domingo, noviembre 30, 2008
Mitin en la embajada de Colombia. Por la justicia para los mexicanos asesinados en Sucumbios
Agotamiento y/o hartazgo
Una foto de José Antonio López nos dice más que los ríos de cifras y palabras vertidas en la sesión por los primeros 100 días de la suscripción del Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad.
En la fotografía publicada por La Jornada en la portada del sábado 29, aparece Felipe de Jesús Calderón Hinojosa a la derecha del ahora secretario favorito Genaro García Luna, pensativo pero relajado por el apoyo del amigo y jefe quien, en notable contraste, tiene los ojos rojizos por las desveladas o los excesos etílicos de los que todo mundo habla y pocos se atreven a consignar por escrito, con el ceño fruncido, la mano apoyada en la barbilla y cubriendo la boca.
Agotamiento y/o hartazgo transmite la figura del hombre que hoy cumple dos años al frente del Ejecutivo federal, tras una toma de posesión que, es preciso no obviar, fue posible por la intervención directa del Ejército y de los jefes de la maquinaria del Anpri, columna vertebral del sistema político.
Tampoco es omitible registrar que por la gran incertidumbre que reinaba, Vicente Fox Quesada le transmitió a Calderón Hinojosa el mando la medianoche del 30 de noviembre, en una ceremonia castrense y facciosa, ajena a lo constitucional.
Sin esos datos, junto a la elección más debatida en la historia de México, no es comprensible que el 11 de diciembre de 2006 el abogado que no hace honor al conocimiento de la arquitectura jurídica, decretó sin mediar consultas ni preparativos, como lo reconoce Eduardo Medina-Mora Icaza, La guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado.
Simultáneamente arrancó la campaña propagandística y la danza de cifras triunfalistas de Los Pinos, que enseguida chocaron con la inocultable y compleja realidad. Tanto que el 21 de agosto pasado, el michoacano de Morelia y el funcionariado pusieron en marcha el Acuerdo Nacional que es el reconocimiento del fracaso de las estrategias de La guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado que privilegia lo militar y policiaco, en demérito de la diversidad de aspectos económicos, sociales y culturales.
Como bien apunta el vocero de Norberto Rivera Carrera, protector de presuntos pederastas, el crimen organizado tiene una base social y, digo yo, permanece intocada. Además de que la subcultura de la delincuencia –incluida la muy vigorosa de cuello blanco-- es estimulada desde el oligopolio televisivo y oligopolio radiofónico. Y el secuestrado de Los Pinos por los poderes fácticos –amos y señores de la más devastadora delincuencia-- sólo les hace llamados a misa.
En el disputado torneo de frases y cifras, Luis de la Barreda Solórzano mencionó que 85 de cada 100 delitos se cometen en el robo a transeúntes. Mas el combate a esta extendida práctica no arroja dividendos para los gobernantes y las víctimas no son exitosos empresarios sino mayorías nacionales.
El director del Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad destacó entre los oradores en el afán de lavarle la cara al gobierno del empleo –mismo que ya dejó perder cientos de miles de plazas--, para cargarle las malas cuentas al del Bienestar para tu familia y manipular estadísticas para golpear a Marcelo Ebrard Causabon y Enrique Peña Nieto. Como acostumbra, Pedro Ferriz de Con cerró filas con el doctor en derecho.
Mas las actitudes politiqueras no fueron exclusivas del hijo del presunto torturador Luis de la Barreda Moreno, pues mientras para el grandilocuente José Natividad González Parás el acuerdo “ha cambiado el curso de la historia”, Calderón puja para descargar más responsabilidades en los gobiernos estatales y que el secuestro no sea delito federal.
El agotamiento, el hartazgo, pues.
Chucho Ortega, que tanto ha insultado a AMLO, por miedo suplica que Andrés Manuel no abandone el PRD
Jesús Ortega, líder del PRD (partido a cuya dirigencia llegó gracias al fraude electoral y a la ayuda que recibió del PAN, del PRI y de Felipe Calderón y de la prensa controlada desde Los Pinos), es un tipo realmente hipócrita, falso y mentiroso. Un perfecto inmoral, sin duda.
En corto, ha dicho innumerables veces que sueña con el día en que Andrés Manuel López Obrador abandone el PRD para irse a Convergencia o al Partido del Trabajo. A Chucho lo han escuchado decir eso, y no una sino varias veces, dirigentes de estos dos últimos partidos lo mismo que integrantes del Frente Amplio Progresista y altos funcionarios del gobierno del Distrito Federal. Hasta algunos periodistas paleros de Calderón han oído a Ortega expresar su deseo de que López Obrador se vaya para quedarse él solo con el presupuesto del Partido de la Revolución Democrática. Es más, cuando Ortega menciona a AMLO lo hace normalmente con ofensas, casi histérico, molesto, fuera de sí, como un verdadero loco. Y, por si no fuera suficiente con lo anterior, Ortega y sus secuaces (Acosta Naranjo, Navarrete, Graco, etcétera) han decidido cortar la poca ayuda económica que el PRD venía dando al gobierno legítimo encabezado por López Obrador.
Es decir, está claro que Los Chuchos pretenden destruir a López Obrador, y no tanto por odio al presidente legítimo (al que sí odian), sino porque así se los ha ordenado su nuevo patrón: Calderón.
Pero en cuanto AMLO anunció que ya analiza la posibilidad de dejar al PRD, algo que le aplaudirían millones de mexicanos de izquierda, Chucho se puso a temblar. Porque lo cierto es que ese partido, hoy en día tan desacreditado, sin Andrés Manuel simplemente no vale nada.
Así, en cuanto tomó posesión de su ilegítima presidencia del Partido de la Revolución Democrática, Ortega dijo que AMLO no debe irse. Lleno de temor, Chucho dijo a la prensa que él no vio ninguna posibilidad de rompimiento entre AMLO y el PRD en las declaraciones realizadas por Andrés Manuel en San Luis Potosí, en las que claramente el presidente legítimo expresó que estudia la forma y la fecha en que deberá abandonar a ese instituto político tan echado a perder debido a la ambición y a la mezquindad de Los Chuchos.
El hipócrita Jesús Ortega, aterrorizado ante la posibilidad de perder al principal activo electoral del PRD, dijo: “Yo no tengo la misma interpretación de que Andrés Manuel López Obrador abre la puerta a salirse del partido, no tengo ningún comentario, no interpreto las palabras de López Obrador en ninguna apertura a salirse ni mucho menos, la leí con mucha atención y no tengo esa interpretación”.
Desde luego, no hay peor ciego que el que no quiere ver. Y lo que Ortega no quiere ver es que AMLO está obligado a analizar su renuncia al PRD, en primer lugar por elemental ética (como el partido se convirtió en la casa de Alí Babá, los hombres decentes deben alejarse), sino especialmente porque así se lo están pidiendo al presidente legítimo decenas de miles de ciudadanos en todos los rincones del país.
Aterrorizado ante el escenario de total fracaso electoral que ya enfrenta el PRD para los comicios de 2009, un escenario que se agrava con la posibilidad de que AMLO se vaya a otros partidos, Jesús Ortega se olvidó de todos los insultos que él y los otros Chuchos han lanzado contra AMLO y también contra el PT y Convergencia y propuso no sólo que Andrés Manuel siga en el PRD, sino la verdadera incongruencia de crear un frente electoral de las izquierdas con estos dos partidos. Esto es incongruente porque el PRD ya estaba unido en el Frente Amplio Progresista con Convergencia y el PT, un frente que el PRD de Los Chuchos en los hechos ya ha abandonado.
Jesús Ortega, de plano, no tiene vergüenza.
Las elecciones en Estados Unidos
Las elecciones en Estados Unidos
La palabra que brotó inmediatamente de cada lengua tras las elecciones presidenciales en Estados Unidos fue “histórica”. Y con toda razón. Una familia negra en la Casa Blanca es realmente un evento histórico.
Hubo algunas sorpresas. Una fue que la elección no estaba concluida luego de la convención demócrata. Los indicadores habituales señalan que el partido opositor debería barrer durante una grave crisis económica, tras ocho años de una política desastrosa en todos los frentes, incluido el peor récord en materia del crecimiento de empleos de cualquier presidente de la posguerra y de una rara declinación en la riqueza promedio. Eso, con un presidente tan impopular que su propio partido tuvo que desligarse de él, acompañado de un dramático colapso en la posición de Estados Unidos en la opinión pública mundial.
Como muchos estudios muestran, ambos partidos se hallan bien a la derecha de la población en tópicos importantes, tanto nacionales como internacionales. Tal vez ningún partido refleja la opinión pública en una época en que 80 por ciento de los estadunidenses piensa que el país enfila en la dirección equivocada y que el gobierno está administrado por “algunos grandes intereses que sólo piensan en sí mismos”, no en el pueblo, en tanto un asombroso 94 por ciento cuestiona que el gobierno desdeñe a la opinión pública.
Podría argumentarse que ningún partido que hable en defensa del pueblo resulta viable en una sociedad administrada por el mundo de los negocios con tal desusada amplitud. En un nivel muy general, la falta de representación del pueblo es ilustrada por el éxito de la “teoría de las inversiones” en la política, elaborada por el economista político Thomas Ferguson. Según Ferguson, la política tiende a reflejar los deseos de poderosos bloques económicos que invierten dinero cada cuatro años para controlar el Estado.
En cierto sentido, la elección siguió pautas familiares. La campaña de John McCain fue lo bastante honesta como para anunciar con claridad que la elección no discutiría tópicos. En cuanto a Barack Obama, su mensaje de “esperanza” y de “cambio” ofreció un pizarrón en blanco en el cual sus simpatizantes podían escribir sus deseos. Uno puede encontrar sitios en Internet donde cada partido expresa su opinión sobre diferentes temas. Pero la correlación de esas opiniones con la política a seguir no es espectacular. Y de todas maneras, lo que ingresa en las opciones de los votantes es lo que la campaña de cada candidato destaca, tal como saben muy bien los administradores de un partido.
Y fue allí donde la campaña de Obama impresionó a la industria de las relaciones públicas, que lo designaron “el experto en mercadeo más importante del 2008”, derrotando con facilidad a Apple. La primera tarea de la industria es asegurarse que los clientes carentes de información hagan selecciones irracionales, socavando de esa manera las teorías de mercado que proponen exactamente lo opuesto. Y los expertos en relaciones públicas reconocen los beneficios de socavar la democracia de la misma manera. La organización The Center for Responsive Politics dice que una vez más las elecciones fueron compradas: “Los candidatos con mejor financiamiento ganaron nueve de 10 elecciones, y todos, excepto algunos escasos miembros del Congreso, retornarán a Washington”.
Antes de las convenciones, los candidatos viables con mayor apoyo de instituciones financieras eran Obama y McCain, cada uno con 36 por ciento. Los resultados preliminares indican que al final, las contribuciones a la campaña de Obama, por industria, se concentraron en las firmas de abogados (incluidos cabilderos), además de instituciones financieras. La teoría de inversiones en la política sugiere algunas conclusiones acerca de los principios que guían a la nueva administración.
El poder de las instituciones financieras refleja el cambio cada vez más grande de una economía de producción hacia otra de finanzas. Eso comenzó con la liberalización de las finanzas durante la década de los años 60, causa fundamental de los actuales azotes representados por la crisis financiera y la recesión en la economía real (esto es, de la producción y consumo de mercancías). Las consecuencias están a la vista para la gran mayoría de los estadunidenses, cuyos salarios reales se han estancado por 30 años, en tanto sus beneficios han declinado.
Dejando de lado la alta retórica sobre la esperanza y el cambio, ¿qué podemos esperar de la administración de Obama?
La selección del equipo de trabajo de Obama envía una fuerte señal. La primera elección fue para vicepresidente: Joe Biden fue, entre los senadores demócratas, uno de los más vigorosos partidarios de la invasión a Irak, y un insider (persona de adentro, con acceso a información privilegiada) con mucho tiempo de actuación en Washington. Y aunque suele votar de manera coherente con sus colegas demócratas, no siempre lo hace. Por ejemplo, apoyó una medida para que resultara a los individuos mas difícil borrar sus deudas tras declararse en bancarrota.
La primera elección posterior a los comicios presidenciales fue para la crucial posición de jefe de gabinete. Obama designó a Rahm Emanuel, uno de los partidarios más fuertes de la invasión a Irak entre los representantes demócratas y, como Biden, insider de Washington durante bastante tiempo.
Emanuel es también uno de los más grandes beneficiarios de las contribuciones de campaña de Wall Street, informó el Center for Responsive Politics. Durante 2008, “fue el principal destinatario” entre los representantes “de los ejecutivos de fondos de riesgo” y de las “principales firmas de seguros y de inversiones de la industria”. La tarea de Emanuel es ver cómo encara Obama la peor crisis financiera desde la década de los años 30, por la cual sus donantes y los de Obama comparten una amplia responsabilidad.
En una entrevista con The Wall Street Journal, le preguntaron a Emanuel qué haría el gobierno de Obama respecto del “liderazgo demócrata en el Congreso”, cuyos “barones del ala izquierda tienen su propia agenda”. Eso incluye, por ejemplo, rebajar drásticamente los gastos militares (algo en que coincide la mayoría de la población) e imponer “drásticos impuestos a la energía a fin de combatir el calentamiento global”.
“Barack Obama puede enfrentarse a ellos”, aseguró Emanuel al Wall Street Journal. La administración sera “pragmática”, y rechazara los intentos de los extremistas de izquierda.
El equipo de transición de Obama está encabezado por John Podesta, secretario del gabinete de Bill Clinton. Otros dos veteranos de Clinton, Robert Rubin y Lawrence Summers, figuran entre las figuras principales en su equipo económico. Tanto Rubin como Summers respaldaron de manera entusiasta la desregulación, un importante factor en la actual crisis financiera.
Como secretario del Tesoro con Clinton, Rubin trabajó de manera denodada para abolir la ley Glass-Steagall, que había separado a los bancos comerciales de las instituciones financieras que incurrían en graves riesgos.
El economista Tim Canova escribe que Rubin tenía “un interés personal en la eliminación de la ley Glass-Steagall”.
Tras dejar su posición como secretario del Tesoro, Rubin se convirtió en “presidente de la junta directiva de Citigroup, un conglomerado de servicios financieros que estaba enfrentando la posibilidad de tener que vender su subsidiaria de seguros”. En cuanto al gobierno de Clinton, “nunca presentó cargos contra él por sus obvias violaciones a la ética”.
Rubin fue remplazado como secretario del Tesoro por Summers, quien propuso la ley que prohibió la regulación federal de los derivativos, las “armas de destrucción masiva” (como las llama Warren Buffett) que ayudaron a sumergir en el desastre a los mercados financieros.
Summers figura como “uno de los villanos principales en la actual crisis económica”, según Dean Baker, uno de los escasos economistas que advirtieron sobre la inminente crisis. Poner la política financiera en las manos de Rubin y Summers, señala Baker, es “como recurrir a Osama Bin Laden para que ayude en la lucha antiterrorista”. Ahora Rubin y Summers proponen regulaciones para ayudar a limpiar el caos que ayudaron a crear.
La prensa de negocios examinó los récords del equipo de transición de Obama, que se reunió el 7 de noviembre para determinar cómo manejarse con la crisis financiera. En Bloomberg News, Jonathan Weil concluyo que “muchos de ellos deberían estar recibiendo citaciones como testigos materiales” por la catástrofe financiera, en lugar de “figurar como miembros del círculo intimo de Obama”. Alrededor de la mitad “han tenido posiciones de importancia en empresas que, en mayor o menor grado, han falsificado sus declaraciones financieras o contribuido a la crisis económica mundial, o ambas cosas a la vez”. Es realmente plausible que “¿no confundirán los intereses de la nación con sus propios intereses corporativos?”
La preocupación principal del nuevo gobierno sera detener la crisis financiera y la simultánea recesión en la economía real. Pero hay también un monstruo en el armario: el ineficaz sistema privado de cuidado de la salud, que amenaza abrumar al presupuesto federal si las actuales tendencias persisten.
Una mayoría del público ha favorecido por largo tiempo un sistema nacional de cuidado de la salud que debería ser mucho menos caro y más eficaz, según indican las evidencias comparativas (junto con muchos estudios). En fecha tan reciente como 2004, cualquier intervención del gobierno en el sistema de atención a la salud era descrito por la prensa como “imposible a nivel político”. Eso significaba que se oponían la industria de los seguros y las corporaciones farmacéuticas.
Pero sin embargo, en 2008, primero John Edwards, luego Barack Obama y Hillary Clinton, adelantaron propuestas que se aproximan a lo que por largo tiempo ha preferido el público. Estas ideas tienen ahora “apoyo político”. ¿Que ha cambiado? No la opinión pública, que permanece con la misma opinión de antes. Pero para 2008, sectores importantes de poder, especialmente la industria manufacturera, habían llegado a reconocer que estaban siendo gravemente afectados por el sistema privado de atención a la salud. Por lo tanto la voluntad pública está comenzando a tener “apoyo político”. Hay un largo camino por recorrer, pero el cambio nos dice algo sobre la disfuncional democracia en la cual la nueva administración busca su camino.
Copyright 2008 by Noam Chomsky.
Distribuido por The New York Times Syndicate.
* Los ensayos de Chomsky sobre lingüística y política acaban de ser recolectados en The Essential Chomsky, editados por Anthony Arnove y publicados por The New Press. Es profesor emérito de lingüística y filosofía en el Instituto de Tecnología de Massachusetts en Cambridge.
Gobierno Federal y Chuchos hacen el "uno dos" durante el partido Pumas vs Cruz Azul
Durante el medio tiempo del partido de futbol Pumas vs Cruz Azul, el Gobierno Federal y el PRD de Jesús Ortega estrenaron su capacidad de coordinación — desplegando ambos un mediocre arsenal mediático: dos spots, el primero ya conocido por la población donde el Gobierno Federal sostiene su postura de mentiras: “la no privatización y un beneficio para los mexicanos”, el otro, el spot de los chuchos festejando que “La Reforma Petrolera: Un Triunfo de Todos lo Mexicanos”.
Coincidencias no existen, con costos que quizás alcancen los 600mil pesos cada 20 segundos de los spots, un partido ahogado en deudas por las resoluciones del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, no escatima en costos con la colaboracionista empresa de televisión mexicana, Televisa, que siempre tendrá disponibilidad para los intereses económicos más turbios en el Prime Time mexicano.
Pura demagogia
Cien días oscuros (y los que siguen)
http://www.youtube.com/watch?v=q6K0YPqn9AI
Resistencia Americana: MÉXICO
Movimiento Nuestra América
Se invita cordialmente a asistir al
acto fundacional del
Movimiento Nuestra América.
Lunes primero de diciembre,
18:30 horas,
Club de Periodistas,
Filomeno Mata 8, Centro Histórico de la ciudad de México (Metro Allende).
Participan:
Jorge Mansilla Torres, embajador de Bolivia en México, y Raúl Álvarez Garín, Comité 68.
Modera:
Agustín González Cáceres.
Asociación Salvador Allende,
Comité del Frente Amplio de Uruguay en México,
Comité por el Cambio en El Salvador,
Comité Nacional Democrático del SNTE,
Frente Popular Francisco Villa,
Movimiento Bolivariano de los Pueblos,
Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba,
Red Juvenil de Solidaridad con Cuba,
Colectivo Rodriguista en México,
Observatorio Eclesial,
Colectivo ALAS,
Servicio Internacional Cristiano de Solidaridad
con los Pueblos de América Latina
Óscar Romero
CND Invita
" DESDE ABAJO Y ENTRE TODOS "
Distrito Federal.
Televisa discrimina a niños discapacitados y causa muerte de una persona
Muere una señora en el programa de Lagrimita y Costel
Jorge Zamora Fuentes, Guadalajara, Jalisco.- El ama de casa identificada como Genoveva Romero García, acudió al programa "Operación Talento" celebrado en Canal Cuatro de Guadalajara, situado en Avenida Alemania esquina Enrique Díaz de León, llevando a su sobrina Miriam quien es fanática de Lagrimita y Costel.Ambas se encontraban sentadas en las bancas de abajo para ver de cerca de sus artistas favoritos, y personal de seguridad del mismo programa la quitó de ahí y la mando hasta las gradas de arriba para que no fueran enfocadas por la cámara, sólo por que Miriam padece de parálisis cerebral.La señora se levantó de su asiento llevándose a la niña y empezó a subir las gradas, y al querer abrazar a la niña para acomodarse perdió el equilibrio y cayó de cabeza desde una altura de más de tres metros, estrellando su cabeza en el piso y muriendo instantáneamente. Al ver a su tía en el suelo, la niña empezó a llorar desconsolada.Las personas que estaban cerca de donde sucedió el accidente trataron de auxiliar a la víctima al verla que estaba sangrando de la cabeza, pero no tardó en llegar personal de enfermería que se hizo cargo de la situación, y tras de revisar a la mujer y ver que ya había fallecido, solicitaron la intervención de las autoridades correspondientes. Personal del Servicio Médico Forense (Semefo) arribó al lugar de los hechos para recoger el cuerpo y llevarlo al Departamento de Medicina Legal a donde acudió Crucecita, quien dijo ser hermana de la hoy occisa, y la identificó como Genoveva Romero García, de 55 años, quien tenía su domicilio en calle Elote número 84, en la colonia Mesa Colorada.Se desconoce si se brindó alguna ayuda a los familiares para los gastos funerales, o si les darán una indemnización.
Dos años de estancamiento
Como bienvenida a Felipe Calderón en su segundo año de gobierno están los ecos de sus propias promesas, incumplidas, en materia económica y financiera. "Seré el presidente del empleo en México", había dicho cuando se encontraba en campaña. Y así como aquella, el resto de sus promesas de crecimiento económico y bienestar social no se han cumplido. Más aún, el país se le escapa de las manos: perdió competitividad y cada vez resulta menos atractivo para la inversión extranjera, entre otras razones, debido a la inseguridad ocasionada por el crimen organizado y a la crisis global. El 1 de diciembre de 2006, Felipe Calderón asumió la Presidencia de la República luego de tres meses de un período de transición e intenso acercamiento informativo entre su equipo de trabajo y el designado por el gobierno saliente.Pero, en realidad, el trabajo conjunto entre ambos equipos se inició desde el 11 de julio de ese año, cuando Calderón aún no recibía la constancia de su triunfo electoral, que sigue en duda entre millones de mexicanos.A 150 millones de pesos ascendió el fondo, proveniente de recursos públicos, destinado a los trabajos de transición. De éstos se derivarían las propuestas formales, acabadas, del nuevo gobierno, y que debían sintetizar los cinco meses de campaña política en que Calderón, presumiblemente, acopió toda suerte de información, conoció las entrañas del país, "descubrió" -como todos los candidatos en la historia del país, de cualquier partido- sus necesidades, sus apremios, sus fortalezas.Con todo ese bagaje informativo, con todo el conocimiento que creía tener del país, con todas las ganas que decía tener de cambiar las cosas, llegó al 1 de diciembre de 2006 y en su discurso de toma de posesión -en el Auditorio Nacional, pues en la Cámara de Diputados se le impidió- perfiló en el ámbito económico un país que, al cabo de sólo dos años, parece escapársele de las manos.Puso al empleo como la máxima prioridad de su gestión económica y social, pues -decía- la falta de trabajo es lo que divide a las familias y a las comunidades del país. Ratificó entonces el lema central de su campaña: "Me propuse y seré el presidente del empleo en México".Pero ya no era candidato. Habían terminado las horas y los días de hacer promesas. Presidente ya, informaba a la nación de su decisión de "remover los obstáculos que impiden a las empresas, y a la economía en su conjunto, crecer más y más rápido", pues es la única forma de generar "los empleos que necesitamos", sentenciaba.Vehemente, con voz firme, sintetizaba lo que durante largos meses le quitó el sueño a él y a su equipo: el plan, los cambios en la política económica, que había decidido para lograr su máxima aspiración de darle empleo a todos los mexicanos. No era poco.
Cuatro cambios fundamentales harían realidad el sueño:
1) La economía se orientará a la competitividad. Los trabajadores, los campesinos y las empresas mexicanas competirán en igualdad de condiciones con otros trabajadores, campesinos y empresas de los demás países. El primer paso, atraer las inversiones de fuera, para que se concreten aquí y aquí generen los empleos. "México tiene todo para ser una nación que reciba inversión y genere empleo para su gente".
2) México ya no dependerá de lo que exporte a otros países. Para estimular el crecimiento y el empleo, el mercado interno será el gran motor. Para lograrlo, se impulsarán el turismo y la infraestructura.
3) El gobierno se pondrá "en los zapatos del mecánico que tiene su taller, del ama de casa que tiene su cocina económica, del abuelo que tiene una tienda de abarrotes". Es decir -dijo Calderón-, "quiero facilitarle la vida a las micro, pequeñas y medianas empresas en México, porque son las que generan más empleo para los mexicanos".
4) La economía, dirigida por el nuevo gobierno, "propiciará bienes y servicios en calidad y precios competitivos para empresas y consumidores, lo cual sólo puede ser resultado de condiciones verdaderas de competencia justa y sin privilegios".Esos cuatro cambios en la política económica, aseguraba el presidente, "deberán producir resultados para la gente y, en particular, para mejorar el nivel de vida".
Contracción
Este lunes 1 de diciembre se cumplirán dos años de ese discurso inaugural del gobierno calderonista. Nada de lo dicho en éste se ha logrado. Bastaron 24 meses para dejar en claro que los buenos propósitos no son suficientes para enfrentar una realidad que se empeña en ser más compleja e inasible, sobre todo cuando se le quiere abordar sólo con buenos deseos y buena voluntad.Los resultados hablan de que, o no se hizo la tarea, o lo que se hizo fue minúsculo frente a la dimensión de los problemas, o el nuevo gobierno no tenía idea de dónde estaba parado. Porque, al día de hoy, ni la economía ni las empresas crecen; por el contrario, se retraen "más y más rápido".Tampoco se removieron los obstáculos que impiden el crecimiento económico:La economía es hoy menos competitiva y aleja la inversión extranjera. Los datos: De 134 economías analizadas por el Foro Económico Mundial, con sede en Suiza -y que cada año, en enero, reúne en Davos a lo más granado de la política, las finanzas y los negocios de todo el mundo-, México se ubicó en el lugar 60 en materia de competitividad; perdió ocho posiciones respecto del año anterior.En su Reporte de competitividad global 2008-2009 -publicado en octubre-, el foro revela las causas de la debilidad competitiva de México: fuerte presencia del crimen organizado; riesgo excesivo para hacer negocios por el crimen y la violencia; falta de profesionalismo y honestidad de los cuerpos policiacos; excesiva regulación gubernamental y deficiente estructura legal para hacer negocios.Por su parte, el informe Doing Business 2009 del Banco Mundial -publicado este mes- también da cuenta de que México pierde de manera consistente el atractivo internacional para hacer negocios. En el informe del año previo, el país ocupó el lugar 42; un año después cayó al sitio 56 de entre 181 economías. Perdió 14 posiciones.Las dificultades para abrir un negocio, las rigideces en la contratación de trabajadores y lo complicado que es el pago de los impuestos se encuentran entre las principales causas de que México pierda atractivo para la inversión.Y las consecuencias no se hicieron esperar. Por lo anterior, pero también como efecto de la desaceleración económica mundial, están disminuyendo los flujos internacionales de inversión al país: en los primeros nueve meses del año, la Inversión Extranjera Directa cayó 21% respecto del mismo lapso de 2007, informó el 20 de noviembre la Secretaría de Economía.De enero a septiembre se captaron 15 mil 560 millones de dólares, 4 mil 139 millones menos que el monto recibido de enero a septiembre de 2007, que fue de 19 mil 699 millones de dólares. Y eso significa también, a fin de cuentas, menos empleos.Por otra parte, también contra lo que Calderón se propuso, se sigue dependiendo de las exportaciones y el gobierno no muestra interés en hacer del mercado interno el gran motor de la economía.De hecho, México está dentro de los 15 principales países exportadores, pero su debilidad radica en que más de 85% de sus ventas externas van a un solo mercado: el de Estados Unidos. En un año, el comercio bilateral con ese país supera los 350 mil millones de dólares, más inclusive que el total de los ingresos del sector público en el mismo lapso.
Diversificación de mercados
Lo que México comercia con Estados Unidos en poco más de un mes es igual a lo que el país comercia en un año con todos los países de la Unión Europea.También, contra el dicho de Calderón, las micro, pequeñas y medianas empresas, las principales generadoras de empleos, siguen sin ser prioridad para las autoridades. Los millonarios recursos que se destinarían a ellas, han servido más bien para rescatar a grandes empresas con problemas a raíz de la crisis financiera.Por último, han quedado en el papel las "condiciones verdaderas de competencia justa y sin privilegios", que darían a empresas y consumidores bienes y servicios de calidad y precios competitivos. La prueba: nada ha podido, o querido, el gobierno para acabar con abusos, cotos y grandes privilegios en servicios bancarios, telefonía y televisión, por citar algunos ámbitos que reclaman mejor regulación y más competencia.Entonces, si las premisas fallaron, el corolario -la gran aspiración de Calderón- es una absoluta derrota: la generación masiva de empleos quedó en ilusión; cada vez se crean menos puestos de trabajo y son de menor calidad y peor pagados; los empleos existentes se reducen: las tasas de desocupación registradas en esta administración son las más altas de los últimos lustros. No hay día que no se registren despidos, cierre de empresas, hombres y mujeres a la calle.Los datos más recientes del Inegi no dejan lugar a dudas. El 13 de noviembre, el instituto informó que la tasa de desempleo en el tercer trimestre del año se ubicó en 4.2% de la Población Económicamente Activa, lo cual significa que en tres meses, de julio a septiembre, se sumaron a las filas del desempleo 316 mil 421 personas.El desempleo abierto, tan sólo en septiembre, fue de 4.25% -tasa no vista desde la peor crisis económica, a mediados de los años noventa, a excepción de agosto de 2004, cuando fue de 4.4%-, equivalente a 2 millones de personas sin trabajo alguno.Además, el número de subocupados -las personas que, para obtener un ingreso determinado, deben trabajar más tiempo, ya sea a través de una ocupación complementaria o un nuevo trabajo con mayor horario- ascendió a casi 3 millones de personas en el tercer trimestre.Pero si se considera la llamada Tasa de Ocupación Parcial y Desocupación -que da una idea más real de la situación del desempleo-, en el trimestre fue de 10%: quiere decir que en esa condición había 4 millones 500 mil personas, que estaban en desempleo abierto o que sólo habían trabajado menos de 15 horas a la fecha del levantamiento de la encuesta.El Inegi emplea también la Tasa de Condiciones Críticas de Ocupación (TCCO), que hace más visible el subempleo, pues refleja "el porcentaje de la población ocupada que se encuentra trabajando más de 35 horas a la semana por razones de mercado, más la que trabaja más de 35 horas semanales con ingresos mensuales inferiores al salario mínimo, y la que labora más de 48 horas semanales y que gana hasta dos salarios mínimos al mes".Durante el tercer trimestre de 2008 se hallaba en esa condición 10.4% de la población ocupada, es decir, 4 millones 537 mil personas.Por otra parte, en este gobierno, cada vez más personas no tienen otra opción que emplearse en la informalidad. Cuando se inició la administración, la tasa de informalidad era de 26.6% de la población ocupada; en el primer trimestre del primer año de gobierno de Calderón, la tasa subió a 26.9%, y en el último trimestre de 2008, a 27.1%, lo que equivale a 11 millones 800 mil personas.Una semana después de que el Inegi dio a conocer esta información, difundió el dato de desempleo en octubre: 115 mil personas más quedaron sin trabajo.
Malos resultados
Y para 2009, que está a la vuelta de la esquina, las cosas estarán peor. Si la Presidencia de la República y la Secretaría de Hacienda insisten en no reconocerlo así, el Banco de México no tiene empacho en hablar con crudeza de lo que vendrá. Apenas el viernes pasado, al notificar que no hará cambio alguno en la tasa de interés de referencia -se mantiene en 8.25%, en el tipo interbancario a un día-, advirtió:"La fuerte recesión que ya se advierte en los países industrializados, y particularmente en Estados Unidos, está impactando negativamente sobre la actividad económica en México. Así lo sugieren los datos más recientes sobre exportaciones, consumo privado, empleo y masa salarial. Es claro que los riesgos de una menor actividad económica se han acrecentado, lo que se ha reflejado en revisiones a la baja en pronósticos de crecimiento de diversos analistas."Los malos datos de la economía a los que se refiere el Banco de México son recientes y todos oficiales. El Inegi reportó el martes pasado que las exportaciones petroleras cayeron 7.7% y las no petroleras 2.8%, y con ello propiciaron que, por primera vez desde enero de 2007, el valor total de exportaciones registrara un retroceso, que fue esta vez de 3.5%.El instituto dio a conocer que en ese mes la balanza comercial mostró un saldo deficitario de 2 mil 739 millones de dólares, con lo que acumula, entre enero y octubre, un saldo deficitario de 11 mil 119 millones de dólares, que es el déficit comercial más alto desde 1994.En particular, las ventas totales a Estados Unidos disminuyeron en octubre 7.2%, y de ellas las exportaciones automotrices fueron las que acusaron el mayor impacto por la baja demanda: cayeron 6.2%.Otro dato del Inegi, en concordancia con el pesimismo del Banco de México: El Producto Interno Bruto registró, en el tercer trimestre del año, un crecimiento de 1.6% en términos reales respecto de igual período de 2007.En términos absolutos, el aumento significó 142 mil 454 millones de pesos más, pues si entre julio y septiembre del año pasado el valor total de los bienes y servicios producidos en el país sumó 8 billones 820 mil 493 millones de pesos, un año después, en el mismo lapso, dicho valor ascendió a 8 billones 962 mil 947 millones de pesos.El avance de 1.6% del PIB reportado por el Inegi es el crecimiento más bajo que ha registrado la economía nacional en los 19 trimestres habidos desde 2004, cuando el instituto cambió el año base (2003) para medir el PIB a precios constantes.Salvo el gobierno de Felipe Calderón, todo mundo pronostica un empeoramiento de las cosas para el próximo año. La más reciente estimación de crecimiento económico para 2009 la hizo la Organización para el Crecimiento y el Desarrollo Económicos (OCDE), el club de los países más ricos, dirigido por el mexicano José Ángel Gurría: según ese organismo, la economía mexicana apenas crecerá 0.36%, por debajo del pesimista 0.5% del Banco de México, y muy lejos del alegre 1.8% de la Secretaría de Hacienda.Con esa proyección de crecimiento, de acuerdo con especialistas, apenas se crearán en el país entre 50 mil y 100 mil nuevos empleos. Nada frente a los 800 mil que cada año se demandan.Así concluye su segundo año de gobierno el presidente del empleo.
Apenas el viernes 28, exactamente un mes después de su aprobación en el Congreso, el Ejecutivo publicó la nueva legislación petrolera. La parsimonia presidencial, casi renuencia, mostró en los hechos la insatisfacción del gobierno ante una reforma que imaginó diferente y aprobada en un lapso muy breve, mediante un procedimiento veloz, aunque de dientes para afuera la festejara. El que transcurrieran cuatro semanas para concluir el proceso legislativo correspondiente contrastó con la celeridad mostrada por el propio presidente Calderón en el otro principal lance legislativo de su bienio, la ley del ISSSTE. Después de que la aprobó el Senado el miércoles 28 de marzo del año pasado, el Ejecutivo se dio prisa para hacerla aparecer en el Diario Oficial y hasta, rompiendo la costumbre, se lanzó para ese propósito una edición sabatina, el 31 de marzo.Esas diferentes actitudes parecerían señal de que en su primer bienio, el proyecto reformista de Calderón se saldó con un empate: un tanto a favor y otro en contra. Pero, si se atiende a las secuelas de la reforma pensionaria de los trabajadores del Estado, quizá no haya que anotarla en el haber presidencial, sino en su debe: nunca una nueva ley como ésta, suscitó una oposición judicialmente manifestada y por lo tanto medible. La reforma fue rechazada por sus destinatarios de dos maneras: la presentación de cientos de miles de demandas de amparo (aun sin resolver en última instancia), y la derrota en los hechos del proyecto privatizador de los fondos de retiro. Cuando la semana pasada concluyó el plazo para que la burocracia eligiera cómo se maneje el ahorro para sus pensiones, más del ochenta y cinco por ciento del personal público prefirió el sistema de reparto, de que se encarga el Pensionissste, y sólo el resto, poco menos de trescientas mil personas, escogió el sistema de cuentas individuales administrado por afores. Es presumible que el grueso de esa cifra esté compuesto por el personal panista de confianza con que el gobierno ha engrosado sus nóminas.Llegado al gobierno hace dos años, desde siempre Calderón ha necesitado el sostén priista para llevar adelante sus iniciativas. Objetado como ilegítimo por una porción relevante de la sociedad, hubiera sido de todas maneras un presidente en posición precaria, pues instalarse en la silla presidencial por un triunfo formalmente logrado con apenas medio punto de diferencia, y sin mayoría propia en las cámaras, no permite anchos márgenes de acción. Pero la incapacidad ejecutiva de Calderón ha acentuado las dificultades de su gobierno para emprender una tarea correspondiente a las exigencias de la realidad y las necesidades de sus gobernados. El que apenas en el primer año haya tenido que reemplazar a secretarios clave (los de Desarrollo Social, Economía y Gobernación) y, en paradoja, que no lo haya hecho en otros segmentos (el de Seguridad Pública específicamente), enseñó sus dificultades para integrar un equipo más allá de sus allegados de siempre, de cuya cercanía ha tenido que prescindir. La fragilidad política de Calderón lo condujo a centrar su acción de gobierno en una guerra contra la delincuencia organizada a la que se lanzó con fines mediáticos pero que generó efectos sociales adversos en la realidad. Calderón estaba urgido de legitimidad y calculó ganarla mostrándose activo y resuelto en el combate a la inseguridad, por lo menos ante las cámaras de televisión. Sin una estrategia que fijara metas y tiempos, sacó al Ejército de sus cuarteles para involucrarlo en operaciones conjuntas con las fuerzas policiacas federales, sin calibrar la calidad de sus efectivos. Ordenó fundir en los hechos a la policía investigadora y la preventiva, y puso el proceso de fusión en las manos de un funcionario objetado más de una vez desde dentro mismo del gobierno. Mutilar al Ministerio Público de su brazo investigador ha acrecentado los niveles de impunidad y entregado el mando policiaco pleno al secretario de Seguridad Pública, cuya discutible conducta ha sido avalada de palabra y de obra por un Presidente que se echó en manos de los generales y empeoró su situación cuando se convirtió en protector de alguien que en el menos grave de los casos es ineficaz.Haber concentrado su esfuerzo político en la lucha contra la inseguridad fue la clave para que Calderón perdiera el primer tercio de su gobierno. Aunque se ufana de logros y triunfos (hasta alardea de que su gobierno posee marcas mundiales en montos de droga decomisada, dinero asegurado y armamento en sendas operaciones), es imposible que el Presidente oculte la magnitud de su derrota en ese campo. En los dos años de su administración han sido ejecutadas más de ocho mil personas, las más de ellas en cruentas reyertas entre mafias. No faltan torpes morales que se alegran de esta suerte de limpieza étnica que liquida a delincuentes al por mayor. Pasan por alto que ese auge de la criminalidad indica un incremento de las capacidades de fuego, de organización y financiera de las bandas que cada vez con mayor arrogancia desafían al Estado y ponen en peligro a toda la sociedad.La peor cara de esta derrota consiste en que se evidenció la penetración delincuencial en las estructuras encargadas de perseguir a la criminalidad. No hay modo más desalentador de fijar el cumplimiento de dos años de gobierno que pensar en la larga lista de funcionarios policiacos y de procuración de justicia detenidos y llevados a proceso o mantenidos en arraigo. El que se haya tenido que prescindir de dos suprocuradores y que uno de ellos, aplaudido y premiado por su desempeño con una cómoda misión diplomático se convierta de pronto en sujeto de averiguación penal a cargo de sus antiguos subordinados; y que la jefatura de la PFP tenga el mal fario de que quien la ocupe sea asesinado o llevado ante la justicia, ilustra de manera dramática la indefensión en que se encuentra la sociedad, por la incompetencia o más grave aun por las complicidades gubernamentales..Si, como pretendió el PAN frente a Carlos Salinas, la ilegitimidad de origen que se le señaló fuera curable por un buen desempeño, el bienio perdido de Calderón no le permite gozar de ese beneficio legitimador. l
Adiós a los cuates
Prácticamente todos los días, en los actos públicos que encabeza, el presidente de la República busca culpables de la situación crítica que vive el país. Pero el responsable de los errores y fallas que la han provocado tiene nombre y apellido: Felipe Calderón.
Infiltración hasta el techo
De llevarse a sus últimas consecuencias la supuesta Operación Limpieza, pocos serán los directivos y agentes de la Procuraduría General de la República y de la Secretaría de Seguridad Pública federal -cuyos titulares fueron nombrados y son mantenidos en sus cargos por el presidente Felipe Calderón- que queden exentos de las imputaciones que los impliquen con algún cártel de la droga. A raíz de que la agencia antidrogas de Estados Unidos comunicó al titular de la SIEDO, Noé Ramírez Mandujano, que esa subprocuraduría estaba infiltrada, la mayoría de los altos mandos señalados comenzaron a ser arraigados, incluso él mismo. La corrupción envuelve a casi todos los jefes de la PGR...
Cuando el narcotráfico penetró las áreas más sensibles de la Procuraduría General de la República (PGR) a principios de año, el procurador Eduardo Medina Mora supo que la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA) informó al titular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) sobre esos hechos, pero no se hizo nada para frenar la corrupción.Y sólo ahora que las confrontaciones sobre los presuntos vínculos de altos funcionarios de la SIEDO y de agentes de la AFI y la SSP con la célula de los hermanos Beltrán Leyva y con el cártel de Sinaloa alcanzaron niveles de escándalo, el gobierno federal puso en marcha la Operación Limpieza. Su propósito, según el procurador Eduardo Medina Mora, es "sanear" a la PGR.Entrevistas con fuentes de la PGR y de la SSP, que exigieron el anonimato para aportar información, permiten reconstruir esos episodios:En marzo de este año, Noé Ramírez Mandujano, entonces titular de la SIEDO, fue alertado por la DEA de que su oficina había sido infiltrada por la mafia de los hermanos Arturo y Héctor Beltrán Leyva. "Hay gente tuya trabajando para el narcotráfico. Tu oficina ya se convirtió en una extensión al servicio de los Beltrán", le dijeron los agentes de la DEA; incluso le proporcionaron los nombres de los funcionarios implicados. La lista incluía a coordinadores, directores de área y agentes ministeriales que formaban parte de su equipo de confianza.Ramírez Mandujano, quien el 3 de enero de 2007 sustituyó en la SIEDO a José Luis Santiago Vasconcelos, su mentor, tomó nota y, preocupado por la información, decidió tratar el tema en privado con Miguel Colorado González, entonces coordinador técnico de la misma subprocuraduría. Luego de una larga charla, Ramírez Mandujano ordenó que agentes bajo el mando de Colorado realizaran un monitoreo y un seguimiento minucioso al personal militar adscrito a la SIEDO.El coordinador técnico -a la postre implicado en la red criminal de los Beltrán- cumplió la instrucción de Ramírez Mandujano, no sin incurrir en tropiezos y fallas circunstanciales o deliberadas. El primero que comenzó a ser vigilado fue el capitán Fernando Rivera Hernández, director adjunto de la Coordinación Técnica de la SIEDO, de quien los agentes de Colorado González grabaron entrevistas, conversaciones y reuniones. Por los informes de la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA), Noé Ramírez sabía que el capitán tenía relaciones con Sergio Barragán Villarreal, El Grande, exmiembro de los cárteles del Golfo y de Sinaloa y actualmente pieza del nuevo corporativo criminal encabezado por los Beltrán Leyva.La misma suerte corrieron los comandantes Roberto García y Milton Cilia Pérez. Ramírez Mandujano y el procurador Medina sabían que ambos sostenían reuniones con representantes del cártel (de los Beltrán Leyva) en Cuernavaca, Morelos, uno de los territorios en los que opera este capo.Los encargados de seguir los pasos del capitán Fernando Rivera fueron los agentes de la Agencia Federal de Investigación (AFI) Antonio Mejía Robles, Jorge Alberto Zavala, Francisco Javier Jiménez, Luis Manuel Tovar, Samuel Cruz Sánchez y Ricardo Córdoba, todos adscritos a la Coordinación Técnica de la SIEDO."El monitoreo y seguimiento" contra los tres altos mandos de la subprocuraduría duró 15 días y se instrumentó a raíz de que la DEA reveló a Ramírez Mandujano que su oficina estaba saturada de "ojos, oídos y manos" del clan Beltrán Leyva.Pero esa operación, que era "secreta", derivó en un escándalo en el interior de la subprocuraduría y estuvo a punto de desencadenar un agarrón a golpes entre los funcionarios acusados de estar en la nómina de los Beltrán Leyva.Según una fuente consultada por este reportero, Fernando Rivera y sus presuntos cómplices se enteraron de que eran vigilados y acudieron a la oficina de Colorado a reclamarle su proceder. Con el rostro endurecido, le lanzaron una andanada de insultos."Son chingaderas, ingeniero, que mandes agentes a seguirnos -le dijeron, según la fuente consultada-. No te metas con nosotros porque vas a terminar mal, cabrón." El enfrentamiento fue presenciado por buena parte de los peritos que en ese momento laboraban en sus cubículos aledaños a la oficina de Colorado. La intervención de Octavio Tapia, director del área técnica de la SIEDO, evitó que se desataran los golpes.Calmados los ánimos, Colorado González pidió hablar con Ramírez Mandujano, a quien contó los detalles del desaguisado. Tras escucharlo, el entonces titular de la SIEDO le ordenó a su interlocutor continuar con los seguimientos, pero le sugirió: "Que se haga con mayor discreción" y con menos personal.
El testigo "Felipe"
La información proporcionada a Ramírez Mandujano por la DEA no era una invención.Meses atrás, los agentes antidrogas de Estados Unidos habían arraigado a Alberto Pérez Guerrero, conocido en el expediente PGR/SIEDO/UEIDCS/241/2008 como Felipe, el testigo protegido estelar de la PGR que con sus testimonios desnudó la corrupción en la SIEDO y en la SSP, a cargo de García Luna.Al rendir sus primeras declaraciones en la sede de la legación mexicana de Washington, Felipe señaló, entre otras personas, a Mario Arturo Velarde Martínez como un enlace entre la AFI y el cártel de los hermanos Beltrán Leyva. En el sexenio de Vicente Fox, Velarde fungió como secretario particular de García Luna, entonces titular de la AFI.El testigo también implicó en la red de funcionarios al servicio de los Beltrán a Ricardo Gutiérrez, exdirector de Interpol, y a su sucesor, Rodolfo de la Guardia. Ambos fueron arraigados por la PGR el martes 18. Según él, los dos señalados tenían amistad con José Antonio Cueto, un personero de los Beltrán encargado del reclutamiento de funcionarios y de infiltrarse en instituciones responsables de combatir el narcotráfico. Según las declaraciones de Felipe, le "vendían" información a Cueto.Por lo que concierne a las operaciones de Velarde Martínez, Felipe se explayó: A principios de 2007, el licenciado Velarde Martínez se desempeñaba como director de área, y Ricardo Gutiérrez, quien es amigo cercano de Cueto... me pidió información sobre dos asuntos de los cuales no recuerdo en la oficina de Interpol, en los que tenía conocimiento Cueto, por los cuales me dio Velarde Martínez la cantidad de 4 mil dólares, de los cuales 2 mil entregué a Cueto...Todos los funcionarios y agentes señalados por Felipe están arraigados, al igual que 35 agentes del Ministerio Público federal que trabajaban simultáneamente para la SIEDO y para los Beltrán Leyva. Sólo Velarde Martínez, el secretario particular de García Luna cuando éste estuvo al frente de la AFI, sigue libre a pesar de los contundentes señalamientos en su contra. En la propia PGR incluso le dan "un trato decoroso". La prueba es que, "cuando ha sido citado a declarar tarda cuatro horas en la SIEDO, a lo mucho, y se va muy campante a su casa", relata una fuente confidencial que pidió a este reportero el anonimato.El testigo Felipe, quien fue agente de la PGR y fungió como comisionado de la Interpol en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, también implicó en la red criminal de los Beltrán -y del cártel de Sinaloa- al capitán Fernando Rivera y al propio Miguel Colorado, el hombre de confianza de Noé Ramírez.Las detencionesEl 3 de agosto, cinco meses después de que la DEA informó a Noé Ramírez que sus colaboradores trabajaban para el narcotráfico, se desplegó un aparatoso operativo: elementos del Ejército encabezados por Ignacio Peralta Ortega, funcionario del área judicial de la PGR, rodearon las instalaciones de la PGR ubicadas en Reforma 75.Peralta Ortega le pidió a Ramírez Mandujano concentrar a su personal policiaco. "Sin excepción alguna", le dijo. La petición se cumplió: los agentes de la Coordinación Técnica (a cargo de Miguel Colorado), así como los de la Dirección de Informática e Inteligencia de la SIEDO (manejada por Fernando Rivera), acataron la orden.Luego, Peralta le explicó a Ramírez Mandujano lo que éste ya sabía desde marzo, cuando la DEA le habló sobre la infiltración del narcotráfico en la SIEDO: que Fernando Rivera, Roberto García y el comandante Milton Cilia Pérez proporcionaban protección al cártel de Sinaloa; que la DEA tenía un testigo protegido (Felipe) que estaba señalando al personal de la subprocuraduría.Así mismo, le dijo a Ramírez Mandujano que el capitán Rivera y sus cómplices iban a ser trasladados al centro de mando de la Policía Federal Preventiva (PFP) en Iztapalapa, al oriente de la Ciudad de México.Días después de ser incriminados por el testigo Felipe, Rivera, Cilia y García se incorporaron al programa de testigos protegidos, y 90 días después implicaron en la red de protección al cártel de Sinaloa al propio Ramírez Mandujano, quien renunció al cargo y voluntariamente se presentó a la PGR a rendir su declaración. En la investigación se hallaron elementos que permitieron retenerlo en la SIEDO y, posteriormente, arraigarlo.El 5 de agosto último, ya como parte de la llamada Operación Limpieza anunciada por el procurador Eduardo Medina Mora, elementos del Ejército realizaron otro operativo en la SIEDO. Con base en las imputaciones del testigo Felipe, fueron detenidos Miguel Colorado, Alberto Zavala Segovia, Luis Manuel Aguilar Flores y Antonio Mejía Robles. Los tres últimos son los afis que integraban el equipo que, por instrucciones de Ramírez Mandujano y Colorado, dieron "seguimiento" al capitán Fernando Rivera y a sus cómplices en marzo pasado.Las múltiples detenciones realizadas tanto por el Ejército como por la Policía Federal Preventiva (PFP) no sólo derivan de las imputaciones del testigo Felipe. Otros arraigos y aprehensiones se realizaron tras la captura, el 20 de octubre pasado en la colonia Lindavista, al norte de la Ciudad de México, de Jesús Rey Zambada García, hermano de Ismael El Mayo Zambada.Uno de los funcionarios de la SSP presuntamente involucrados con el grupo de Zambada es Édgar Bayardo del Villar, agente de la División Antidrogas de la PFP. Según las indagatorias de este caso dos personas (cuyos nombres están reservados) declararon ante la SIEDO que los Zambada García le entregaban "una cantidad millonaria" a Bayardo para que protegiera sus operaciones de narcotráfico.Y como parte de la investigación derivada de la detención de Rey Zambada la PGR solicitó la comparecencia del entonces comisionado interino de la PFP, Víctor Garay, y de Francisco Navarro, hombres de confianza de García Luna. Ambos fueron arraigados.No es todo: el 29 de octubre, como parte de la Operación Limpieza, que inició con las detenciones de Fernando Rivera, Miguel Colorado y su gente, la SIEDO capturó a Rodolfo de la Guardia, exdirector de Interpol y de Despliegue Regional de la AFI, así como a su sucesor en esa corporación, Ricardo Gutiérrez Vargas. La razón: que sirvieron con información y protección al cártel de Sinaloa.La colombianaÉdgar Bayardo y Francisco Navarro, ambos cercanos a García Luna, también están acusados de robo y torturas por la colombiana Ángela María Quintero Martínez, detenida el 15 de octubre último junto con un grupo de presuntos narcos colombianos proveedores de varios cárteles mexicanos en una fastuosa residencia asegurada por agentes federales. En esa ocasión también cayó Teodoro Mauricio Fino Restrepo, presunto enlace de los Beltrán Leyva en Colombia.Quintero Martínez declaró a la SIEDO -averiguación previa PGR/SIEDO/UEIDCS/347/2008- que fue detenida en la casa ubicada a un costado del Desierto de los Leones cuando festejaba el cumpleaños de una amiga suya de nombre Juliana.Dijo tener varios negocios, entre otros un spa en Bogotá, Colombia, en sociedad con José Luis Botero, así como la joyería El Brillante, en sociedad con Germán Serna; también aseguró ser médico cirujano con especialidad en medicina estética, por lo que, dijo, cuenta "con una gran cantidad de clientes".Agregó que el comandante Bayardo (el mismo que está implicado en la presunta protección a los Zambada García) le dijo a una mujer policía que le pidiera a ella y a una de sus amigas que asistió a la fiesta, Margarita Gómez Arango, que le entregara todas sus pertenencias porque se las iban a quitar en el lugar a donde las iban a llevar, presuntamente las instalaciones de la SIEDO.Narra Quintero Martínez: "Y le entregué unos aretes de diamantes de un kilate cada uno, un reloj Cartier y una pulsera de oro de 14 kilates cada uno con brillantes". En el operativo también participó el comandante Francisco Navarro, otro de los presuntos implicados en la red del cártel de Sinaloa. Del lote de joyas valuado en 120 mil dólares que Quintero Martínez dejó guardado en la recámara principal de su amiga Juliana nada se sabe, por lo que en su declaración infiere que también fue robado.El operativo se ejecutó el 15 de octubre último. Los agentes federales revisaron toda la casa y la SSP informó de los hechos y de los aseguramientos hasta el 20 del mismo mes.
CAMBIO DE TERCIO, SILBIDOS DEL RESPETABLE
Cambio de tercio, silbidos del respetable
Llegado el momento de hacer un balance de los dos primeros años de la administración calderonista quedó manifiesta la fallida estrategia para conformar un mando único policiaco
Su fracaso en el combate a la inseguridad pública es el sello que marca el primer tercio de la administración encabezada por Felipe Calderón. A dos años de su protesta y toma de posesión, el segundo presidente panista no ha logrado asentarse firmemente en el poder, al que llegó en situación precaria. Al contrario, puede afirmarse que ha disminuido considerable y ostensiblemente la capacidad del Estado para regir a una sociedad atribulada y para garantizar a la población las condiciones mínimas para una convivencia armoniosa y fructífera.
Una semana después de asumir el Poder Ejecutivo, inopinadamente Calderón puso en práctica su más espectacular política pública, la del combate a la delincuencia organizada a través de operaciones conjuntas del Ejército y las fuerzas policiacas federales. Al cabo de dos años, esa estrategia ha fallado casi por entero, como se puso de manifiesto anteayer, en el primer balance del Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad, que el gobierno se vio forzado a formular y suscribir hace 100 días.
Calderón inició su gobierno en condiciones adversas. A diferencia de Fox, que ganó con holgura la Presidencia seis años atrás, por lo que sus adversarios reconocieron su legitimidad sin regateos, Calderón ganó formalmente las elecciones por una diferencia mínima, de apenas medio por ciento (234 mil votos de un total de 42 millones). Aun si no se hubiera impugnado ese resultado, aunque es verdad que los comicios se ganan por un solo voto, la capacidad de acción de un gobernante cuya mayoría es apenas perceptible se ve notoriamente reducida. Por ese motivo Calderón se vio obligado a aliarse con el PRI, sin cuyo concurso no habría sido posible siquiera la protesta constitucional en San Lázaro y mucho menos el ejercicio gubernamental que requiere participación del Legislativo. Por añadidura, y aunque los órganos electorales manifiestamente parciales lo declararon formalmente electo, un elevado porcentaje de los ciudadanos consideró que la victoria de Calderón era ilegal y por lo tanto lo tacharon de espurio, en contraste con la calificación de legítimo atribuida a su principal contendiente, Andrés Manuel López Obrador.
Acentuada esa fragilidad por su carencia de mayoría en las Cámaras (aunque los grupos panistas son los más grandes), Calderón estaba urgido de mostrarse como un gobernante fuerte, sensible a las exigencias de la sociedad y capaz de ofrecer buenos resultados en un programa de acción que rindiera frutos inmediatos. Escogió para ello el combate al crimen organizado y, sin conocimiento del terreno ni de la estructura que ponía en movimiento, se lanzó a la pelea, en la que si bien ha asestado golpes contundentes al enemigo, ha sido en cambio vapuleado rudamente, con grave perjuicio para la sociedad, que según encuestas vive de más en más atemorizada.
El viernes mismo, el día en que pomposamente se medían los avances contra la criminalidad, fueron asesinadas 44 personas, el doble de la tasa diaria vigente en todo el país, que ha producido en lo que va del año más de 5 mil víctimas. Es verdad que ha disminuido el porcentaje de secuestros, delito en el que se concentró la atención del aparato gubernamental, pero no decrece el de homicidios dolosos. No sólo se ha incrementado su número, sino que sus modalidades y localización revelan el aumento de la capacidad financiera, logística y de fuego de quienes han lanzado al gobierno el mayor desafío en el último siglo, de peligrosidad mayor para la estabilidad social que las movilizaciones militares rebeldes de 1929 y los años siguientes, y que la insurgencia guerrillera de los setenta, los noventa y el primer decenio del siglo XXI. Un factor que agrava esa peligrosidad ha sido la creciente penetración del crimen organizado en la estructura gubernamental responsable de contenerlo y castigarlo.
Es regla archisabida que la prosperidad de la delincuencia implica colaboración de la autoridad en diversos grados y modos. Si aun ladronzuelos de poca monta saben que deben pagar a gendarmes la protección que les permita seguir medrando en la calle, con mayor razón la delincuencia organizada destina porciones importantes de sus abultadas ganancias a obtener la complicidad de funcionarios. Ignorarlo, descubrirlo tardíamente y no extraer de ello las consecuencias debidas han sido actitudes que agravan la responsabilidad de Calderón a lo largo de estos dos años.
No fue capaz hasta ahora ni siquiera de montar el aparato persecutor adecuado. Ha metido masivamente al Ejército a realizar funciones policiacas para las que no está preparado, impericia que no sólo produce ineficacia sino que es contraproducente, pues han sido frecuentes sus violaciones a derechos humanos. Y no ha podido poner en acción su propio intento de crear un cuerpo militar con destrezas policiacas. En el ya lejano mayo de 2007, creó el Cuerpo de Fuerzas de Apoyo Federal, que se integraría con más de 5 mil efectivos procedentes de grupos de trabajo experimentados, como el Cuerpo de Fuerzas Especiales, que constituyó parte del pie veterano de la Policía Federal Preventiva. Pero ni en el presupuesto de este año que está por concluir ni en el ya aprobado para el próximo se destinaron las partidas requeridas para el nuevo cuerpo, que se quedó en proyecto.
Igualmente fallida ha sido, en los hechos y en el ámbito legal, la fusión de la Agencia Federal de Investigación y de la PFP. El primer paso para la creación de un solo cuerpo fue poner esas fuerzas bajo un mando único, que fue despedido en marzo de 2007, apenas un trimestre después de su nombramiento. Lo que ha ocurrido después ha sido peor: en el intento de crear la Policía Federal, la AFI salió y volvió a la PGR, que la necesita como brazo investigador del Ministerio Público. En ese proceso de indefinición legal (pues el proyecto de ley para la fusión fue remitido por Calderón hace apenas unas semanas y no cuenta con la aquiescencia de la mayoría legislativa) esa agencia ha sido desmantelada por su creador, el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna. Su grupo antisecuestros que llegó a tener 300 miembros, cuenta hoy sólo con 16.
Si esas vacilaciones e ineptitudes fueran la única tacha que mereciera el combate a la delincuencia, la sociedad tendría esperanza de que corregidas o eliminadas dieran lugar a la eficacia. Pero el saldo más temible, más desesperanzador de esta política calderonista es la noticia de que mandos de muy elevada jerarquía en la PGR y en la SSP se unieron al crimen organizado. En este momento, para sólo mencionar los ejemplos más conspicuos, se hallan bajo arraigo (la equívoca fórmula procesal que oculta la incapacidad ministerial para llevar a juicio a presuntos delincuentes) el subprocurador que durante año y medio se supuso combatía a la delincuencia organizada; un comisario jefe de la PFP y el director de la Interpol en México, los dos últimos gente de la confianza de García Luna.
A la crisis de sus aparatos de seguridad, factor determinante del fracaso en este materia, tiene que agregarse, al examinar cómo llega Calderón a su segundo aniversario en Los Pinos, el severo cuestionamiento que desde distintos miradores se expresa respecto de la Alianza por Calidad de la Educación. Expertos en la política y práctica educativa lamentan que la reforma del ramo se supedite a los intereses sindicales y a la alianza política de la presidenta del SNTE y el presidente de la República. Las bases magisteriales, a las que no se consultó el contenido de un documento que modifica sus condiciones laborales, lo impugnan crecientemente y han conseguido aplazar su vigencia en algunos casos. El proyecto mismo se acerca a la inviabilidad si no es modificado. A esa posibilidad parece obedecer el que la campaña de la lideresa magisterial para hacer que los gobiernos locales se adhirieran a la Alianza se suspendió cuando ni siquiera la mitad del número total de gobernadores había suscrito su compromiso específico.
Es probable que un balance más amplio que el aquí expuesto determine la conducta de los votantes en julio próximo. Quizá sea la causa de la previsible derrota panista en la elección legislativa, prolongación de las que ha padecido en los dos años del calderonismo en comicios estatales y municipales.
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