Miguel Angel Velázquez
La foto con Ebrard, obsesión enfermiza
Condiciona el futuro financiero del DF
Para entendernos bien. El extremo al que ha llegado el gobierno federal en su odio hacia los defeños tiene un solo nombre: chantaje.
La historia es dolorosa e indignante, y da cuenta de un gobierno intolerante que por cumplir un capricho está a punto de cancelar la oportunidad de que los habitantes del Distrito Federal se ahorren hasta mil 500 millones de pesos por concepto de deuda externa, y destruye la posibilidad de que un importante grupo de empresas financieras inviertan su dinero en México.
El asunto no es menor, ya que el rencor y la idea fija de someter al gobierno de la ciudad han llevado a Felipe Calderón a dar la espalda a quienes se supone eran sus aliados: Chase Manhattan Bank, Deutsche Bank, Santander, Bancomer, Banorte, Goldman Sachs, Dexia y Société Générale, entre otros, mismos que se han ofrecido a comprar la deuda capitalina, bajar los costos de la misma y ampliar el plazo de vencimiento de pagos de nueve a 30 años.
La operación, contrario a lo que se podría esperar de un gobierno panista, no se ha efectuado, hasta el momento, porque, según se dice en la Secretaría de Hacienda del gobierno federal, hay órdenes expresas de Felipe Calderón para bloquearla. Las negociaciones entre Carstens y el secretario de Finanzas del Gobierno del Distrito Federal, Mario Delgado Carrillo, prácticamente se han venido abajo.
Quienes de una u otra manera han sido testigos de las reuniones entre los dos funcionarios, aseguran que desde finales de mayo, momento en que se iniciaron los encuentros, la disposición de las autoridades hacendarias ha sido favorable a la ciudad, aunque si en aquellos momentos se expresó la idea de que en la firma de la renegociación estuvieran tanto Calderón como Ebrard, que fue rechazada por el funcionario capitalino, no se condicionaba a ese acto el apoyo necesario del gobierno federal.
Conforme pasaron los días, la postura de la SHCP se fue endureciendo, hasta llegar al chantaje abierto: si el jefe de Gobierno no se sienta con Calderón, no hay apoyo. Para llegar a ese punto, el primer escollo interpuesto por el gobierno de los azules, es que ellos no participarían con ningún capital en la transacción.
El supuesto era que ningún grupo financiero invertiría todo el dinero necesario en la compra de la deuda de la ciudad de México, pero la sorpresa fue mayor cuando en Hacienda se supo que quienes invertirían -hubo 12 propuestas-, ofrecieron todo el dinero necesario para impulsar el proyecto de refinanciamiento.
Total, la negociación se ha convertido en un verdadero acoso sobre los funcionarios del gobierno de Marcelo Ebrard, que no se cansa de repetir que él y su gobierno obedecen a un mandato claro de la gente que lo eligió, y la gente de la ciudad no quiere verlo junto a Felipe Calderón, es más, sabe que políticamente sería un suicidio aceptar las condiciones de los impulsores del chantaje azul.
Pero lo más preocupante de todo esto es que Calderón mantenga su campaña en contra de la ciudad y sus habitantes, y que acuse de omisión o de falta de visión a los gobernantes de la ciudad, cuando su gobierno ejerce el chantaje para permitir el refinanciamiento de la deuda local.
El plazo de las financieras para cerrar el trato con el Gobierno del DF está a punto de fenecer, si no se logra, los ciudadanos del DF deberán ser informados profusamente sobre quién les impidió tener una mejor cuidad, pero además, las empresas financieras del mundo tendrán que reconocer que con el gobierno de Calderón no podrán tener tratos serios, porque lo domina el odio.
De pasadita
La infanta Mariana Gómez del Campo, a quien impuso Calderón al frente del PAN en el DF, deberá estar haciendo un gran berrinche porque los habitantes de la ciudad no quieren firmar el mamotreto electrónico para impedir por la vía legal las marchas en la capital, aunque ya sabemos que la infanta no cejará en su intento, así tenga que inventar nombres y firmas, total, eso es práctica común entre los azules.
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