Luis Javier Garrido
El inicio del siglo XXI ha quedado marcado en México por el fracaso histórico del Partido Acción Nacional en el gobierno, que ha llevado al país a un desastre institucional.
1. Los dos años del gobierno espurio de Calderón, que ahora se cumplen, han refrendado la ineptitud de los cuadros panistas para actuar con políticas de Estado, que se había evidenciado ya en los años de Fox, así como la agravación de la corrupción, de la impunidad y de otros vicios de los años del priísmo, en un gobierno que ha estado de espaldas al pueblo y al servicio de unos cuantos intereses facciosos, ahondando en estos años la sumisión a Washington y a los poderes trasnacionales, en tanto forjaba compromisos oscuros con el narcopoder y con las mafias de la ultraderecha internacional, sin tener, en consecuencia, un proyecto nacional, y que para colmo a fin de operar depende cada vez más de los priístas.
2. La designación de Luis Felipe Bravo Mena como secretario particular de Calderón (26 de noviembre) revela en este contexto la ineptitud de quienes gobiernan para definir un proyecto y mantener un orden en sus filas. Bravo Mena, quien recién llegado de Coparmex fungía como coordinador de la campaña presidencial panista de 1988, se definió entonces, según se recuerda, como “la nueva derecha”, lo que le valió en ese momento ser excluido de las listas de diputados plurinominales del PAN en una reacción de los cuadros tradicionales, y ahora su nombramiento no parece obedecer más que a la necesidad de Calderón de cohesionar en torno suyo a los distintos grupos de esa extrema derecha, con el temor enfermizo por perder en las elecciones de 2009.
3. El gobierno de Fox pretendió ser un gobierno de empresarios, por los empresarios y para los empresarios, y el de Calderón no ha sido otra cosa que una mecánica al servicio de unas cuantas mafias salinistas de poder económico y político.
4. El fallecido empresario gallego Juan Camilo Mouriño había desarrollado la práctica de concertar las principales decisiones del gobierno desde la Secretaría de Gobernación con cuatro o cinco de los más prominentes empresarios, entre los que estaban siempre Lorenzo Zambrano, Carlos Slim, Emilio Azcárraga y Ricardo Salinas Pliego, según relata Anabel Hernández en Los cómplices del presidente (Grijalbo, 2008), y así va a seguir siendo en los próximos meses. México no es una democracia representativa, sino un país con un gobierno oligárquico.
5. Los panistas en el gobierno han abjurado de los principios y postulados éticos y democráticos que decían tener e inmersos en todo tipo de prácticas gansteriles y antidemocráticas no rescatan ya de su historia más que su odio visceral al Estado y a las reformas en materia educativa, agraria y energética del gobierno de Lázaro Cárdenas, por lo que al no tener un proyecto nacional propio han adoptado como suyo el de los tecnócratas priístas adicionándolo sólo de ciertos reclamos históricos de la extrema derecha clerical.
6. No es de extrañar, por consiguiente, que en materia social y económica se hayan sometido por completo al modelo de la globalización neoliberal. Noam Chomsky recuerda en su más reciente libro, Lo que decimos, se hace (Península, 2007), que los países de Latinoamérica y del sur de África que han seguido sumisamente las normas del FMI y del Banco Mundial han obtenido resultados catastróficos en los últimos años, mientras que aquellos que se han apartado de las directrices neoliberales les ha ido mucho mejor, pero en el gobierno panista de facto no hay el menor signo de inteligencia para entender el proceso que está viviendo América Latina.
7. Lo más patético del caso es que esas políticas del gobierno de la derecha, que han beneficiado sin límites a unos cuantos intereses, afectan también a amplios sectores conservadores. Tras dos años de fracasos de Calderón en materia de seguridad pública, ante los asaltos y secuestros que se multiplican, muchas organizaciones de derecha están comprobando ahora que la vinculación del gobierno calderonista con el “crimen organizado” no es coyuntural, sino estructural, por lo que para terminar con la violencia que se agrava en contra de la ciudadanía hay que actuar de otra manera. Resulta claro que Genaro García Luna protege a poderosos intereses criminales desde la Secretaría de Seguridad Pública y que otros son los intereses del procurador general Eduardo Medina Mora. De ahí la desesperanza de Fernando Martí y de Nelson Vargas, entre otros agraviados, pues en el plazo de cien días que le dieron al gobierno para enfrentar el problema éste no hizo absolutamente nada.
8. El fracaso de la estrategia de Calderón de militarizar al país para simular una guerra contra el narco, cuyo objetivo real era soslayar su origen espurio, crear las condiciones para reprimir a los movimientos sociales, reordenar el mercado de la droga conforme a intereses privados y distraer a la opinión, lo deja sin cartas para los próximos cuatro años. La utilización anticonstitucional del Ejército ha tenido un costo de decenas de miles de muertos, una estela de atropello a los derechos humanos y un desprestigio internacional del ejército, del gobierno y del país que no repara el ofrecimiento de Los Pinos a Naciones Unidas de hacer regresar a los cuarteles de manera progresiva a los militares en las próximas semanas, como se acaba de hacer público.
9. Lo que viene no va a ser, por consiguiente, una sorpresa para nadie. Las preocupaciones centrales de Felipe Calderón y del gobierno de facto van a ser en lo inmediato electorales con la obsesión por 2009, según todas las evidencias, por lo que en los próximos meses los problemas del país continuarán agravándose en el contexto de la crisis internacional.
10. La respuesta popular tiene, por lo tanto, que ser cada vez más amplia y en todos los frentes, si es que el país ha de superar esta situación crítica cada vez más difícil a la que la intransigente derecha mexicana lo ha llevado.
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