martes, enero 13, 2009

"Horror al desnudo"


Desde las colinas que rodean el campo de refugiados palestinos de Jabalia, ubicado al norte de Gaza, tanques israelíes disparan "contra todo lo que se mueve"; lo mismo hacen francotiradores desde casas abandonadas, dice a Proceso el activista español Alberto Arce, quien decidió permanecer en la Franja de Gaza para apoyar a la población palestina y ser testigo del horror provocado por la invasión militar.

París.- No fue fácil contactar a Alberto Arce en Gaza. Su único enlace con el resto del mundo es un teléfono celular que no siempre puede recargar. El miércoles 7, la corresponsal le hizo una breve entrevista. En ocasiones su voz se hacía inaudible por problemas técnicos, pero también por los zumbidos ensordecedores de las bombas que desgarraban el aire antes de explotar.Arce es un periodista español freelance. Tiene 32 años y es oriundo de Asturias. Es integrante de Free Gaza, organización no gubernamental conformada por defensores de derechos humanos de Australia, Sudáfrica, Estados Unidos, Israel, Palestina y Gran Bretaña, entre otros países.Este organismo se dio a conocer internacionalmente el pasado 29 de agosto. Sus activistas fletaron un gran velero llamado Dignity que logró romper el cerco marítimo impuesto por Israel a la Franja de Gaza, para proveer a los palestinos de medicinas y víveres. Repitieron cuatro veces su hazaña, pero el pasado 31 de diciembre, cuando intentaron de nuevo llevar ayuda humanitaria a Gaza, Dignity fue atacado en aguas internacionales por la armada de Israel. Los daños fueron leves y no resultó herido ninguno de los 15 miembros de Free Gaza.El periodista se encuentra en el sobrepoblado campo de refugiados de Jabalia, al norte de Gaza, muy cerca de la escuela de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés) que el martes 6 fue bombardeada por los israelíes. En ese campo la gente se hacina en edificios de varios pisos y de construcción rudimentaria separados por laberintos de estrechas callejuelas. El 2 de enero, antes de lanzar su operativo terrestre, el gobierno de Israel dejó salir a unos 400 extranjeros que se encontraban en Gaza. Arce y sus compañeros de Free Gaza rehusaron irse."El 28 de diciembre me quedé mirando durante mucho tiempo a Lama y Haya, de cuatro y 12 años de edad, respectivamente. Eran dos hermanitas que estaban muriendo. Habían sido gravemente heridas por un misil israelí (...) Me pregunté: ¿Acaso su vida vale menos que las nuestras? En ese instante supe que no me iba a ir de Gaza", comenta Arce."Los israelíes siguen sin dejar que los medios de comunicación occidentales entren a Gaza. Todos los 'humanitarios' que estamos aquí sentimos que es nuestro deber quedarnos para ser testigos."
-¿Qué hace en el campo de Jabalia?
-Trabajo con la Media Luna Roja. Me incorporé al equipo médico de las ambulancias del hospital de Al Awada. Estoy con ellos las 24 horas del día y filmo un documental sobre su labor."Me impresionan. No duermen. Cuando hay agua toman café tras café y té tras té. Fuman un cigarrillo tras otro. Rezan. Rezan mucho. Los acompaño y veo el horror al desnudo. La noche de ayer (del 6 al 7 de enero) recogimos 17 cadáveres. Me faltan palabras para describirlos. Eran civiles. Estaban en la misma casa tratando de dormir. Pasó un F-16, lanzó una bomba y se acabó todo..."Esta mañana me trastornó oír a uno de los enfermeros que fue a buscar los cadáveres de la escuela de la UNRWA, que tanto escándalo está causando a nivel internacional. Contó lo que había vivido. Lo hizo con voz fría y distante. Se expresaba muy bien, pero daba la impresión de que se refería a una película. Me dejó atónito esa manera de protegerse."
Francotiradores
El miércoles 7 por la mañana, Arce estaba en el hospital. Él y sus compañeros intentaban contactar a la Cruz Roja Internacional.Relata: "Queremos que intervenga ante las autoridades israelíes para que nos autorice llegar hasta Atratta. Es una zona ubicada al norte de Jabalia ocupada por las fuerzas especiales israelíes donde, según se nos avisó, hay muchos heridos y muertos."Buscamos acercarnos con nuestras cuatro ambulancias, pero los soldados israelíes dispararon y nos obligaron a retroceder. El alto mando militar de tsahal dice que hay combatientes escondidos en las ambulancias, y que las usan para disparar misiles contra las zonas limítrofes de Israel. Se trata de una mentira delirante. La Media Luna Roja jamás permitiría semejante abuso."No sólo nos dedicamos a levantar muertos y heridos; cuando es posible desalojamos a familias que se encuentran más al norte del campo (de refugiados) y que quieren guarecerse en el centro. En los últimos días Israel ha lanzado miles de volantes para instar a la gente a refugiarse en el centro del campo. Muchos dejan sus casas. Lo hacen no porque obedezcan las indicaciones de los volantes, sino porque les aterra abrir sus ventanas y toparse con el cañón de un tanque. Saben que nunca volverán a ver sus casas porque detrás de los tanques llegan los bulldozers que arrasan con todo."
-¿Puede describir cómo es Jabalia desde que Israel inició su ofensiva terrestre?
-El campo de refugiados está rodeado por colinas tomadas ahora por los tanques Mer-Kaya. Desde esos puntos los francotiradores disparan contra todo lo que se mueve. También se esconden en casas abandonadas y accionan sus armas contra todo lo que les parece sospechoso.
-¿Hay enfrentamientos cuerpo a cuerpo entre combatientes de Hamas y soldados israelíes? ¿Es visible la estrategia defensiva de los palestinos?
-Los que estamos en las ambulancias moviéndonos de un lado a otro podemos ver cómo se van organizando. Sin embargo, prefiero no dar mayores detalles al respecto. Sólo puedo decir que hay bastantes armas: fusiles kalashnikov, granadas de mano y misiles antitanque. Hay combates y en los tres últimos días (del 5 al 7 de enero) los israelíes sólo avanzaron 300 metros.
-¿Cómo siente el ánimo de la gente que lo rodea?-Es una mezcla de sentimientos muy extraña. Por un lado, se percibe un estrés terrible. Hay que imaginar lo que significa para una veintena de personas pasar cinco días apiñadas en una sola habitación bajo bombardeos permanentes, preguntándose cuando terminará todo. Por otra parte, el hecho de saber que la muerte está tan cerca y no hay nada que perder, da una fuerza inimaginable. Siento que la gente con la que vivo está aterrada y, a la vez, tiene una firmeza increíble.
-¿Hay resentimiento contra Hamas? ¿No se le culpa de haber provocado esta mortífera operación israelí?
-Aquí la gente dice que sabe bien quién busca ahogarla en un diluvio de bombas y quién la defiende. En el campo de refugiados de Jabalia estamos muy cerca de los lugares desde donde se disparan misiles contra Israel. Escuchamos muy claramente cuando vuelan esos proyectiles. Incluso, a menudo es posible verlos. Cada vez que ello sucede la gente aplaude, se congratula y grita: ¡Un nuevo regalo para Israel!

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