Jorge Lara Rivera
Se agota el plazo. Inexorables van cayendo los últimos granos en el embudo del reloj de arena. Así, el Debate sobre la Reforma Energética que mantiene entretenidos por estos días con su rica diversidad a los usuarios del Senado de la República se acerca a su culminación.
La hora de las definiciones va llegando y la “objetividad” de las televisoras comerciales lo evidencia por su desaforado intento de lavarnos el cerebro.
Coincidentemente, entretanto, mientras merienda dentro de la modesta cocina, un papá común y corriente, flanqueado por su mujer, habla con el tono de un experto macroeconomista a su compadre en la mesa familiar, sobre las bondadosas repercusiones financieras que cambiar la Constitución con respecto a PEMEX acarreará.
Un poco después, dándose aires, desde la autoridad adscrita al salón de clases donde preside, un profesor con pinta de los que mantienen en el atraso a la educación pública –probablemente recién afiliado al Partido Nueva Alianza de doña Elba E. Gordillo–, en el mejor estilo patentado por Georgina Kessel contra el engaño, nos reconviene contra éste y detalla el País de las Maravillas que sobrevendrá a cualquier Alicia tras la apertura de la paraestatal a la inversión privada que propone el presidente –léase su “venta de garage” a las transnacionales de Dick Cheney y los Bush.
Inesperadamente, el Partido del Trabajo nos recuerda las mentiras históricas que enmascararon el malbaratamiento de Telmex a los prestanombres y a Slim; la mentirijilla que nos enjaretó el maloso Ernesto Zedillo para entregar Ferronales y hacerse socio de la ferroviaria transnacional norteamericana del Pacífico; el megafraude del Fobaproa para salvar a la banca nacional de “banqueros” (como Roberto Hernández y Cabal Peniche) que hicieron luego pingües negocios vendiéndola a los tiburones internacionales. Pero sólo dura un parpadeo; es una golondrina que no hace verano.
Como distractor, para ganancia de pescadores en río revuelto, se cuela la iniciativa de prestigiados intelectuales tal –¡cómo no!– Federico Reyes Heroles (jijo... de la... familia revolucionaria) y el valedor de Carlos Salinas, Héctor Aguilar Camín, en defensa de la libertad de expresión contra la que atenta el IFE; también estuvo el promocional de una revista política que presiona a la Corte y pondera la iniciativa de juristas contra esa misma medida que peligrosamente pretende instituir la censura inquisitorial del IFE. Pero no hay que olvidar que las manos que mecen esa cuna y abanican el caldero pueden ser las del duopololio Televisa/Azteca, y las “limpias”, prestidigitadoras, del Consejo Coordinador Empresarial y la Coparmex.
A propósito, sorprende que perturbe tanto al establishment el empleo de la frase “presidente legítimo” (algo que tiene que ver con la libertad de expresión) y que le dé prurito algún anuncio que el gobierno del D.F. paga y se apresure a averiguar cómo, pero no le inquieta nada a esas autoridades la cantidad de dinero público que está derrochando PEMEX en promocionales para que lo malvendan. O que el IFE no se preocupe por saber quién está detrás de varios de estos spots a favor de la “apertura” privatizadora en horario estelar.
Un fastidio, ¿verdad?, pero sigue la cascada: un jovencito imberbe en t-shirt carmesí (vulgar camiseta roja), desde el jardín público analiza con impresionante erudición internáutica digna del CENEVAL cada pesito que se queda en los países que procesan nuestro petróleo y hacen gasolina; después, desde su inexperiencia, nos conmina a apoyar la reforma que propone Calderón.
Ahora, un gordito renegado del proyecto para perder un millón de kilos, con disfraz de electricista diserta magistralmente sobre los empleos que se crean con nuestro petróleo en India y otros países, para que al final nos exija... ¡acertó!: “apoyar la reforma que propone el presidente”.
Casi enseguida, un par de marchantes recibe una docta lección de política hacendaria sobre la reforma energética en la verdulería. Cualquiera creería que el mundo se ha trastocado. Y la impresión se acentúa, cuando como la noche del lunes, vemos cómo, como de costumbre, reunidos en el programa “Entre tres”, los juniors cuates (Federico Reyes Heroles, Jesús Silva-Herzog Márquez, Carlos Elizondo Mayer-Serra) y su interesado palero Andrés Lajous (la productora del programa es Alejandra Lajous –todos parientes consanguíneos del ilustre ex director de PEMEX del mismo apellido), como placeras le echan montón al analista político A. Basave, tratando de desacreditar su impecablemente lógico razonamiento sobre la consulta que realizará el Gobierno del Distrito Federal.
No parece que la cosa vaya a mejorar en los medios, según dejan entrever los comentarios acerca de la falta de resultados en la elección tribal del perredismo, el amarillismo oportunista de las televisoras en el caso News Divine, las filtraciones sobre el burdo espionaje del CISEN, ¿acaso para un posible chantaje para la reforma?, y sobre todo después del frío inquietante que el 2 de julio recorrió más de una espalda tras la multitudinaria concentración en el zócalo, presidida por Andrés M. López O., donde con astucia la Iglesia prefirió no echar al vuelo las campanas. Por tanto, cabe esperar que el asunto del petróleo en los medios se pondrá peor.
La tentación del albazo, presiones para un período extraordinario por parte del panismo son por tanto, casi seguras. Se verá pronto de qué pasta están hechos los mexicanos contemporáneos.
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