Reflexiones de Semana Santa

Las tradiciones heredadas por la fe católica han tenido en nuestro país una peculiar adaptación a la cosmovisión de los pueblos originarios y a la dinámica de nuestra propia Nación, es el caso de la Semana Santa tal como la celebran los pueblos tarahumara de la Sierra de Chihuahua.

En Norogachi, poblado de la Sierra, se reúnen los raramuris y durante días bailan en una ceremonia que culmina con la quema del tradicional "judas" que, en este caso, es representado por el hombre blanco "chabochi", pues para ellos es la encarnación del mal y la destrucción.

Este festejo es una clara simbiosis entre la tradición católica que prevalece en nuestro país heredada de los españoles, y las costumbres ancestrales de los pueblos originarios, mezcla de la que surgen eventos simbólicos tan fascinantes como el caso de la semana mayor para los tarahumara.

Teñidos con polvos blancos, los hombres más sabios y ancianos de las comunidades se unen a los personajes tradicionales de la liturgia católica, conocidos como "los pintos", son los encargados de esta fusión cultural pues llevan en sí mismos la investidura de la sabiduría milenaria de estas comunidades y la suman al simbolismo del cristianismo.

La celebración tarahumara de la Semana Santa nos conduce a la consideración de la importancia de ciertos periodos para la mayoría de las culturas; coincidente con la entrada de la primavera, el festejo se acopla a las formas más diversas de pensamiento, al punto que, incluso en un Estado laico como el nuestro, se tienen previstos unos días de asueto tanto en instituciones educativas como de gobierno.

Habría que buscar las razones de esta concordancia, necesariamente en la herencia católica de nuestra cultura y la mayor parte del mundo occidental; sin embargo, estos días tienen una función más allá de los aspectos culturales y de fe, pues es un momento idóneo para reflexionar.

Pasado el inicio de año, con la entrada de la primavera se supone un momento en que puede vislumbrarse con claridad el futuro del año, en lo personal, vale la pena hacer un corte en este momento para analizar el impacto de los proyectos emprendidos a inicio de año, tomar un respiro que permita al cuerpo reponerse de las fatigas cotidianas y entrar de nuevo a las estaciones de calor con gran entusiasmo.

Las pausas tienen una función muy importante, de acuerdo con la ideología católica este periodo corresponde a los "días de guardar" en un sentido de recogimiento y austeridad que permitan separar al cuerpo de los influjos del mundo y centrarlo en un estado de reflexión, o expiación siguiendo el sentido religioso, alejando lo negativo del mundo y esperando la llegada de la iluminación espiritual.

Más allá de las creencias individuales, la búsqueda de ese espacio interior de reflexión y descanso permite tener una mayor claridad de objetivos, delinear las metas, incluso no sólo en lo personal, pues muchas organizaciones, empresas y dependencias aprovechan estos periodos vacacionales para hacer un análisis de su desempeño y efectividad y, reanudando las labores, se proponen rediseñar sus formas de acción.

Así pues, la Semana Santa, si bien no es un periodo largo, son días que bien pueden ser aprovechados de la mejor manera, para estar con la familia, disfrutar de algún paseo, quizá salir de la ciudad en busca de otros ambientes, o simplemente quedarse en casa a poner orden sobre los miles de pendientes que la cotidianidad no permite solucionar nunca.

Mucho se habla de la importancia de conservar las tradiciones, lo que resulta vital como sociedad, pero sobre todo cuando entendemos la función que éstas tienen en nuestras vidas. La Semana Santa es un festejo religioso, pero también un momento de reposo que a todos, creyentes o no, puede servirnos como un oasis de reflexión para redirigir el rumbo. Como los Tarahumaras, nosotros podemos adaptar a nuestras propias necesidades este festejo.

Soy Edna Lorena Fuerte de Cd. Juárez, Chihuahua y mi correo es ednafuerte@gmail.com para sus comentarios. Gracias.