Indice Político
No se nos otorgará la libertad externa más que en la medida exacta en que hayamos sabido desarrollar nuestra libertad interna
-Mahatma Gandhi-
Cada vez es más evidente. Los estadounidenses planifican la política antinarcóticos y los mexicanos hacen como que más o menos la ejecutan. Y con ello, la soberanía nacional radica en Washington.Policías, Ejército y funcionarios de la Administración del señor Felipe Calderón persiguen, capturan y extraditan a quienes los gringos señalan o apuntan. Ya en territorio de EU, los delincuentes negocian, luego “cantan bien las rancheras” y, tras ello, reciben una nueva identidad.La Administración del Estado fallido mexicano sólo observa cómo los narcos mercadean directamente con el dueño del circo, y sólo se concreta a seguir ejecutando el libreto entregado por los estrategas de los Departamentos de Estado, Justicia y Tesoro, mismos que se apropian de una parte sustanciosa de los recursos económicos de sus señalados, mientras que otra regresa a México, al parecer de modo similar al caso Irán-Contras. Círculo vicioso. Círculo perverso.Y mientras, es la sociedad mexicana la que paga con su estado de indefensión los platos rotos por la violencia que este retorcido juego genera.La DEA, como administradora de la droga que ingresa a Estados Unidos es, entonces, una especie de fiel de la balanza. Su vértice indica a quiénes sí y quiénes no pasan su mercancía más allá de los límites entre ambas naciones. Mercancía que servirá para mantener enajenados a millones de estadounidenses que, de otra forma, ya estarían en plena revolución, “alzados” en contra de sus gobiernos ante los coletazos de la crisis de Wall Street que ya ha desaparecido su american way of life.Pero lo que allá suceda no es tan relevante, cual sí lo es acá la entrega de la soberanía nacional a los políticos estadounidenses.La llamada Iniciativa Mérida, en ese sentido, es la muestra más palpable de nuestra situación de dependencia. Con ella, la Administración del señor Calderón acepta recibir fondos de los contribuyentes de EU para adquirir a EU equipos, armas, capacitación y hasta elementos humanos –mercenarios—, a cambio de condiciones que cualquier gobierno nacional que se respete a sí mismo rechazaría.Ya hace unos días por aquí anduvo un grupo de congresistas republicanos y demócratas a quienes casi casi se rindió pleitesía, además de cuentas del uso de los recursos aportados por los taxpayers de allende El Bravo. Una tarea de supervisión que, por cierto, no han hecho suya nuestros diputados y senadores al Congreso de la Unión.Interpretando bien su papel, sin trastabillar, la PGR de Eduardo Medina-Mora entrega a Estados Unidos a otro presunto narcotraficante. Miguel Caro Quintero, hermano de nuestro primer narco de talla internacional, Rafael Caro Quintero, a quien se atribuye haber fundado el ¿desaparecido? cártel de Guadalajara, organización de la que se dice surgieron los cárteles de Sinaloa, Tijuana y Sonora.Allá llegará a negociar. Para después “soltar la sopa”. Y obtener una nueva identidad que lo proteja.Y otra vez queda así ninguneado nuestro de suyo deficiente y corrupto sistema penal.Porque la soberanía nacional ya no reside en el pueblo. Como “arrimada”, ahora mora en Washington.Y otra vez la DEA da un golpe espectacular. Anuncia, con boletín de la Embajada acéfala, la detención de 755 individuos que, presuntamente, constituían células del cártel de Joaquín Guzmán Loera en territorio estadounidense. Publicitan, además, decomisos de drogas, armas, dinero e incautación de bienes. Falta todavía que digan que la mayoría de los detenidos son mexicanos, que –como dijera el clásico—, están llevando a cabo tareas que “ni los negros quieren hacer”. Menos ahora que uno de los suyos es inquilino de la Casa Blanca.Otra vez, también, se evidencia que la soberanía radica en Washington, pues en el operativo llamado Xcellerator se presume la participación de agentes mexicanos, bajo las órdenes de los estadounidenses.Hoy mismo, los mexicanos estamos frente a una amenaza inédita contra el sistema democrático por la vía del temor y la violencia, y de la mengua o debilitamiento del Estado de Derecho, al que se suma la pérdida de soberanía, ¿no cree usted?Si no, ahí están los informes de la DEA, Departamento de Estado y de Justicia para confirmarlo: México, dicen, es ya casi un narco-Estado.
Indice Flamígero: Toque de queda en una población fronteriza tamaulipeca… artefacto explosivo en el aeropuerto de Ciudad Juárez para dar un susto a los funcionarios (sic de no funcionan) de la actual Administración que acudieron a esa ciudad chihuahuense a montar un show mediático que no resolverá los problemas de inseguridad… granadas que cobran víctimas en Ixtapa-Zihuatanejo, otro punto turístico del que se pide a los medios no hablar mal… el gobierno alemán advierte a sus ciudadanos sobre el peligro de viajar a Cancún… y el infaltable discurso diario de mister Calderón: “En este desafío, la República y su Gobierno han tomado la determinación de poner punto final a esas acciones criminales, hacerles frente y fortalecer la autoridad del Estado, particularmente en aquellas entidades más asoladas por la acción de la criminalidad.” ¿Punto final?
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