domingo, agosto 26, 2007


En la víspera de su fusilamiento en el Cerro de las Campanas, Tomás Mejía y Miguel Miramón preguntaron a Maximiliano de Habsburgo cómo deberían ir vestidos a su ejecución.–No lo sé. Es la primera vez que me fusilan –contestó Maximiliano.La anécdota la narró el poeta Juan de Dios Peza y la cita el recién designado embajador de México en Cuba, Gabriel Jiménez Remus, para aplicarla a su trabajo: “¿Cómo va a ser mi labor en Cuba? Es la primera vez que soy embajador en ese país y solamente estando ahí voy a saber lo que se hace”, comenta en la edición 1608 de Proceso.Agrega: “Como no tengo esa experiencia, la voy a construir día a día (…) Tendré que aprender con sensibilidad, con honestidad intelectual y con buena fe (…) Y tendré la suficiente sensibilidad y el equilibrio que me parece son fundamentales en la relación de un embajador con el gobierno cubano”.Sin embargo, en entrevista con Proceso adelanta algunos aspectos de su estrategia para cumplir su misión: recomponer las deterioradas relaciones entre los gobiernos de México y Cuba. Y como parte de ello aborda algunos temas sensibles de la agenda bilateral: los derechos humanos –causa principal de los choques diplomáticos entre ambos gobiernos–, la relación con los representantes de grupos disidentes en la isla y la deuda de unos 500 millones de dólares que Cuba tiene con México y que tiene paralizada la relación comercial, destaca Proceso en su número en circulación.

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