domingo, enero 20, 2008

Ciudad explosiva

El Ejército aseguró la casa donde se descubrió una fosa con siete cadáveres
Foto: ap

El mito fundacional dice que Tijuana nació a finales del siglo XIX y que su nombre se deriva del mote de una madama: La tía Juana, quien regenteaba un prostíbulo en este lugar. De ahí le vino su reputación como “ciudad del vicio”, mote con la que se hizo alusión a ella durante muchos años, expone Proceso en su edición 1629.Hoy, del vicio quedan algunos rastros. Pero la nueva marca es la violencia cotidiana que produce el tráfico de personas, drogas y armas, así como la industria del secuestro.Así lo admite el presidente de este municipio, Jorge Ramos Hernández, sucesor nada menos que de Jorge Hank Rohn. El funcionario panista pide que, al igual que otras ciudades de la frontera con Estados Unidos, Tijuana sea considerada como “un asunto de seguridad nacional”.Apenas la noche del lunes 14 y la madrugada del martes 15 un comando de sicarios ejecutó a seis personas, entre ellas al jefe y al subjefe de la delegación La Mesa, José de Jesús Arias Rico y Elbert Escobedo Márquez, respectivamente, cuando éstos circulaban por uno de los bulevares de Tijuana. Horas después, fue asesinado en su domicilio Margarito Saldaña, subjefe policiaco en la demarcación Los Pinos, y su hija menor. Su esposa, Sandra Benítez, y otra mujer que no ha sido identificada, fallecieron horas más tarde en un hospital, víctimas de ese ataque.El jueves 17, cuando terminaban las exequias de los policías muertos hubo otro enfrentamiento de soldados y policías con un grupo de sicarios en la misma delegación de La Mesa. Durante la refriega, que duró más de tres horas, los agentes policiacos tuvieron que desalojar a los niños de la guardería Mi Alegría que quedó en medio de la zona de fuego. Al final, el Ejército aseguró la casa donde se descubrió una fosa con siete cadáveres. El saldo del operativo: cinco detenidos, un policía muerto y tres más heridos de gravedad.La ola de violencia entre la policía y las bandas delictivas vinculadas a los hermanos Arellano Félix, a quienes los tijuanenses llaman Los Aretes, así como los secuestros, son parte de la “guerra” que se vive en este municipio, dice Jesús Alberto Capella, secretario de Seguridad Pública de Tijuana en la entrevista que publica Proceso en su número 1629.

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