AFP
La Paz, 20 de enero. El gobierno boliviano del presidente Evo Morales, que llega a su primer año este lunes, ha estado marcado por su voluntad de impulsar grandes reformas estructurales, pero a un enorme costo político por las confrontaciones continuas con la oposición de derecha y sectores empresariales.
Morales, quien llegó a la presidencia el 22 de enero pasado con 54 por ciento de los votos, alcanzó un éxito aplaudido de manera unánime cuando recuperó para el Estado los hidrocarburos, firmando para ello contratos con una decena de multinacionales estadunidenses, europeas y de Brasil, principalmente, que tenían el control sobre ese recurso.
En cambio, generó fricciones con sus opositores cuando puso en marcha la reforma agraria en un país en que sólo el 5.7 por ciento de la tierra cultivable está en manos de los pueblos originarios y en la instalación de la Asamblea Constituyente, con que busca refundar el país y que a cinco meses de distancia aún no acaba de arrancar.
El primero de los cinco años del mandato de Morales ha sido criticado en algunos sectores por su cercanía a los presidentes de Cuba y Venezuela, Fidel Castro y Hugo Chávez.
Las críticas también han procedido de Estados Unidos y de algunos de sus aliados europeos, sobre todo en relación con la nacionalización de los energéticos.
Con ayuda de Cuba y Venezuela, Morales implantó un programa que apunta a alfabetizar a 1.5 millones de personas, en su inmensa mayoría indígenas, hasta 2008. También ha desplazado 2 mil médicos cubanos a zonas rurales, donde más de un millón de personas ha recibido atención gratuita, en un hecho sin precedente.
Su cercanía con esos dos países contrasta con las fricciones frente a Estados Unidos, en desacuerdo con su política de aumentar en más de 66 por ciento los cultivos de la hoja de coca legal en el país. Morales, que todavía es jefe de los sindicatos cocaleros y se opone al narcotráfico, quiere industrializar la hoja de coca, tan denostada por Washington.
En un contexto de austeridad, Morales recortó los gastos de la administración pública y los salarios del Ejecutivo, Legislativo y Judicial, para crear desde el Estado nuevos puestos en un país en que la tasa de desempleo abierto oscila entre el 8.5 y 9 por ciento.
Para un gobierno que pareció ahuyentar la inversión extranjera al estatizar de un plumazo el pujante sector del gas y el petróleo, el balance supera las estimaciones más optimistas. No obstante, la oposición y los empresarios insisten en que con sus políticas nacionalistas "han generado incertidumbre en los inversionistas".
La nacionalización de la enorme reserva gasífera de Bolivia se convirtió en el mayor éxito durante el primer año del gobierno, y se constituye en el factor más importante para consolidar una economía fortalecida por factores externos favorables.
Para este año planea estatizar la minería otro de los puntales de la economía criolla , y no descarta avanzar en los ferrocarriles y las telecomunicaciones.
La nacionalización del gas, coronada a finales de octubre con la adecuación a nuevos contratos de 10 compañías multinacionales, asegura a Bolivia millonarios ingresos. Como base del acuerdo, las 10 petroleras que operan en el país aceptaron entregar 82 por ciento de sus ingresos a Bolivia, contra 18 por ciento que entregaban hasta ese momento.
Los acuerdos permitirán al Estado un ingreso inmediato superior a mil 100 millones de dólares, que llegaría a 4 mil millones en cuatro años, contra los 500 que recibía anteriormente. El monto que se maneja permitiría liquidar en cuatro o cinco años la deuda multilateral boliviana, que a principios de 2006 era de unos 4 mil 400 millones de dólares.
A esto se suma que Morales firmó en octubre con su homólogo Néstor Kirchner un contrato de compraventa de 27.7 millones de metros cúbicos de gas diarios a Argentina, que generará a Bolivia cerca de 50 mil millones de dólares en 20 años.
En cambio, no hay acuerdo sobre el precio del gas que se vende a Brasil, el mayor comprador de ese recurso a Bolivia. Pero el presidente Morales acaba de anunciar en la cumbre del Mercosur en Río de Janeiro que Bolivia no seguirá "subvencionando" con gas a Brasil, lo que significa que se tendrá que llegar a un acuerdo en breve.
Todo esto permite que Morales cierre su primer año de administración con una economía boyante, con el PIB que creció 4.5 por ciento en 2006, con el resto de las exportaciones bolivianas franqueando la barrera de los 4 mil millones de dólares y la inflación mantenido a raya por debajo de 5 por ciento, según fuentes oficialistas.
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