Barómetro Internacional
La producción de miel está disminuyendo en Argentina y Uruguay
Por Sylvia Ubal
“Si desaparecieran las abejas, en 4 años desaparecería la raza humana.
Sin abejas, no hay polinización, ni plantas, ni seres humanos”.
Albert Einstein
En los últimos años una preocupación crece, en Uruguay, Argentina y en todo el mundo; ¿por qué mueren masivamente las abejas? La ciencia tiene algunas repuestas de los expertos apicultores y biólogos
Los apicultores han tenido siempre la gran ventaja de que la abeja sobrevivió por millones de años y se adaptó a todos los desajustes producidos de manera directa o indirecta por el hombre, “el hombre destructor”. Lo llamativo es que todavía no logramos aniquilar a la especie Apis Mellifera a pesar de todo el esfuerzo que se hace para lograrlo. Lo grande es la admirable resistencia al maltrato que tiene la abeja y por eso la admiro.
El despoblamiento de las colmenas es consecuencia de varias causas, pasa por un manejo más amigable con la naturaleza y la apicultura, pero también de la agricultura, silvicultura, ganadería etc. Cuanto más nos alejamos de los manejos naturales más rápido se rompe el delicado equilibrio que reina entre las especies en la naturaleza.
La producción de miel está disminuyendo en Uruguay, durante la zafra 2007/2008 se estima que alcanzará apenas el 40% de los niveles tradicionales.
La Argentina que es el “surtidor mundial” de miel, seguido por México, produciendo hasta 75.000 toneladas, ha sufrido en los últimos años una baja del 27% en la producción debido a las sequías y a las grandes extensiones de monocultivo de soja, eucaliptos y pinos dejando como consecuencia una subida del 60% en el precio de la miel.
Los manejos antinaturales lograron el avance de las enfermedades, como el ácaro de la varroa, (succionador de sangre), a otros virus mortales, desnutrición por falta de alimentos variados que se hicieron resistentes por el uso indiscriminado de los agrotóxicos y por una carencia de diversidad genética, esto es una parte importante del problema.
Herbicidas tóxicos usados en los cultivos destruyen a las abejas
Científicamente está comprobado que ciertos herbicidas usados en la siembra de monocultivos que son extremadamente tóxicos para las abejas. Tal es el caso del imidacloprid, fipronil, endosulfán, cipermetrina, entre otros, cuyo uso ha aumentado sustancialmente en Uruguay y Argentina en los últimos años.
En relación al imidacloprid, los productores apícolas alemanes han llevado a juicio a la empresa Bayer, que lidera mundialmente el mercado de agrotóxicos y que produce este insecticida. Los apicultores consideran que este insecticida es culpable de la muerte de millones de abejas. En este momento su venta está suspendida en varios países europeos, por ser esta sustancia reconocida por su alta toxicidad para las abejas. Sin embargo, se sigue utilizando masivamente en Uruguay.
El fipronil: es otro de los insecticidas reconocidos por su toxicidad para las abejas. Francia lo retiró del mercado después de haber comprobado que la muerte de millones de abejas había sido causada por el uso de esta sustancia. En el mes de enero hubo una numerosa mortandad de abejas en el departamento de Flores, en Uruguay, causada por el uso de este insecticida. Sin embargo, su uso continúa allí siendo autorizado.
El endosulfán: es muy tóxico prácticamente para todo tipo de organismos, y particularmente para las abejas. Se dispersa ampliamente en el medio ambiente a través de los vientos, ríos y corrientes marinas, trasladándose a todas partes del planeta. Su uso en Uruguay ha aumentado enormemente en los últimos años, vinculado al cultivo de la soja.
La cipermetrina: es otro insecticida peligroso, altamente tóxico para organismos acuáticos y peces, como también para las abejas. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) lo clasifica como “posible cancerigeno humano”. Este insecticida está restringido y en algunos casos prohibido su uso por su toxicidad. Sin embargo, en Uruguay y Argentina continúa siendo utilizado masivamente. El control biológico puede acarrear algún riesgo, pero prefiero mil veces el control biológico al control químico.
Los monocultivos dañan la polinización y por ende la agricultura
La disminución de los ambientes naturales, la industria de la madera, las empresas de la pasta de papel, las grandes extensiones de los monocultivos, hace que sus efectos se introduzcan en los ecosistemas naturales, llevando allí su capacidad destructiva y su alta combustibilidad. Los cultivos de especies no atractivas o inusables para las abejas, son causantes de disminución progresiva de los ambientes para la apicultura.
El monocultivo obliga a las abejas a consumir el polen de una sola especie, en la mayoría de los casos insuficiente en nutrientes y esto significa problemas muy serios de polinización y para los productores de miel.
Todas estas causas pueden ser la razón de la desaparición de estos insectos tan sensibles como importantes en la agricultura, que “liban el néctar de las flores y al hacerlo permiten que el polen pase de una flor a otra, lo que favorece la fertilización y hace, en última instancia, que la fruta crezca”. Como explica Virginia Webb, una apicultora de Georgia que estos insectos tan frágiles son los ángeles de la agricultura.
Uruguay, como país exportador de miel y productor de sus alimentos, frutas y verduras, debería tomar medidas que apunten a salvaguardar a las abejas en nuestros ecosistemas, ya que finalmente son ellas el eslabón esencial de la producción de alimentos.
No negamos que la salud de la abeja está en peligro y francamente, si nada se hace las abejas podrían desaparecer en 10 años.
Debemos respetar las reglas que nos impone la naturaleza. Que el hombre en su afán por superarse, en cierta forma se siente un poco Dios. Creador, inventor, transformador, dueño de la vida, patrón del universo, se olvida que las cosas en la naturaleza no están hechas por azar, que cada especie ocupa su lugar en la rueda de la vida, que cada vida tiene un rol a desempeñar y para poder cumplir con ese rol, necesita que se respete su forma de vida su evolución natural adaptada al medio, y las abejas que por millones de años, fueron capaces de defenderse solas sin la ayuda del hombre.
sylviaubal@gmail.com
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