Irak: " No sólo son cobardes los que hacen estas atrocidades, también lo son los que callan "
Hordas de mercenarios depravados,
de funestos conductores del mundo
en función de guardianes de la heredad.
Hordas fatales de criminales
protegidos con la piel de mil ovejas
desangradas en los campos de concentración
de estas eras.
Hordas de hipócritas
creadores de infundios,
leviatanes de las nuevas edades,
vergüenza del género humano,
su presencia nos angustia,
nos entorpece el alma.
Hordas de filibusteros que cruzan todos lo espacios,
que todo lo corrompen y lo envilecen,
Rumsfeld, Powell, Cheney y Sharon
arbustos del arbusto final,
áulicos sucesores de Hitler y sus secuaces
-genocidas de la inteligencia y de la razón-.
Un silencio insoportable se extiende
por todos los lugares del planeta,
y queda la infinita infamia de esta venganza
tejida con el hilo de la ambición.
Son los hijos dementes de la soldadesca
que humilla,
que sacrifica la dignidad
y nos aniquila,
nos conduce por los senderos del odio,
nos aterroriza con sus bombarderos,
con esas turbas de hombres poderosos
mezclas de la vulgaridad
que manda,
que tiñe,
que destruye,
que incauta la vida,
que aprisiona la esencia,
que grita victoria a cada instante.
Hordas infinitas de criminales
que desautorizan la vida
en nombre de Wall Street
y del Pentágono.
Hordas infamantes de genocidas
que nos quitan la razón
en nombre de sus derechos.
Hordas, hordas, hordas,
hordas repugnantes y viles
televisadas alrededor del canallaje.
Son los últimos instantes
de estos modernos calígulas,
hechos en enfermizas orgías
de bancos y multinacionales.
Un clamor traspasa todos los ambientes
y estos versos se cruzan
en todas las memorias
para reconstruir
los instantes finales
de esta afrenta.
Luís Fernando García Núñez
En los días aciagos de la infamia
Ahora Estados Unidos le ha vendido armas a Arabia Saudita, el negocio de la muerte de los genocidas.
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