Barómetro Internacional
Una paz crispada
Por: Ernesto Tamara
La Cumbre del Grupo de Río, celebrada en Santo Domingo, logró poner paños fríos a la disputa de Colombia con sus vecinos, aunque es prematuro considerar que la crisis ha sido resuelta. El presidente colombiano Alvaro Uribe, pidió disculpas por el ataque a territorio ecuatoriano, se comprometió a no empreder nuevas acciones de ese tipo, pero insistió en que su doctrina de la ”seguridad democrática” para Colombia, está por encima de las fronteras y el respeto a la soberanía de sus vecinos.
También está por ver cual será la reacción de los militares colombianos que, según versiones, impusieron su línea dura en el gobierno colombiano para frenar todo acuerdo o canje humanitario con las guerrillas de las FARC, y la reacción de otro actor, quizás el más poderoso, Estados Unidos, empeñado de hacer jugar a Colombia el mismo papel que Israel cumple en Medio Oriente.
Estados Unidos también debe pedir disculpas.
La sospecha de que Estados Unidos participó en la preparación y ejecución del ataque colombiano al campamento de las FARC en territorio ecuatoriano lo hace no sólo participe de la crisis, sino también objeto de la condena que en algún momento debe aprobar la Organización de Estados Americanos (OEA).
El artículo 21 de la Carta Orgánica de la OEA no deja lugar a dudas: ”El territorio de un Estado es inviolable; no puede ser objeto de ocupación militar ni de otras medidas de fuerza tomadas por otro Estado, directa o indirectamente, cualquiera que fuere el motivo, aun de manera temporal. No se reconocerán las adquisiciones territoriales o las ventajas especiales que se obtengan por la fuerza o por cualquier otro medio de coacción”.
Si se prueba o Estados Unidos reconoce que participó en la operación militar, la OEA deberá extender la condena al gobierno del presidente George Bush. Hasta ahora ningún gobierno ha reclamado un reconocimiento de Estados Unidos de haber estado implicado en la acción, aunque todos juzgan evidente que el ataque no pudo llevarse a cabo sin la participación, directa o indirecta de los norteamericanos.
En las primeras declaraciones del gobierno de Ecuador ya se indicaba que una potencia extranjera había colaborado en la acción militar. Otros testimonios indicaban que la operación se fraguó desde la base militar norteamericana en Manta, Ecuador.
La lentitud en condenar la acción ilegal de Colombia reconocida ahora por su mandatario en la Cumbre del Grupo de Río y la falta de acusación contra Estados Unidos, lesiona aún más el poco prestigio de la OEA, definida hace bastante tiempo como “el Ministerio de las colonias”.
De la OEA a la OEL.
Es significativo que el acuerdo para frenar la escalada bélica y recomponer las relaciones se haya verificado sin la presencia de diplomáticos norteamericanos. Cómo subrayaron varios líderes regionales, mientras la Organización de Estados Americanos (OEA) se toma varios días para ”analizar” la situación sin condenar una agresión que abiertamente infringe contra el artículo 21 de su Carta Orgánica, en una cumbre de seis horas, los líderes latinoamericanos, aunque discutieron fuertemente, llegaron a firmar un documento que compromete a las partes y frena el deterioro de las relaciones y la movilización de tropas en las fronteras.
El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, dijo que Estados Unidos quiso bloquear todo intento de resolver las crisis con Colombia en favor de su país. El apoyo de Estados Unidos a Colombia en esta crisis fue claro, afirmó Correa en su cadena radial del sábado, tras su regreso a Quito después de la Cumbre en Santo Domingo.
Correa reveló que varios dignatarios le dijeron que los presionaron para que no tomaran ninguna posición y descartaran trabajar para una solución al conflicto ecuatoriano-colombiano, con el argumento de que se trataba de un problema bilateral. ”Por suerte, los mandatarios entendieron que se abordaba un asunto multilateral y se resolvió este conflicto, generado por la violación de la soberanía nacional de Ecuador por fuerzas militares de Colombia”, subrayó.
Correa destacó que Estados Unidos es responsable de que la crisis no se haya resuelto en la OEA. “Uno de los problemas de que la OEA no avance más rápido, son los Estados Unidos” recalcó el gobernante. Para ello insistió que esta experiencia hace necesario crear una OEA, sin Estados Unidos.
Necesitamos una OEA sólo conformada por países de la región, “es decir una Organización de Estados Latinoamericanos”, resaltó Correa en su cadena radial. “Sólo un día (se resolvió esta crisis), y fíjense la OEA cuánto tiempo va a tomar: se reciben a los dos países, dos días discutiendo; de ahí a la comisión verificadora y el 17 de marzo se reúne la Asamblea de cancilleres (de esa agrupación). Y hay que ver si se toma una resolución”, aseveró.
La ausencia directa de delegados norteamericanos fue también destacada por otros mandatarios al comentar la resolución de la Cumbre del Grupo de Río.
El imperio norteamericano “fue el gran derrotado en la Cumbre del Grupo de Río en un evento que pasará a la historia de Latinoamérica”, comentó por ejemplo el presidente venezolano Hugo Chávez. “Ha sido una verdadera prueba de fuego, nos hemos puesto a prueba y hemos demostrado al imperio norteamericano y a sus agentes que ya no es Cuba sola la que está dispuesta a enfrentar la arremetida”, afirmó Chávez. “Somos capaces de ponernos de pie con dignidad, de demostrar nuestra voluntad de unirnos y de ser libres, como lo hicimos en estos últimos días”.
El ex presidente cubano, Fidel Castro también evaluó positivamente ese aspecto. “El hecho real es que muy próximo al estallido de conflictos bélicos entre pueblos hermanos como consecuencia de las intrigas yanquis, allí quedó sellada la paz en lo inmediato y la conciencia de que no estamos obligados a guerras entre pueblos que comparten sólidos vínculos de hermandad” escribió en una de sus notas de reflexión. El líder histórico de la Revolución cubana destacó el hecho de que el debate no tuviera lugar en el seno de la OEA y estimó esencial que los diplomáticos de Estados Unidos no estuvieran presentes.
La Cumbre del Grupo de Río.
La reunión no comenzó en forma sencilla y los presidente Rafael Correa y Álvaro Uribe debatieron intensamente y se cruzaron acusaciones.
El presidente colombiano insistió en sus acusaciones de los días previos, de que los gobiernos de Ecuador y Venezuela colaboran con la guerrilla y para ello se remitió a documentos supuestamente encontrados en las computadoras de Raúl Reyes.
Uribe admitió que violó la soberanía de Ecuador y asumió la responsabilidad. “Me hago absolutamente responsable”, dijo Uribe. También admitió que no había informado a Correa de la incursión del otro lado de la frontera. Dijo que no lo había hecho porque tenía sospechas de que el gobierno ecuatoriano habría advertido a los guerrilleros. “De haberle dicho al gobierno ecuatoriano habría fracasado el operativo”, cargó.
Insistió en que su doctrina es la “seguridad democrática” y trató de “infantiles” a los presidentes que acusaron a Estados Unidos de estar promoviendo el conflicto. “Dejemos de lado ese infantilismo latinoamericano de la guerra fría. Cada vez que hay un problema lo imputan a Estados Unidos”, dijo Uribe.
Cuando el nicaragüense Daniel Ortega lo acusó de estar reeditando la Doctrina de la Seguridad Nacional y la coordinación represiva del Plan Cóndor, el colombiano dijo que lo suyo era la “seguridad democrática”, e insistió en que ese concepto debe estar por encima de la soberanía, aunque después debió retractarse.
Correa cuestionó la violación de la soberanía territorial por parte de Colombia. Con documentos e imágenes, demostró que la incursión en su territorio había existido.
Recordó la vigencia de acuerdos continentales suscritos por Colombia los cuales proscriben cualquier intervención castrense y establecen el principio de no injerencia en los asuntos internos de otros estados. ¿Dónde está la seguridad, dónde están los soldados si usted admite que los guerrilleros colombianos atraviesan las fronteras sin oposición?, preguntó el mandatario ecuatoriano.
“No puedo aceptar las falacias de Uribe; usted es culpable por sus políticas militaristas”, dijo Correa en alusión a denuncias del presidente colombiano de que ministros ecuatorianos tienen contactos con la guerrilla colombiana. Recordó que el movimiento guerrillero colombiano fue fundado hace casi medio siglo y, en 2004, se registraron ataques de los rebeldes desde Ecuador, cuando el país estaba bajo el régimen del coronel Lucio Gutiérrez, próximo a Washington.
La replica de Correa fue seguida de una breve alocución del presidente mexicano, Felipe Calderón, centrada en una exhortación a su par colombiano a que "pida disculpas sin ambigüedades y a asegurar que esos hechos no se repetirán".
Por su parte el presidente Hugo Chávez llamó a una salida racional del contencioso. En ese sentido advirtió que la doctrina defendida por su par colombiano, Álvaro Uribe, sólo puede conducir a una peligrosa regionalización e internacionalización de este conflicto.
Chávez insistió en que el principio de soberanía reivindicado por Uribe es afín con el discurso del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y sólo puede conducir a Latinoamérica a una hecatombe en la que el gran interesado es Estados Unidos.
Discrepó del criterio de Bogotá de llamar terroristas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). "Para nosotros son fuerzas insurgentes, fuerzas guerrilleras y hay que reconocerlo así para buscar un camino de paz", indicó. También alertó que el prolongado conflicto colombiano no tiene salida militar y reiteró la disposición de su gobierno de contribuir en el canje humanitario entre las fuerzas beligerantes de esa nación.
En su intervención recordó que en su juventud combatió a la guerrilla como soldado del Ejército. También rememoró las acusaciones que le habían hecho los ex presidentes Ernesto Samper y Hugo Banzer. Ambos mandatarios lo habían vinculado con el financiamiento de la guerrilla. En los dos casos, según Chávez, las imputaciones habían estado inspiradas por Washington. Entonces puso como ejemplo al bolivariano Banzer, quien llegó a pedirle disculpas durante un viaje al mirador de Carabobo en Venezuela. Chávez usó ese ejemplo para invitar a Uribe a hacer lo mismo.
El documento de la Cumbre.
El documento final, producto de varias negociaciones se sostiene que se hicieron más de 10 borradores- rechaza la agresión colombiana a Ecuador y reivindica el contenido del artículo 21 de la Carta Orgánica de la OEA.
Al mismo tiempo toma nota de las disculpas del presidente colombiano Álvaro Uribe y del compromiso de que no repetirá una acción similar contra ningún otro país y “bajo ninguna circunstancia”.
El documento también bordea cuidadosamente la definición de grupo terrorista para las FARC al indicar que sólo Colombia las considera terroristas. El artículo en cuestión sostiene el compromiso de los gobiernos ”de combatir las amenazas a la seguridad de todos sus Estados, provenientes de la acción de grupos irregulares o de organizaciones criminales, en particular de aquellas vinculadas a actividades del narcotráfico. Colombia considera a esas organizaciones criminales como terroristas”, marcando una diferencia.
En principio sólo el vicepresidente de Perú, almirante Luis Giampietri, acusado de responsabilidad en la ejecución extrajudicial de presos en El Frontón durante la primera presidencia de Alan García, apoyó a Uribe. Las sospechosas revelaciones del supuesto computador de Raúl Reyes quedaron reducidas, a supuestas informaciones,”que habría llegado al gobierno de Colombia.
El mismo Uribe, en una especie de marcha atrás, anunció que desistía de acusar a Chávez ante el Tribunal Penal Internacional.
E-mail: ernestotamara@gmail.com
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