viernes, junio 29, 2007

La retórica de las reformas fiscales

Carlos Fernández-Vega

No ha existido "reforma" fiscal (léase parche) en el país ni gobierno que la avale que no asegure que el objetivo de su propuesta "son los pobres", "los que menos tienen", "los marginados". La más reciente de ellas, la presentada por la "continuidad", no es la excepción. Promete lo mismo, pero con más drama: con ella, publicita en el mejor estilo lópezportillano, "se pagará la deuda social que tiene el país con los más pobres".

Cuando menos siete "reformas" fiscales, hasta donde da la memoria, se han presentado en las últimas cuatro décadas, independientemente de la tradicional miscelánea reconocida como tal. Todas ellas, palabras más o menos, con los mismos objetivos retóricos (equidad, "lucha frontal" contra la evasión y elusión, justa distribución de la carga fiscal, etcétera), pero lo que es peor, con iguales resultados en los hechos, es decir, contrarios a los originalmente comprometidos.

Toca el turno a quien en campaña se comprometió a "promover adecuaciones legales para que las personas físicas y morales paguen una menor tasa de impuesto sobre la renta y se cuente con un sistema sencillo de pago de impuestos", y que ya sentado en Los Pinos suscribe una "reforma" que no sólo propone la creación de nuevos gravámenes y complica su cumplimiento y pago, sino que a saber con qué calculadora estima en alrededor de 140 mil millones de pesos anuales "la deuda social que tiene el país con los más pobres".

Cuando menos ese es el monto previsto por su "reforma integral" en lo que a incremento de la recaudación anual se refiere, el mismo que se destinaría a cubrir dicha deuda social (según dicen en Hacienda), la cual, en realidad, a estas alturas y dados los destrozos acumulados, no sólo es vergonzosa, sino verdaderamente incalculable.

Con ese dinero "de más" difícilmente se pagará la deuda social, pero sí el que parece ser el verdadero objetivo de la "reforma" calderonista, es decir, cubrir parcialmente las anualidades de un gravísimo problema para las finanzas nacionales y detener el estallido de una bomba de tiempo, con mecha cada vez más corta, que tiene un kilométrico nombre (Proyectos de Inversión con Impacto Diferido en el Registro de Gasto) y que se abrevia así: Pidiregas.

Lo de "pagar la deuda social" es parte del humor negro del discurso calderonista, pero lo cierto es que ganara quien ganase Los Pinos, con fraude o sin él, en las elecciones de julio pasado, el estallido era por demás previsible, porque en el sexenio 2006-2012 se acumula el mayor pago (amortización en intereses) en la historia de los Pidiregas (sin considerar los que se habiliten en la presente administración), que involucra erogaciones casi casi equivalentes a un Fobaproa, sólo que pagadero en seis años, y no en 30 como el original "rescate" bancario.

En el sexenio de la "continuidad", de las arcas nacionales saldrán alrededor de 80 mil millones de dólares (a precios de 2006) para cubrir el capital y los intereses de los Pidiregas contratados en el zedillato y en el "cambio" foxista. De hecho, sólo en este 2007 se pagarán cerca de 9 mil millones de dólares por tal concepto y en 2008 alrededor de 11 mil millones, un monto que en mucho coincide con la proyección calderonista de lo que captaría "de más" el gobierno en el primer año de la "reforma integral" (siempre y cuando no le muevan una coma y el Congreso la apruebe) y que se destinaría, según su dicho, al "pago de la deuda social". Y los genios de la tecnocracia se quejan por las pensiones y jubilaciones del ISSSTE.

Al "cambio" también se le presentó una urgencia similar (premura que no era precisamente relativa a la deuda social): los pagarés Fobaproa, ese abultado monto que, como candidato, el de las ideas cortas y la lengua larga se comprometió a pagar a los banqueros. Y en este contexto, el "reformón" foxista de igual forma recurrió a "los pobres" y su circunstancia para justificar la nueva puñalada fiscal que pretendía clavar.

Retomo un balance presentado semanas atrás en este espacio para dar cuenta de lo que se avecina: el presente gobierno se convierte en el financieramente más expuesto por el asunto de los Pidiregas. De cada peso que en 2007-2012 se pague por tal concepto, alrededor de 30 centavos corresponderán a intereses, los cuales, a lo largo del sexenio, sumarán alrededor de 241 mil millones de pesos (a precios de 2005 y sólo por Pidiregas contratados hasta ese año), monto 2.6 veces superior al que por igual concepto salió del erario en el sexenio foxista y 15 veces mayor al pago reportado en el gobierno zedillista.

En este contexto, 2007 es peligroso, financieramente hablando. Sin embargo, lo que en el presente año se pagará por Pidiregas resultará menor a lo que se cubrirá en 2008 y lo que en éste año se amortice a su vez será inferior a la erogación de 2009, como ésta, a su vez, resultará por debajo de la que deberá pagarse en 2010, cuando de las arcas nacionales salgan alrededor de 190 mil millones por los conceptos referidos. Ya en 2011 el monto se reducirá ligeramente, al igual que en 2012, aunque la suma nos lleva a 864 mil millones (los citados 80 mil millones de dólares, sin incluir Pidiregas contratados en el sexenio calderonista).

Más coincide la "reforma integral" con los montos requeridos por las premuras asociadas a los Pidiregas que por la hipotética urgencia calderonista "de pagar la deuda social".

Las rebanadas del pastel

Y si de "pagar deuda social" se trata, de nuevo suenan las trompetas de la tecnocracia calderonista, capítulo Liconsa, para aumentar el precio de la leche popular a cinco pesos por litro en cuanto asome el primer segundo de 2008. De los diputados dependerá la aprobación... Una vez más, la "enchilada completa" se quedó en simple campaña publicitaria; el Senado estadunidense reiteró: tomen su reforma migratoria.

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