Ciudad de México, 27 de junio de 2007
Servicio informativo núm. 118
Sumario:
I. Anuncia López Obrador la publicación de su libro La mafia nos robó la Presidencia
II. “Hay formas de financiar el desarrollo del país, sin aumentar ni crear nuevos impuestos”, afirma López Obrador
III. Nuestra palabra: Las tareas pendientes de la CND y del gobierno legítimo
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ANUNCIA LÓPEZ OBRADOR LA PUBLICACIÓN DE SU LIBRO LA MAFIA NOS ROBÓ LA PRESIDENCIA
En el marco de su acostumbrada participación en el programa televisivo “La verdad sea dicha”, el pasado martes Andrés Manuel López Obrador anunció que en los próximos días presentará su libro La mafia nos robo la Presidencia, que lleva por subtítulo una frase del presidente Juárez: “sólo le han quitado una pluma a nuestro gallo” y que relata su visión del proceso electoral de 2006 y de sus resultados.
“Les va a gustar porque cuento todo: ¿quiénes fueron los que nos robaron la Presidencia, con nombres y apellidos?, ¿cómo le hicieron?, ¿por qué considero que es una mafia?, doy las razones y, sobre todo, también en el libro está la estrategia que estamos siguiendo”, afirmó el presidente legítimo de los mexicanos.
Al abundar sobre el contenido de La mafia nos robo la Presidencia, cuya edición corrió a cargo de Editorial Grijalbo, López Obrador agregó: “Muestro, con mucha claridad, el hecho de que debemos estar optimistas porque tenemos la razón, porque tenemos autoridad moral, porque somos millones los que queremos un cambio verdadero en nuestro país, mujeres y hombres; más temprano que tarde va a triunfar la causa que estamos defendiendo, que es la causa de la mayoría de nuestro pueblo; le vamos a ganar a la mafia de la política. Vean el libro, les va a gustar”, concluyó.
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“HAY FORMAS DE FINANCIAR EL DESARROLLO DEL PAÍS, SIN AUMENTAR NI CREAR NUEVOS IMPUESTOS”, AFIRMA LÓPEZ OBRADOR
A través del programa de televisión “La verdad sea dicha” —mediante el cual se conoce en todo el país la voz del gobierno legítimo de México cada martes a la 1:30 de la mañana—, Andrés Manuel López Obrador reiteró su rechazo tajante a la propuesta de reforma fiscal que recientemente presentó al Poder Legislativo el gobierno de facto de Felipe Calderón, al tiempo que manifestó las vías alternas que pueden seguirse para financiar el desarrollo del país sin incrementar las cargas fiscales a la población más necesitada.
Por la importancia de conocer de su propia voz las opiniones del presidente legítimo de México al respecto, servicio de noticias ISA transcribe aquí literalmente su intervención televisiva.
Quiero aprovechar esta ocasión para expresar mi inconformidad, mi rechazo a la llamada reforma fiscal que están promoviendo desde el gobierno usurpador. La reforma fiscal no es más que aumentar impuestos y crear impuestos nuevos, que quede esto muy claro.
Esta reforma fiscal es parte de la agenda del Fondo Monetario Internacional (FMI), es una agenda que vienen manejando —lo he venido diciendo— desde hace más de dos décadas; es la llamada reforma laboral, la llamada reforma fiscal y luego quieren la reforma energética, y como tenemos un gobierno usurpador y un presidente pelele, están cumpliendo al pie de la letra las recomendaciones del exterior.
Nosotros no estamos de acuerdo con la reforma fiscal; hay formas de financiar el desarrollo del país sin aumentar impuestos y sin crear nuevos impuestos. Primero, combatiendo la corrupción; es mucho el dinero que se va por el caño de la corrupción, siguen haciéndose grandes negocios al amparo del poder público. Lo segundo, tiene que haber un plan de austeridad, no es posible que siga habiendo gastos superfluos, sueldos altísimos de los altos funcionarios públicos; el pelele de Calderón engañó diciendo que iba a reducir su sueldo un 10%; es de los presidentes en el mundo que más dinero ganan; sigue habiendo mucho derroche, siguen los viajes, se van al extranjero, se llevan hasta el perico, no hay austeridad; no puede haber un gobierno rico con pueblo pobre. En el sexenio de Fox se manejaron 325 mil millones de dólares por ingresos petroleros y ¿adónde fue todo ese dinero?: a la alta burocracia y se fue mucho dinero a unas cuantas manos por el caño de la corrupción.
Ahora resulta que quieren cobrar más impuestos a las clases medias y a los pobres; mi pregunta es ¿qué va a pasar con las grandes corporaciones?, ¿qué va a pasar con Telmex que sólo paga el 6% del impuesto sobre la renta, qué va a pasar con Cemex que sólo paga el 2% del impuesto sobre la renta, qué va a pasar con FEMSA que sólo paga el 2% del impuesto sobre la renta, qué va a pasar con Maseca que paga el 1.5% del impuesto sobre la renta, qué va a pasar con Bimbo que sólo paga el 1.5% del impuesto sobre la renta?
¡Ahora le van a seguir cargando a las clases medias más impuestos, van a seguir exprimiendo a las clases medias!. Nosotros no estamos de acuerdo con eso, hay otras opciones, hay otras alternativas; ojalá que los legisladores del PRD, del PT, de Convergencia, del Frente Amplio Progresista, no entren en este juego y que se expresen en contra, que no se les vaya a hacer el juego al FMI y a los que nada más están pensando en oprimir más a la mayoría de nuestro pueblo.
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Nuestra palabra:
LAS TAREAS PENDIENTES DE LA CND Y DEL GOBIERNO LEGÍTIMO
Dentro de menos de una semana, se cumplirá un año de las elecciones presidenciales que tras su calificación por los órganos electorales y a pesar de multitud de pruebas que le negaban el triunfo, impusieron de facto, mas no de derecho, a Felipe Calderón en la residencia presidencial de Los Pinos.
Si el cálculo del gobierno usurpador era que el descontento social ante el robo perpetrado a la ciudadanía en las urnas se desgastaría paulatinamente, se equivocó; dos contundentes realidades así lo demuestran: por un lado, una errática política del gobierno calderonista ha invalidado todos sus intentos de conquistar la legitimidad social que las urnas le negaron; por el otro, a doce meses, el movimiento de resistencia civil pacífica al que convocó Andrés Manuel López Obrador se ha mantenido activo, alimentando las acciones a las que la Convención Nacional Democrática (CND) ha convocado en distintas ocasiones y, sobre todo, sumándose a las iniciativas que el propio López Obrador, en su calidad de presidente legítimo de México, ha propuesto.
Los fracasos políticos de quien ocupa la silla presidencial son evidentes para propios y extraños. Algunos botones de muestra. El “candidato del empleo” se ha convertido en el “presidente del desempleo”; no lo declaran furibundos lopezobradoristas; lo indican las propias cifras oficiales: según reporta hoy mismo el periodista Carlos Fernández-Vega en su columna “México SA”, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática reportó una tasa de desempleo abierto de 3.23 por ciento, superior a la registrada hace un año; la administración calderonista arroja un total de 242 mil nuevos empleos, 71 por ciento de ellos sólo eventuales. Tales cifras se sitúan muy por debajo de la demanda, por lo que el periodista citado extrae el cálculo de que a ese paso y con la actual política económica, para el 2014 tal vez se puedan cumplir las promesas de campaña de Calderón.
El panorama para las empobrecidas familias mexicanas se completa con escaladas de precios en alimentos básicos, ataques a conquistas laborales a través de la nueva Ley del ISSSTE, como a las pensiones dignas y el servicio médico de calidad, y uso clientelar y partidista de los programas sociales. En resumen, de esta parte de su labor, el gobierno espurio difícilmente puede imaginar recibir la legitimidad no conquistada electoralmente.
Tal vez por eso apostó a garantizar seguridad a los ciudadanos y ganarse su apoyo. Más allá de los espectáculos mediáticos que en cadena televisiva nacional y con lluvias de espots buscan maquillar la realidad, los botones de muestra en este rubro son igualmente elocuentes. En estos días, los rotativos anuncian la perla de las pruebas del fracaso: el “relevo” de 284 mandos policiacos enmarcado en una “estrategia de depuración policiaca”, mientras que el ejército, su otra herramienta para garantizar la seguridad a la población, naufraga entre acusaciones de violaciones a los derechos humanos, como en los casos paradigmáticos de Zongolica, Coahuila y Sinaloa.
En una palabra, las capacidades de Felipe Calderón como gobernante se muestran en proporción directa a su caricaturizada talla física: pequeñas.
Es cierto que en el lado opuesto no se ha sostenido ese ritmo creciente y elevado de movilización social de los meses del plantón en el Zócalo, Madero y Reforma; es cierto que el acoso permanente a Calderón por parte de brigadas de la resistencia civil pacífica ya no es tan frecuente. Pero se equivocarán nuevamente los adversarios del movimiento lopezobradorista si se atreven a festinar que las aguas están bajo control a un año de las elecciones robadas.
Gota a gota, se han ido acumulando fuerzas, esfuerzos y experiencias contra todas las opiniones, contra el cerco informativo de las empresas televisivas y la “gran prensa”, e incluso contra el clima de represión y amedrentamiento generalizado que la militarización del país ha impuesto por órdenes del presidente usurpador; contra todo ello, el movimiento ha logrado sostenerse en pie.
Comparado con otros movimientos semejantes en la historia reciente de México, el que encabeza Andrés Manuel López Obrador ha sabido adoptar las formas que le permiten sobrevivir y crecer. La muy cuestionada decisión de López Obrador de desechar la fácil fórmula de oposición responsable para adquirir la intransigente forma de gobierno legítimo le ha permitido no traicionar a sus seguidores ni claudicar en las pantanosas aguas de la negociación con los poderes de facto.
Tras la expresión combativa de los primeros meses, el político tabasqueño supo ofrecer las opciones adecuadas a sus seguidores: ni el regreso resignado de cada quien a su casa, ni la convocatoria a formar un nuevo partido de oposición (¡uno más!). La propuesta fue, por idealista que parezca, constituirse en gobierno, sin pedirle permiso ni a las instituciones del régimen en decadencia ni a la clase política. Constituirse en gobierno con la Convención Nacional Democrática, con el gobierno legítimo emanado de ella y con la construcción, gota a gota, de la red de representantes de dicho gobierno por todo el país.
Los frutos de esta audaz e inédita propuesta —no nos engañamos— están aún por madurar. Se distinguen sus brotes en la actividad incesante de los núcleos de la resistencia civil pacífica, en el moderado pero sostenido hostigamiento a Felipe Calderón (recuérdese hace apenas unos días su acostumbrada “probada de resistencia” recibida en el Palacio de Bellas Artes), en los numerosos medios de información alternativos que transforman en ecos las voces legítimas de este movimiento: las de sus activistas y las de sus dirigentes.
Se muestran también en la calidez de las ya más de 500 asambleas informativas que ha encabezado López Obrador en lo que va del año, en la afluencia de ciudadanos a las mesas de registro y credencialización de los representantes del gobierno legítimo, en la efervescencia que cada nueva convocatoria de la CND produce; se manifiesta, sobre todo y reiteradamente, en esos Zócalos llenos hasta desbordarse, siempre llenos, a pesar de quienes, también siempre, esperan que la movilización lopezobradorista fracase.
A un año del fraude electoral, ¿el movimiento lopezobradorista debe mostrarse orgulloso y satisfecho? Pensamos que lo primero sí, pero lo segundo no. Como pocos, este movimiento debe sentirse orgulloso de representar en millones de mexicanos la semilla de la esperanza ante el abismo que significan los gobiernos prianistas; orgulloso por gestarse en él una nueva forma de hacer política en la que la ética no sea un contrapeso sino un complemento; una nueva forma de hacer política desde abajo, con los de abajo como basamento y con un programa político mínimo reconocido por millones como la alternativa actual a la propuesta de nación de los de arriba, de los ricos y de los vendepatrias.
Pero satisfechos todavía no, porque los retos y peligros son aún muchos. Es nuestra palabra que el movimiento que encabeza López Obrador tiene enfrente una tarea titánica para dotarse de los ejes de acción política y de las estructuras organizativas que le permitan no sólo mantenerse en pie sino crecer y enfrentarse al gobierno usurpador y a todas sus herramientas represivas, las que sin duda día con día se mostrarán más agresivas.
Los ejes de acción política han sido delineados desde los tiempos de campaña y refrendados en los trabajos de la CND y en los de la propia presidencia legítima; resumidos de manera muy escueta son la defensa de la economía popular y del patrimonio de la nación. Las estructuras organizativas encargadas de ponerlos en marcha son las que aún se muestran precarias. Con frecuencia, dependen en mucho de las estructuras y los recursos del perredismo, y con él de sus años de deformaciones, arteroesclerosis acumulada y guerritas tribales inacabables.
No habrá otra solución a esta dependencia sino el fortalecimiento de lo nuevo, esencialmente de la Convención Nacional Democrática, en su calidad de parlamento representativo de los mexicanos dignos, y del gobierno legítimo de México, en su calidad de red ciudadana de resistencia y lucha, extendida y enraizada por todo el territorio.
Esperamos en el futuro que una y otra instancia, la CND y el gobierno legítimo, fortalezcan sus vínculos, construyan sus estructuras locales, regionales y nacionales, y tomen prevalencia sobre el partido en el actuar cotidiano así como en las empresas de mediano y largo aliento.
Esperamos que la labor de registro y credencialización se vincule cotidianamente a las principales luchas sociales que se oponen a las políticas calderonistas, que quien se opone a la Ley del ISSSTE vea en el gobierno legítimo a su mejor aliado y de manera natural se vuelva representante de ese gobierno; que quien reclama el respeto a los derechos humanos sienta a su lado al movimiento lopezobradorista y de manera natural se convierta en parte de esa amplia red de gobernantes desde abajo.
Esperamos ver a los miembros del gabinete legítimo más activos, más haciendo política desde abajo y, sobre todo, asumiéndose como los primeros custodios de un gobierno que, como el de Juárez en tiempos de la invasión imperial, porta su legitimidad y legalidad más allá de protocolos, cubículos y vestimentas. Que son los primeros siervos de la nación y a sus ciudadanos se deben. Esperamos ver audacia y arrojo en sus acciones, pues la ocasión y el riesgo de perder la patria lo amerita y reclama.
Esperamos que todo esto, lo cotidiano y lo de largo plazo, lo pequeño y lo grande, lo que hace el más humilde activista como lo que hace el máximo dirigente se sepa en todo el mundo. Por ello, esperamos una política de comunicación social de la CND y del gobierno legítimo coordinada, que permita que todos los esfuerzos se concentren sin perder su multiplicidad y riqueza; que se entienda, sobre todo, que el cerco informativo no se podrá romper con acciones rutinarias más acordes con oficinas de prensa de antaño que con un movimiento social en resistencia y lucha.
Esperamos finalmente y por lo mismo, que la CND y el gobierno legítimo dirijan con seguridad y firmeza su voz al mundo, que con audacia y arrojo también, siembren esa voz entre mexicanos y no mexicanos que en otras latitudes escuchan sólo los rumores que los grandes medios quieren que escuchen, para mañana poder cosechar un necesario movimiento de solidaridad con las luchas del pueblo mexicano, a la altura de la solidaridad que nuestro pueblo ha dado a otros pueblos en sus luchas por democracia, justicia y libertad.
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