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Conjeturas
Cuando Andrés Manuel López Obrador expresó, impotente ante el abuso del poder, tras haber sido despojado, cuando menos de una revisión de las actas electorales, aquella frase lapidaria: “¡Al diablo con las instituciones!”, los sectores más conservadores y sus portavoces (periodistas, escritores: Enrique Krauze, Sánchez Susarrey, Aguilar Camín; panistas, clero político, etc.) se le fueron encima.Y con el grito fascista del todavía asesor de Calderón (el gachupín Antonio Solá) de: “¡Es un peligro para México!”, casi pedían para él la pena de muerte. Mientras el pueblo que lo sigue, lo arropaba para quitarle los ataques del calderonismo, el foxismo y demás ismos de la derecha.Empero, ahora que de ese mismo sector salen voces golpistas convocando a no votar en las próximas elecciones o, los menos nazis proponen anular el voto y es un hecho lo de “¡al diablo con las instituciones!”, entonces los ultras y neoconservadores guardan silencio y aplauden la invitación golpista, apoyando descaradamente el constante desafío de Televisa y TV-Azteca y sus dueños: Azcárraga Jr. y Salinas Pliego.Esos medios de comunicación, que anestesian a la mayoría de sus tele-espectadores (sobre todo con el fanatismo al que ha llegado la transmisión del fútbol; encuentros arreglados con dinero, para de antemano hacer “ganadores”), han llegado al extremo de erigirse en un Estado Nazi-Fascista que impone su voluntad.Los panistas en el poder, recluidos en Los Pinos, con su “miedo a gobernar”, cuando en realidad es incapacidad y los partidos que impulsaron y aprobaron la reforma constitucional para supuestamente impedir la propaganda de los empresarios y el abuso en las televisoras, han sido rebasados por el duopolio televisivo.Los once ciudadanos-consejeros del IFE (con sueldos de potentados), en una mayoría de seis (aunque a veces todos), traicionaron sus obligaciones y votaron para no imponer a los multimillonarios del duopolio una sanción mínima por sus retadores desacatos.Y así el IFE ha sido sometido por Televisa y TV-Azteca, tal y como éstas mantienen bajo su control a las demás instituciones y órganos del Estado. Azcárraga Jr. y Salinas Pliego han mandado al diablo el imperio de la ley y sus conductas son las de los hitlerianos del nazismo, que desobedecieron la legalidad para, primero, controlar al Estado y luego asaltarlo con los fines del abuso del poder.El duopolio televisivo, con los mafiosos del narcotráfico y el resto de las delincuencias, imponen su voluntad. Poderes, de hecho, que ya decidieron poner como nuevo inquilino de Los Pinos al “cara bonita” de Peña Nieto, y cerrar el paso a la llegada de un político que le regrese al Estado su soberanía.Por lo pronto TV-Azteca y Televisa ya doblegaron al IFE, tienen bajo su mando a la Suprema Corte y al TRIFE, de quienes depende el resultado real electoral. Y si a ello agregamos el llamado reaccionario a no votar o anular el sufragio, estamos ya en la consumación de un hecho nazi-fascista: la entronización de un Estado Televisivo que está sustituyendo al Estado Constitucional.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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