Enrique Dussel*/ III
Alguien podría indicar que es imposible organizar un partido a partir de la formación de miles de "comités de base" (tantos como casillas electorales). Sería imposible si la acción la emprendieran personas singulares, sin imaginación organizativa suficiente, y sin una voluntad en la empresa que se definiera como prioridad absoluta de vida o muerte del partido.
Es que, dada la situación política, el andamiaje de las estructuras del poder, el monopolio de los medios de comunicación, un partido progresista no puede confiar en el error de sus oponentes, ni en sus debilidades, o en milagros que le beneficiarán. Sólo debe confiar en sus propias fuerzas, y éstas se logran organizándose. Pero esto supone una restructuración completa del partido, que debe usar sus pocos recursos de manera eficiente para lograr el máximo de frutos.
La organización de millares de "comités de base" supone definir correctamente en qué consiste un tal comité (en esto hay que mejorar sustantivamente los estatutos, oligárquicos y no propiamente democráticos), cómo transcurre su vida cotidiana, cómo se estructuran sus reuniones, cómo se planifica el contenido de los encuentros semanales, quiénes elaboran y entregan los materiales (y por qué medios, por ejemplo, electrónicos) dentro de una sucesión progresiva para las reuniones durante todo un año (un programa entonces de 52 sesiones), y tantos otros aspectos que hay que saber anticipar.
Comencemos entonces por bosquejar la cuestión. Los comités de base son del partido y no de las tribus. Participan afiliados al partido y simpatizantes no afiliados (aunque los afiliados puedan ocupar cargos de representación). Se organizan territorialmente (en barrios, colonias, pueblos, municipios, delegaciones, en referencias a las "casillas electorales"), o por funciones (empresas, colegios, universidades, clubes, tiendas, grupos de amigos, etcétera). Cada "comité de base" tiene un nombre y un número (según las casillas). Nombra sus autoridades y se relaciona horizontalmente con todos los otros "comités de base" a la manera de una red, por computadora (de alguno de los miembros o usando los servicios de algún "café Internet"). Las reuniones son semanales, al anochecer, después del trabajo, en salones públicos o privados, políticos o civiles, atrios de iglesia o clubes, garajes particulares o casas habitación. El "lugar" es abierto, ciudadano, público en cuanto a su asistencia, abierto a todo simpatizante. Se trata de que todo ciudadano pueda "enterarse" personalmente de la vida política del país y de participar activamente de manera concreta en dicha vida. La impersonalidad impotente deja lugar a una acción concreta que llega a la conciencia ético-ciudadana de cada agente político, de cada ciudadano.
La reunión tiene tres momentos. Uno teórico de estudio (por ejemplo 40 minutos). Los miembros del "comité" se distribuyen las exposiciones de un libro, artículo o material disponible en Internet y propuesto por el equipo responsable nacional y/o estatal de formación. Este equipo de formación debe ser de ciudadanos realmente cultivados en teoría política (profesores o alumnos aventajados de ciencia política, en historia, filosofía, etcétera, que realmente hayan recibido una formación mínima, pero necesaria). Para la formación de estos equipos debe haber seminarios permanentes de "teoría política" del partido, para formar no sólo los equipos estatales, departamentales, municipales, sino los "monitores" (o que generan y desarrollan la discusión) en cada "comité de base". Estas escuelas de cuadros permanentes deberán depender de una escuela de cuadros nacional, con un equipo de profesores de lo mejor que haya en el país, de entre sus grandes intelectuales que son simpatizantes (no necesariamente miembros afiliados) del partido. Esto supone una tarea de ninguna manera cumplida hasta el presente, donde la formación teórica no ocupa ningún lugar relevante en el partido, y que despreciada se nombran personas no aptas para esta difícil tarea. Si los dirigentes del partido tuvieran una evaluación mínima teórica, pocos pasarían dicha evaluación. Por ahora la política es un "estira y afloja" entre tribus y no como "noble oficio de la política".
Un segundo momento de la reunión semanal del "comité de base" sería un análisis coyuntural de la vida política del país, estado o municipio (unos 40 minutos). Esta segunda parte debería tener al comienzo de la vida del comité unas 20 sesiones sobre cómo se efectúa el "análisis coyuntural". Es decir, tener cierta teoría del análisis coyuntural. Después de tener claridad sobre qué es "análisis coyuntural político", cuáles las categorías fundamentales, qué cuestiones hay que saber hacer a la complejidad cotidiana de la política, los miembros del comité comenzarían a hacer análisis coyuntural. En este punto, igualmente, el equipo nacional, estatal o municipal podría entregar unas pocas páginas (en la web del organismo nacional de los comités de base) de su análisis, que el comité podría discutir y adoptar el suyo propio. La base aprendería a tener su propio análisis coyuntural cotidiano, semanal, mensual, anual, sexenal.
Un tercer momento consistiría (unos 40 minutos igualmente) en definir acciones concretas. Visitas a huelguistas, a manifestantes, a hospitales, sindicatos; organización de campañas, publicación de boletines, etcétera. En la acción conjunta los miembros del comité de base aprenderían a transformarse en militantes políticos, sin ser profesionales. Ciudadanos activos de la sociedad civil a través del partido. Si hubiera 130 mil "comités de base", con unos 15 miembros cada uno en promedio, su presencia en la vida política sería irreversible. El tal partido no debería contar con otros medios, o al menos debería contar menos y podría hacerse presente de manera inmediata y organizada en todos los actos.
* Filósofo
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