Ricardo Andrade Jardí
Las contradicciones del discurso pirata, es decir del discurso “oficial” chatarra, llegan a grados dramáticos de lo mejor del absurdo. Por un lado nos venden todos los días la idea del “progreso y el desarrollo” y nos ponen como ejemplo a seguir a Estados Unidos o la Europa Unida, (sociedades que en su mayoría han prohibido la venta de comida chatarra en sus escuelas y unos minutos después sale la mujer que cree que es “secretaria de Educación”, Josefina Vázquez Mota, –Y digo que cree, pues es claro que la verdadera secretaria de Educación está a la cabeza del SNTE, otro absurdo nacional-- para informarnos, con un discurso que no se atina a distinguir si es auténticamente estúpido o sólo cínico, que pese a los alarmantes grados de obesidad y desnutrición, a lo que habría que sumarle además los problemas de atención y de
desarrollo físico y mental que esto conlleva, que la comida chatarra, la que producen justamente algunas de las empresas que impusieron al “presidente” chatarra que hoy nos desgobierna y que en un año y medio ha logrado colocar a México en el primer lugar de secuestros y en el primero también en ejecuciones diarias, en inseguridad, pues, considerando que además no somos una nación en guerra como Georgia, Afganistán o Irak.
Que la comida chatarra se queda en las “cooperativas” escolares, anuncia Vázquez Mota, vocera oficial de Elba Esther Gordillo (“la maestra”), porque los especuladores empresarios así lo imponen.
La salud y el desarrollo de niños y jóvenes (de primaria y secundaria) son sólo demagogia en el discurso y carne de cañón en la práctica; consumidores chatarra, para una sociedad chatarra, futuros obreros y técnicos maquiladores de artículos chatarra que no requieren, parecería ser el fondo del asunto, un buen programa de nutrición que eleve en consecuencia su desarrollo físico e intelectual y por tanto su capacidad de discernir (los ejemplos sobran. Baste acercarse a las estancias infantiles del desgobierno federal dando de desayuno – por aquello de la nutrición-- salchichas, catsup y pan Bimbo, a niños de entre uno y medio y cuatro años.
Pero aunque el discurso falaz parezca absurdo. No nos engañemos. El objetivo es claro: crear en el futuro inmediato una sociedad enferma (obesa y desnutrida) que favorezca la rapiña médica, al tiempo que el consumo de alimentos chatarra, de empresas específicas, que son las que presumiblemente se prestaron a orquestar el fraude electoral y financiaron la campaña de odio y miedo que ha tenido como consecuencia un elevado costo en vidas humanas, amén de una fractura irreconciliable entre el imaginario de dos Méxicos radicalmente opuestos.
Nada podemos esperar del desgobierno pirata a favor de la salud o la educación pública. Bástenos con conocer de las alianzas con “la maestra” para entender que el objetivo es desmantelar, lo más pronto posible, lo que pueda quedar del sueño y el espíritu vasconcelista: “los pueblos cultos, son pueblos libres”. De ahí la urgencia de destruir lo poco que, desde la revolución de 1910, se hubiera ganado en ese terreno: el de la educación pública. Argumentos chatarra, para justificas programas educativos chatarras, es el costo de haber permitido desde el salinismo que la educación fuera secuestrada por la inmoralidad, he ahí otro factor de responsabilidad en la proliferación del crimen organizado, de la impunidad que cobija la lucrativa empresa del secuestro, es consecuencia de dejar en manos de ambiciosos, incompetentes y mediocres la educación pública.
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