Gilberto Balam Pereira
26 defunciones por influenza en el país en unos cuantos días
Unos 120 casos de influenza en el Distrito Federal, 13 de ellos con desenlace fatal. 44 en el Estado de México con 9 decesos y la epidemia ha avanzado hasta San Luis Potosí donde ha habido cuatro víctimas. Hay 48 enfermos “sospechosos” y cerca de mil hospitalizados con algunos de los síntomas.
El Secretario Federal de Salud, José Ángel Córdova Villalobos dijo ayer que “no es una epidemia descontrolada” e hizo algunas recomendaciones. “Son casos habituales”, recalcó.
No mi señor –digo– , en el Boletín Epidemiológico Semanal de la SS Federal no aparece ninguna información al respecto. Tampoco se dio al público, al través de los medios, la información sobre la amenaza de una epidemia de tan grave magnitud. Es más, no se está aplicando la vacuna anti-influenza a población abierta como se ha hecho otros años.
La poco convincente argumentación de que es un tipo “porcino” de influenza suena a charlatanería que toma como referente a la influenza “aviar”. Se conocen las variedades A, B, C y D del padecimiento según su virus causante. La primera ha tenido mutaciones que es una característica de estos virus causales, su propensión a la mutación. Quiero insistir además en que ésta es una infección viral de rápido y fácil contagio. Es verdad que se han registrado varias epidemias mundiales sin mayor agresividad, pero constan en los anales algunas como la de 1918 en la que murieron unos 30 millones de personas. Otras han tenido el carácter de pandemias (generalizadas en el mundo ) como las de 1933, 1945, 1946-1947 y la más extendida en Asia hacia 1957 que tuvo perspectivas de extenderse a todo el mundo.
Otras aparecieron en 1958, 1959-1960 y 1963. Todas éstas con variantes del virus tipo A. Y lo más serio en el caso actual nuestro, es que el virus “viajó” rápidamente del DF y el Estado de México hasta San Luis Potosí. Lo que no elimina la posibilidad de transmisión a otras entidades dados los medios modernos de traslación. La verdad es que es preocupante de que nuestra seguridad y salud estén en manos de ignorantes frívolos, ahora sólo preocupados en las elecciones próximas.
Fue apenas anoche jueves, a las 23 horas, cuando el Secretario Córdova recomendó la suspensión de clases en las entidades damnificadas, lo que implica afectar a más de 5 millones de alumnos, más centenares de miles de maestros y personal administrativo. De paso, recomendó evitar las concentraciones. Nos preguntamos si las autoridades federales calcularon las consecuencias de disparar la alarma social y de provocar caos y zozobra de modo tan irresponsable como lo hicieron, es decir, menos de ocho horas antes de que empezaran las clases de hoy viernes. No ha habido información precisa, sólo un discurso para salir del paso, sin consultar al Consejo de Salubridad General, como debió haberse hecho.
No hay –porque el gobierno federal no los ha proporcionado– elementos de juicio para que la sociedad pueda darse una idea de las dimensiones del problema, ni para saber si asistimos a un mero ejercicio preventivo o al intento por contener una catástrofe. No hay tampoco forma de saber porqué se decidió implantar la suspensión de clases en el Distrito Federal y los municipios mexiquenses conurbados y no en otras entidades, como el propio San Luis Potosí, en donde las muertes por el nuevo virus son proporcionalmente mayores; lo único que puede asentarse, por ahora, es que la autoridad ha actuado en una forma que es, inevitablemente, generadora de pánico, y que ha tomado medidas en las que confluyen la precipitación, la desinformación, la improvisación y la más exasperante opacidad.
Son aconsejables –digo– la suspensión de clases, la cuarentena en lugares propios de hacinamiento, como los del transporte público y los espectáculos masivos.
Qué ocurrirá el lunes ¿habrá clases o no oficialmente? O quedará la decisión al arbitrio de los padres de familia.
Síntomas. Permítanme, para terminar, recordarles que los principales síntomas de la enfermedad son fiebre muy alta repentina, dolor de cabeza, ojos rojos, flujo nasal y tos. Se contagia con gran facilidad, por lo que se recomienda a la población mantenerse alejada de personas infectadas, no saludar de beso ni de mano, utilizar cubrebocas, lavarse las manos continuamente y estornudar a lo lejos. La influenza afecta generalmente a menores de tres años y mayores de 60, pero ahora los afectados han sido personas “en edades intermedias” que normalmente no se vacunan. Y tan tan.
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