Ricardo Andrade Jardí
Ahora que en México, según la telecracia no pasa nada de nada excepto la influenza humana (que ya no porcina), es decir, ahora que el narco dejó de existir, la violencia desapareció, la corrupción es algo del pasado, la IMPUNIDAD se borra de nuestros imaginarios, las luchas sociales y las pocas celebraciones obreras se cuadran con la “epidemia”, la desnutrición y las enfermedades, que matan a cientos de personas, que pasan a segundo o tercer plano, ahora que lo nuevo, es decir lo inn hoy es morirse de influenza humana y no de pobreza y menos aún de negligencia médica, esa forma ya no merece ni siquiera una mención en la estadística, ahora que ya ni siquiera un análisis superficial de la realidad, de la realidad que supone que una gripe mundial mate sólo mexicanos, de los que hasta hoy no sabemos casi nada y lo que es peor ni siquiera estamos seguros de que existan, pero mientras nos ocupamos paranoicamente de la influenza mata mexicanos, el Senado aprueba, como los ladrones que son en la sombra y en la madrugada el estado represor que la usurpación prianista requiere para seguir desfalcando las finanzas públicas y rematando el patrimonio nacional.
Los “legisladores prianistas” se otorgan de dinero público millones de pesos para crear una “club social” para su retiro, un lugar donde puedan platicar de cómo desfalcaron al país y vendieron al empresariado chatarra lo poco de dignidad que les quedaba, si alguna les queda, por una limosna.
La PGR, institución corrupta, de arriba a abajo y presunto centro de operaciones del crimen organizado, absorbe a la Policía Federal Preventiva y crea una nueva policía, con viejos corruptos y los legisladores del neoliberalismo, a espaldas de la sociedad, aprueban las reformas legales que no pretenden otra cosa que el control social. Aprueban priístas, panistas y sus “Chuchos”, con similares incluidos, el Estado represivo que siga garantizando que las redes de pederastas y los “góber preciosos”, puedan seguir con sus negocios y que los narcos sigan lavando sus millones de dólares en la banca rescatada, con dinero público, mientras que los campesinos que protesten ante la injusticia serán condenados a siglos de prisión “por terroristas”, por disidentes, por osar defender la dignidad, tan intolerable para esa pandilla de cretinos millonarios que se ostentan como representantes de un pueblo al que ni siquiera son capaces de ver a la cara. Porque, ya se sabe, que la dignidad es intolerable para quienes la han vendido. Vendido a cambio de aparecer en pantalla el tiempo suficiente para suponerse “importantes actores de la política”, cínicos del travestismos político, que tras la cortina de humo, cumplen su encomienda al servicio de la mentira y la degradación, contra el pueblo de México, por otro lado tan enajenado y confinado por el miedo a que el Bin Laden de los virus no termine por matarnos, sin darnos cuenta que los verdaderos enemigos del país son los que hoy se ostentan como legisladores avales de la usurpación y el Estado represivo que nos recibirá el 6 de mayo. Legisladores del virus, represores de espíritu...
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