Julio Hernández López
El ombudsman oficialista, José Luis Soberanes, anunció ayer que no responderá a quienes objetan o critican sus platillos jurídicos a la carta, pues no quiere comportarse como verdulera. El presidente de la comisión nacional de derechos hortelanos ofende a las vendedoras de verduras (¿podrían esas personas quejarse ante la CNDH por las declaraciones ofensivas de ese funcionario?) y, al mismo tiempo, a todos aquellos ciudadanos que desconfían o abiertamente rechazan el verdoso dictamen (verde olivo) que exculpa a soldados de la muerte de una anciana indígena en Zongolica (si Soberanes acaba defendiendo a los verdes, ¿no será él, más bien, el verdulero?) El soberano ataque de intolerancia se produjo a unos días de que ese gerente de mediatización de inconformidades visite a diputados federales que, afectados del síndrome de la verdulería, quieren discutir con él sobre la ya famosa tesis de la muerte de la señora Ernestina Ascensión por anemia y gastritis.
Harry Soberanes se enojó porque reporteros le preguntaron si es cierto que hace el trabajo sucio al gobierno federal y, como no quiere pasarse las conferencias de prensa usando blanqueadores, anunció que no se va "a poner aquí como verdulera a pelearme por lo que digan o no digan (...) Yo no quiero seguir ya la guerra de declaraciones. Yo lo que tengo son datos duros, pruebas, evidencia científica. Ya no quiero estar con los dimes y diretes y la guerra de declaraciones". (Más Silencio en la plaza; también en la CNDH quieren callarse a conveniencia: atender a la prensa, sí, pero sólo sobre los temas que decida el funcionario o político en turno. ¡El mudo Norberto vive, la CNDH lo sigue!)
Lo hubieran pensado bien y se hubieran callado antes de decir pendejadas, porque ahora el que calla otorga, aquí y en las verdulerías.
En la verdulería del sindicato minero también los decires se han puesto de a peso. Elías, el huerfanito, se queja de manipulaciones institucionales como las que en el pasado lo beneficiaron a él. Dice el entenado sindical de Chente, Abascal y Salazar Sáenz, que la PGR y la Secretaría del Trabajo han actuado de tal manera que lo perjudican a él mientras favorecen a su rival, el líder laboral de cuello blanco, Napoleoncito Gómez Urrutia. No verdulero, sino perdulario (es decir, que pierde las cosas frecuentemente, o que es sumamente descuidado en sus intereses o en su persona) resultaría el siempre muy atildado procurador federal de justicia, Eduardo Medina Mora, pues sus subordinados extraviaron, con un oportunísimo sentido procesal, parte del expediente delictivo de la nota de toma foxista del sindicato minero (perdón: toma de nota: corrección por cortesía del secretario del Trabajo, licenciado -con pretensiones médicas- Lo Sano).
Habrá de colegirse, de esas insinuaciones del despechado líder (de contradictorio apellido Morales), que los Chicos Calderóvar (el cineasta español de nombre Pedro habrá de perdonar) preparan simulacros de fusilamientos judiciales contra el foxismo que fue criminalmente tramposo en tiempos de la cólera minera (y en muchos tiempos y asuntos más). Los veros lectores de estas veredas verdosas tomen nota de los conflictos de intereses que vive el antedicho licenciado Medina Mora, que fue parte de la represión a los mineros cuando era secretario federal de seguridad pública y ahora, desde la PGR, fabrica castigos contra quienes armaron la patraña para imponer al grisáceo Elías Morales que él, el licenciado MeMo, defendió con las armas en la mano. Lo mismo sucede con el caso Atenco que en mayo cumplirá un año y que fue anuncio claro de los ánimos represivos por venir (por cierto, será muy importante que la memoria colectiva no olvide lo sucedido en la toma de Atenco por parte de las fuerzas federales. Violencia institucional extrema que sigue en la impunidad. Retorcimiento de leyes y procesos para mantener en la cárcel o en huida a dirigentes y activistas. Violación de garantías constitucionales y derechos elementales. Los próximos 3 y 4 de mayo habrá movilizaciones y actividades culturales, a un año de la represión augural.)
El país se ve no verde, sino rojo (el tomate, ¿es una fruta, una verdura, o cualquiera de las dos cosas, dependiendo del uso que se le dé?) El mismo día en que el mundo se conmueve por el asesinato de más de 30 jóvenes en el Tecnológico de Virginia, la cotidianidad mexicana suma 21 asesinatos a causa del narcotráfico (a las seis y media de la tarde como hora de corte de esta columna), varios de ellos con mensajes colocados en cuerpos o vehículos usados en los crímenes. Veinte ejecutados en unas horas de un sólo día mientras en Nuevo León un centenar de policías municipales y estatales son detenidos por militares que los consideran sospechosos de estar al servicio de cárteles de la droga.
Ahora sí que entre narcotraficantes, policías y militares te veas ¡Ay nanita! Algunos dirán que López Obrador les da más miedo, porque es mejor perder la cabeza que el botín.
Pero en medio de ese cuadro de desastre aparece una carta como de lotería de feria que dice La Valiente. Es la prima de la esposa del presidente formal del país, Marinela Gómez del Bimbo (su nombre oficial es Mariana Gómez del Campo), que desde su sitial de presidenta del PAN capitalino menosprecia las amenazas de muerte que legisladores del Distrito Federal aseguran haber recibido de un grupo de ultraderecha llamado Guardia Nacional Mexicana por apoyar reformas en materia de aborto. "Yo les diría que no le tengan miedo a los ciudadanos, que no le tengan miedo a las amenazas, que no anden de chillones y chillonas, de chismosos y chismosas", estableció la sexenalmente muy blindada Primera Prima del DF.
Que le mande copia de su dicho a su primo que también anduvo de chillón.
Y, mientras la enjundia televisiva por el asesinato del corresponsal en Acapulco va quedando en la nada, materia ésta en la que también reposan otros crímenes contra periodistas, como la desaparición de Alfredo Jiménez Mota, que era reportero de El Imparcial, de Hermosillo, hasta el 2 de abril de 2005, ¡hasta mañana, cuando este tecleador hablará, a las 12 del día, en el auditorio Miguel de la Torre Carbó, de la Facultad de Estudios Superiores de la UNAM, en Acatlán, con el tema El gazapo agazapado, en el marco de las jornadas universitarias sobre el humor intituladas Me duele cuando me río!
A poco creían que a Televisa le importaba mucho su corresponsal, nada, nada, se sustituye de volada en este país de desempleados, o te la rifas con el narco o te la rifas con los minutemen, da igual...
martes, abril 17, 2007
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