Jaime Avilés
En su conferencia de prensa de ayer a las dos de la tarde, el secretario de Salud, José Angel Córdova Villalobos, afirmó que el virus de influenza porcina que ha ocasionado al menos 20 muertes en el valle de México se transmite de humano a humano, y no sabemos de ningún caso en que las personas infectadas hayan estado en contacto con cerdos. Por lo cual recomendó que sigamos comiendo productos derivados de esos animales. Pero al mismo tiempo que así hablaba el funcionario calderónico, la agencia alemana de prensa, Dpa, distribuía información del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CCPE) de Estados Unidos, que entre otras cosas reveló lo siguiente:
En ese país, desde diciembre de 2005 hasta febrero de 2009 se han confirmado 12 casos de humanos infectados con el virus de influenza porcina; todos, excepto uno, en personas que habían tenido contacto con cerdos. No hay evidencia de transmisión de humano a humano. El CCPE añadió: Cuando una cepa de influenza comienza a infectar a las personas y cuando adquiere la capacidad de transmitirse de una persona a otra puede desatar una pandemia. ¿A quién le creemos?
El virus en cuestión, clasificado como A-H1N1, en las últimas semanas infectó a siete estadunidenses, de los cuales todos ya se curaron. El CCPE sospecha que podría ser el mismo que causó 16 muertes en México y quizá 45 más. Según Córdova Villalobos, los decesos registrados en el valle de México son 60, pero en sólo 20 casos se ha identificado a plenitud el nuevo virus de la influenza porcina. Como salta a la vista, 20 o 60 o incluso 200 víctimas de un virus, en una población de 24 millones de habitantes, no constituyen una epidemia, sino apenas un brote de enfermedad.
Desde la sede de la Organización de Naciones Unidas, en Nueva York, una lectora asidua de esta columna envió una copia del informe restringido sólo para uso de funcionarios de la ONU en México a propósito de la influenza estacional. El documento, que circula desde ayer en la tarde, dice así:
Tomando en cuenta la situación de influenza en el país, la cual está siendo atendida por la Secretaría de Salud en coordinación con la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud, se recomiendan las siguientes medidas: mantenerse alejado de las personas que tengan enfermedad respiratoria. Lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón. No saludar de beso ni de mano. No compartir alimentos, vasos y cubiertos. Ventilar y permitir la entrada de sol en las casas, oficinas y en todos los lugares cerrados. Mantener limpias las cubiertas de cocina y baño, manijas y barandales, así como juguetes, teléfonos y objetos de uso común.
Agrega: En caso de presentar un cuadro de fiebre alta de manera repentina, tos, dolor de cabeza, muscular o de articulaciones, se deberá acudir de inmediato a su médico o a su unidad de salud. Luego vienen estas palabras en letras muy negras: En caso de corroborarse la enfermedad, para no contagiar a otros, se recomienda, y en letras normales de nuevo enlista: Visitar al médico para que establezca diagnóstico y tratamiento. Quedarse en casa y mantenerse en reposo hasta que no haya síntomas. Cubrirse nariz y boca al toser o estornudar. Utilizar cubrebocas. Tirar el pañuelo desechable en una bolsa de plástico. Estornudar sobre el ángulo interno del codo (sic). Una vez transcurridas 24 horas sin ningún síntoma se puede regresar a las labores habituales.
Por último, el informe observa que la vacuna que se aplicó en diciembre de 2008 es la misma que se está aplicando en el presente año y no es necesario revacunarse en este momento. Nota: recomendamos estar atentos a las instrucciones y recomendaciones de la Secretaría de Salud.
Tremendismo inaceptable
La sobriedad de esa carta dista del tremendismo que Córdova Villalobos, el gobierno (o lo que sea) de Felipe Calderón, y los medios electrónicos a su servicio fomentan desde el jueves por la noche. Para la ONU no hay ninguna epidemia. Sus funcionarios en México no tienen prohibido ir al cine o al teatro o a estadios o a bares y restaurantes. Deben, eso sí, alejarse de personas enfermas de las vías respiratorias, y aislarse de inmediato si ellos mismos padecen alguna afección de este tipo. Ver al médico, aceptar un tratamiento y quedarse en reposo hasta que se alivien. Punto.
Eso sí, de acuerdo con nuestra lectora neoyoquina, están en alerta desde ayer. Su contrato los obliga a contestar el teléfono a cualquier hora de la noche, y a presentarse a su centro de trabajo o donde les indiquen. En el hipotético caso de que mañana hubiese, por decir una cifra, 150 mil personas infectadas que de repente podrían requerir atención médica en clínicas y hospitales, tienen que estar disponibles. Nadie sabe cuál es la difusión actual de la enfermedad. Ese es el gran enigma que pende sobre México, y que el mundo contempla atento. Pero, por fortuna, en muy pocos días quedará despejado.
Todos los virus de la influenza son aeróbicos, es decir, sobreviven en contacto con el aire hasta por 72 horas. Pueden resistir sobre una superficie como la del teléfono, el barandal, las manijas, el interior del coche, etc., y se debilitan o mueren con la luz solar. Pero como penetran en el organismo humano por la boca y por la nariz, no hay que olvidar las recomendaciones de no saludar de mano o de besito, lavarse las manos varias veces al día, no acercarse a los que estornudan o ya de plano tirarse al suelo en posición pecho a tierra si alguien con quien hablamos de repente lo hace (ay, sí).
Debemos estar atentos y ser cuidadosos, pero también tomar en cuenta que los funcionarios de la ONU poseen los seguros de gastos médicos y de vida más caros del mundo, y que sus jefes no los pondrían en riesgo aconsejándoles medidas precautorias inferiores a los mínimos de seguridad, porque si éstas resultaran insuficientes las pérdidas económicas serían desastrosas. Así que, en serio, no permitamos que nadie nos manipule mediante el tremendismo, del que ha hecho uso, de manera irresponsable y sospechosa, el secretario de Salud.
Si el jueves a las cuatro de la tarde –como reveló ayer en su conferencia de prensa–, Córdova Villalobos ya sabía que el virus de la influenza porcina era de una cepa nueva y capaz de ocasionar una epidemia, ¿por qué esperó hasta las 11 de la noche para anunciar la suspensión de clases en todos los planteles del valle de México?
Al cierre de esta edición, desde Washington, un experto de la Organización Mundial de la Salud, entrevistado por Carmen Aristegui aseguró que no existe ningún antiviral que sea eficaz para combatir a la cepa A-H1N1 recién descubierta. Esto desmiente la falacia que Córdova Villalobos dijo en la tarde, en su conferencia de prensa, cuando afirmó que se cuenta con antivirales suficientes y adecuados para hacer frente a la enfermedad: hay un millón de dosis y van mil casos de contagio. Sí, pero ninguna de esas dosis sirve para nada.
Postdata: profesores y estudiantes del Politécnico preparan medidas para exigir la renuncia de Fernando Sariñana a la dirección de Canal 11. La semana próxima, cuando se normalicen las cosas, empezarán a actuar.
jamastu@gmail.com
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