No a las políticas racistas y a la brutalidad de la policía, reclamó la multitud
Suman 315 los detenidos desde que comenzaron las protestas en esa ciudad
MATTEO DEAN ESPECIAL PARA LA JORNADA
La policía alemana rodeó a manifestantes disfrazados de payasos durante una protesta en contra del G-8 en Rostock Foto: Ap
Rostock, 4 de junio. La de ayer fue una jornada dedicada a los migrantes y sus derechos. Un día rico en iniciativas, durante el cual decenas de organizaciones que trabajan en los problemas de los migrantes pudieron concretar meses de encuentros. El día empezó temprano, para acabar en una gran manifestación que enseñó la fuerza real de este movimiento en Europa.
A margen de las iniciativas, algunos enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden subieron el saldo de las detenciones desde que comenzaron las protestas a 315 detenidos y 10 órdenes de aprehensión por cumplir. La mayoría de estos casos serán juzgados el miércoles por la Corte de Rostock.
El día de protestas y movilizaciones paralelas a la cumbre del G-8 comenzó temprano, con una acción simbólica frente a la oficina de Migración de la ciudad, donde se reunieron unas mil personas.
Los oradores, todos inmigrantes -africanos, palestinos, turcos y muchos más-, incitaron a combatir el ''racismo institucionalizado que aquí encuentra su síntesis'', e invitaron a los que están en su misma condición a no rendirse, sino a ''resistir ante las amenazas y abusos de las autoridades''.
Frente a un espectacular operativo de seguridad, la manifestación se disolvió después de una hora. De ahí se movieron hacia otros dos objetivos: la sede de un supermercado Lidl y la casa donde se conmemoró de forma muy emotiva el pogrom de hace 15 años.
Frente al Lidl se reprodujo la protesta de ayer en contra de la multinacional culpable de explotar el trabajo migrante para ofrecer bajos precios en el mercado, pero el sentir en la Sonnenblumenhaus fue mucho más intenso. Hace 15 años, el 23 de abril de 1992, algunas organizaciones neonazis quemaron la sede de un centro para refugiados. Nadie murió en ese entonces, pero el episodio representó el ''último de una larga serie de actos de agresión en contra de los migrantes, que empezaron desde 1989'', explica Sandro Mezzadra, filósofo y catedrático de la Universidad de Bolonia, conocedor a fondo del tema migrante en Europa.
''Con el pogrom de Rostock, la presión (por parte de la derecha y la extrema derecha alemana) fue tan fuerte que el gobierno se vio obligado a modificar el artículo constitucional que regula el refugio y el asilo político. En ese entonces uno de los más abiertos, hoy mucho más restrictivo''.
Luego la multitud se dirigió a las afueras de la ciudad, hasta el Fluchtlingslager, el centro para refugiados de Rostock. Ya por la tarde salieron con consignas como: ''No a las políticas racistas, no a la brutalidad policiaca'' y ''todo el mundo es un luchador''. Unas 20 mil personas fueron rodeadas por miles de policías y camiones blindados, que los bloquearon en las entradas de la ciudad. Bajo una ligera lluvia, los migrantes empezaron a corear hacia los policías antimotines: ''¿Dónde estaban en 1992?''.
Una delegación de los organizadores, todos migrantes -africanos en su mayoría- fue a dialogar con los oficiales, quienes les propusieron no sólo desviar la marcha, debido a que estaba autorizada sólo para 5 mil personas, sino que también plantearon desconocer a los grupos de manifestantes del llamado ''Black Block''. ''No desconocemos a nadie'', decía el portavoz a la policía. ''La única violencia que conocemos es la que vivimos en la frontera y en sus centros de detención''.
Finalmente, la marcha fue suspendida por decisión unánime, lo cual permitió a los manifestantes dispersarse e invadir la ciudad pacíficamente, frente a unos policías desorganizados ante la ola humana que poco a poco fue sumergiendo el centro urbano.
Asilo y refugio en Alemania
El Centro para Refugiados Fluchtlingslager es una novedad en el panorama de la regulación de los flujos de migrantes, cada día más numerosos, que llegan a Europa. Fruto de guerras y carestías en las regiones al sur del mundo, ''los refugiados que aquí llegan son sobre todo africanos'', confirma Mezzadra. ''Estos campos son la novedad, pues controlan a los migrantes sin detenerlos formalmente''.
Este tipo de centros hospeda refugiados que pero son libres de ir y venir. Sin embargo, dependen del gobierno por dos vías: están obligados a firmar un documento todos los días, pero viven y comen gracias a un cheque diario que el gobierno alemán les ofrece. ''Una nueva forma, más sutil, de control y manejo de los cientos que llegan hasta aquí a pedir refugio y ayuda, a un gobierno que se supone democrático'', concluye Mezzadra. Es una estructura que se diferencia de los Centros de Detención para Migrantes, instalados en todo el territorio alemán.
En la marcha, un refugiado procedente del Togo comenta: ''Estamos aquí porque luchamos por las condiciones de los migrantes en toda Europa. La condición de los refugiados en Alemania es grave, todos están a punto de ser deportados''.
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