superior se redujo 7.1 puntos porcentuales. Lo anterior implica que mientras en 1999-2000 eran 72 mil 541 alumnos egresados de bachillerato no incorporados a la educación superior, en 2004-2005 ese número llegó a 149 mil 673, más del doble. Estos son datos duros de los que tanto presumía la anterior administración federal y revelan la grave problemática involucrada".
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