Carlos Fernández-Vega
La atrofiada economía mexicana acumula 31 trimestres consecutivos (casi ocho años al hilo) con un comportamiento inferior, y por mucho, a lo que tirios y troyanos establecen como mínimo indispensable (6 por ciento anual) para comenzar a revertir la ya muy prolongada noche que padece el de por sí deteriorado nivel de bienestar de los mexicanos. Y lo más grave es que a estas alturas no hay visos de mejoría, ya no se diga de corrección de la tendencia.
Si los reiterados cuan eufóricos discursos de los últimos cinco inquilinos de Los Pinos (incluido el más reciente) hubieran trascendido el micrófono y el aparato propagandístico, en los recientes 26 años la economía mexicana habría registrado un crecimiento casi tres veces superior (el referido 6 por ciento) al realmente observado (poco más de 2 por ciento), con lo que el país, en los hechos, bien podría ser una potencia emergente, no de saliva, y los mexicanos tendrían un nivel de bienestar mucho más tangible.
Obvio es que no ha sido así, y que en la República Oficial, la de los discursos, nada coincide con la realidad. Como lo hemos mencionado en otras ocasiones, de lo anterior da cuenta la abismal diferencia entre lo prometido y lo alcanzado: Miguel de la Madrid se comprometió a lograr una tasa de crecimiento del producto interno bruto de 5.5 por ciento como promedio sexenal, aunque en la práctica el saldo fue un brutal desplome, para reportar un espeluznante 0.34 por ciento en su periodo como inquilino de Los Pinos; Carlos Salinas de Gortari presumió que alcanzaría 6 por ciento anual, pero a duras penas concretó 3.9 por ciento; Ernesto Zedillo aseguró que “cuando menos” 5 por ciento anual, y no pasó de 3.5; Vicente Fox juró y perjuró que sería 7 por ciento, para, en los hechos, reportar 2.3 por ciento, el peor resultado desde MMH, antes de que Felipe Calderón se instalara con su “Presidencia del empleo”, la “seguridad”, el “crecimiento”, el “bienestar” y el resto de etcéteras prometidos.
Desde julio-septiembre del año 2000 la economía mexicana no registra un crecimiento trimestral superior a 6 por ciento; de hecho, en los 31 trimestres transcurridos desde entonces sólo en uno (enero-marzo de 2006) se reportó un avance de 5.5 por ciento; en otros seis, incrementos de 4.3 a 4.9 por ciento; en seis más, de 3.1 a 3.8 por ciento, y en los 18 restantes tasas de 2.8 por ciento como máximo y negativa de 2.3 como mínimo. Con Calderón en Los Pinos la tendencia no se ha modificado: de los seis trimestres de la “continuidad” oficialmente reportados por el INEGI (incluido el segundo de 2008), sólo en dos ellos la tasa de crecimiento ha sido superior a 3 por ciento; en el resto, menor a 2.8 por ciento. Y esto apenas comienza, con un efecto recesivo que se profundiza.
En síntesis, la economía mexicana reporta un ritmo de crecimiento (por llamarlo de alguna manera) tres veces inferior a lo mínimo indispensable para comenzar a revertir el profundo deterioro social que registran sus habitantes. Lamentablemente, todo apunta a que el de la “continuidad” se convierta consecutivamente en el quinto sexenio perdido para el grueso de los mexicanos.
En espera del sexto al hilo, porque los grupos de poder aseguran que “apostarle a algo distinto implicaría retroceso” (¿qué entenderán por retroceso?) y que “cambiar de rumbo conllevaría riesgo” (¿qué por riesgo?), van las cifras oficiales (INEGI, aún sin Sojo y su abultado estuche de maquillaje) sobre el comportamiento del producto interno bruto en el segundo trimestre de 2008.
De acuerdo con el instituto, el PIB aumentó 2.8 por ciento en términos reales durante abril-junio de 2008 con relación a igual periodo de 2007. Dicho crecimiento se derivó del comportamiento positivo de las actividades primarias, secundarias y terciarias. “Este comportamiento está influido al alza por el efecto de la Semana Santa que en 2007 se ubicó en abril y en 2008 en marzo. De esta forma, el segundo trimestre de 2008 tuvo un mayor número de días laborables que el mismo trimestre del año anterior. Al ajustar por este efecto, la variación anual fue de 2.1 por ciento”. Cifras desestacionalizadas del PIB global indican que el producto generado en el trimestre abril-junio de este año registró una variación de 0.16 por ciento respecto del trimestre inmediato anterior. Con dichos resultados, el balance del primer semestre indica un “crecimiento” de 2.7 por ciento.
El PIB de las actividades terciarias (comercio, transportes, servicios financieros y de seguros, inmobiliarios y de alquiler de bienes muebles e intangibles, entre otros) reportó un incremento de 3.5 por ciento a tasa anual durante el trimestre abril-junio de 2008 derivado del avance de la mayoría de los sectores que lo integran. Destacó el crecimiento del comercio (5.2 por ciento) y el de los servicios de información en medios masivos (13.4), que incluyen telefonía celular; proveedores de acceso a Internet, servicios de búsqueda en la red y servicios de procesamiento de información) y el de los servicios financieros y de seguros (5.8).
El PIB de las actividades secundarias (minería; electricidad, agua y suministro de gas por ductos al consumidor final; construcción, e industrias manufactureras) registró un aumento a tasa anual de 1.3 por ciento, derivado de las alzas en tres de sus cuatro sectores (el de electricidad, agua y suministro de gas por ductos al consumidor final avanzó 7.1 por ciento: las industrias manufactureras, 3.7 y el de la construcción, 1.7; el minero se redujo 9.1 por ciento).
El PIB de las actividades primarias (que incluyen al sector agricultura, ganadería, aprovechamiento forestal, pesca y caza) reportó un crecimiento de 4.4 por ciento en términos reales y a tasa anual, como consecuencia del desempeño positivo de la agricultura, la cual presentó un incremento en la superficie cosechada en el ciclo otoño-invierno, reflejándose en una mayor producción de cultivos fundamentalmente destinados a la exportación.
Las rebanadas del pastel
Asustados por el negativo efecto electoral por la creciente inseguridad en el país, las “autoridades” del país hicieron un batido con los discursos y promesas de los últimos cinco inquilinos de Los Pinos, y ayer lo presentaron como un “Acuerdo Nacional por la Seguridad”. Como para convencer a los ilusos, muy serio Felipe Calderón dijo que “ésta no es una carta de buenas intenciones”, tal cual lo aseguraron sus cuatro antecesores… Hoy el Club de Periodistas de México (Filomeno Mata 8) llevará a cabo su 18 Foro, durante el cual un impune empresario del círculo íntimo de la “continuidad” será exhibido por la colega Anabel Hernández. Se va a poner muy bueno. La cita es a las 18 horas.
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