viernes, marzo 14, 2008
No me voy, no me voy, no me voy, patalea el niño
Por María Teresa Jardí
Previo a la pataleta, grita el niño: no me voy, no me voy, no me voy… Que no se va, que se queda, que lo ilegal en México es legal, si hasta el fraude ha sido legalizado porqué no tendría que ser legal el firmar contratos desde un cargo público a favor de sí mismo y de la familia o el violar la Constitución mintiendo sobre la nacionalidad de la madre, nacida en una nación extranjera como el padre y como el propio “terrible Iván”, quien le hace saber al pueblo mexicano, eso sí, desde la telebasura ad hoc convertida en la controladora de la política y de la cosa pública, que no se va, que él se queda y patalea su berrinche como si con eso se legalizara su amoralidad y la del panista usurpador.
Qué gran favor le habría hecho a México, su patria, la que se supone que ama, o, al menos, la que yo creo que amaba antes de convertirse en un representante más de la corrupta derecha mexicana, el risueño Javier González Garza, si en lugar de reconocer al usurpador como presidente porque parece un pato, no le hubiera ni siquiera dirigido la palabra a Gamboa Patrón dados sus públicos y publicados nexos con pederastas, en lugar de salir siempre sonriente en la foto como si de su gran cuatacho —y a lo mejor así es, esa es la impresión que a mí me queda— se tratara. Y, sobre todo, qué inmenso favor le habría hecho al PRD, de haber actuado de otra manera.
Sí, Mouriño merece la cárcel, pero también Gamboa Patrón y Beltrones y el usurpador y cada uno de los cómplices que ha tenido el usurpador.
La usurpación del poder, como la corrupción, no tendría importancia si el costo no fuera tan alto para la nación que sufre la usurpación, ni la corrupción gubernamental si no se tornara en empresarial, sindical, eclesiástica… Una propicia la otra y, al final, no hay sector que no la sufra y peor aún no hay institución que cumpla con su cometido una vez desarmada su estructura ética.
Y, por eso, a los usurpadores los pueblos y los partidos de izquierda los combaten. Y por lo mismo los ciudadanos y los partidos de izquierda no los aceptan y por eso se denuncia a los corruptos y se exige que paguen con la cárcel por sus fechorías que empiezan por robitos al erario y siguen con cantidades inconcebibles de mujeres impunemente asesinadas y acaba incluso por convertir a las ejecuciones, que cotidianamente se dan, con el costo incluso psicológico para el país que ese tipo de asesinato trae aparejado, en otra causa de muerte natural.
Una cosa lleva a la otra como eslabones de la misma cadena y por eso la usurpación es inaceptable, incluso cuando el usurpador hace bien la tarea.
En fin, el domingo se define la suerte futura del PRD. Hago votos porque gane Encinas la elección y más nos valdría a todos, ahora que está de moda lo de las malas y buenas vibras, enviar muchas buenas para que así sea. Porque si no gana Encinas el PRD recibirá el nócaut que lo va dejar fuera de combate y nada peor podría pasarle al país que transitar a un bipartidismo entre PRI y PAN de derecha, que en realidad conforman ya para siempre, me temo, el PRIAN.
Las caballadas están famélicas y no pareciera que los corruptísimos Gamboa Patrón y Beltrones y otros de la misma ralea vayan a ser relevados por otros que apuesten aunque sea a enderezar la ideología de cada uno de esos partidos. Ni modo, el neoliberalismo se los comió y cortos de miras y escasos de entendederas no supieron ver al futuro, que en otros lugares ya se construye, a trompicones, a veces, pero con las miras puestas en la construcción de otro mundo posible donde todos los hombres y las mujeres lo tengamos todo como bien dice Rodríguez Zapatero, en el entendido que, más temprano que tarde, si la humanidad aspira a que la vida humana continúe firme sobre el planeta Tierra cambiará la consumista forma de vida volviendo a gozar de los placeres que propicia la naturaleza cuando se la trata con respeto.
Día de definiciones el próximo domingo para la política en México.
En la elección del PRD se juega el futuro. El triunfo de Encinas significará un respiro generador de esperanza para millones de mexicanos que votamos por AMLO, a los que ya se suman millones que sin haber votado por AMLO reconocen el error de haberle apostado a Calderón como sucesor de foxilandia.
Si queda Ortega tendríamos que rezar por el PRD el último responso. Si queda Ortega el PRD se convertirá, y esta es otra crónica anunciada, en otro partiducho más al servicio de la continuidad de la corrupción y de la impunidad, tan perversas y pervertidoras, que Mouriño ejemplifica.
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