Jesús Peraza Menéndez
Enfermedad, neoliberalismo y resistencia social
Fidel Castro señaló directamente a los terroristas, éstos que mantienen controladas las organizaciones mundiales económicas y de la salud a las que se ha inclinado sin chistar Felipe Calderón, como siervo incondicional. Fidel Castro, por experiencia propia pues, no sólo trataron de asesinarlo varias veces con estos recursos biológicos, sino que fue testigo cuando indujeron plagas, por ejemplo, para acabar con las cosechas de trigo y avena en la ex Unión Soviética, poco antes de la Perestroika de Gorvachov. Contaminar con enfermedades a la resistencia vietnamita, como algunas formas de herpes-genital, primero violaban a las mujeres y éstas, que no eran vulnerables a ese tipo de herpes, se los trasmitían sin saber a sus compañeros, algo parecido al cáncer cervicouterino de forma inversa, pues los hombres parecen ser los portadores sin ser vulnerables y se los trasmiten a las mujeres sin saberlo, aunque hay que tomar conciencia y revisarse con Sandra Peniche y las camaradas de la UNASSE o Judy Ortega Canto, de Medicina Social de la UADY. Las agencias de inteligencia militar manipulan bacterias y virus como recursos de guerra, lo hicieron en Colombia, pagaron investigaciones a Universidades Públicas, sobre una especie de mosca, cuya peculiaridad es reproducirse en cantidades extraordinarias en poco tiempo, la usaron para hacer “guerra bacteriológica” en las selvas indoasiáticas. (ver La Jornada 05/05/09).
Señala el controvertido Marcos Rascón (La Jornada 05/05/09), lo único que han exhibido los medios: “es un pueblo con tapabocas”, que se disciplina concientemente, accediendo al llamado, para enfrentar el brote de influenza. Claro, el sujeto-crítico-de masas, no podía fijar un sitio geográfico único del que brota la epidemia o un grupo, nación, comunidad, clase social, etnia que la produjera. La reunión misma representa peligro de contaminación: ¿cómo entonces controlar el foco de infección? Sumado a esto está la tormentosa campaña de la industria cultural, de cine-TV, que cada vez proponen - en sus no tan fantásticas series y películas- estos nuevos terrores imparables, a menos que la humanidad se someta al mando con obediencia de los poseedores de la tecnociencia y las armas o espere superhéroes que saldrán de las naciones desarrolladas con una renovada visión conservadora para “los buenos”.
La sutileza de un lenguaje-mediático-múltiple que se traduce en que “la salvación” reside en la obediencia-al-mando autoritario, la-verdad-soy-yo o el Estado-soy-yo, como en los viejos tiempos del infierno, usando algunos datos “objetivos” a los que se le dan interpretaciones subjetivas que le transfieren la culpa al ser humano común y no la organización inhumana de sus empresas agropecuarias-maquiladoras, el desorden e incapacidad de los servicios de salud, menguados y reducidos por órdenes de esos organismos internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Entre otras observaciones objetivas están las de la reducción de los presupuestos de salud, investigación, educación y en general la reducción de presupuesto a las universidades públicas, pues las privadas investigan poco y forman narcojuniors o magnates gerenciales para empresas fraudulentas como la Bolsa de Valores, los bancos, la producción chatarra de alimentos, ropa, cultura, televisión, son la “gente de bien”. Es injustificable el cierre -durante el gobierno de Ernesto de Zedillo- del Instituto de Investigaciones Virales y los laboratorios para la producción de vacunas. Cuestiones que las Cámaras de Senadores y Diputados deberán tomar como prioridad para echar abajo las políticas de reducción presupuestal en áreas estratégicas para el desarrollo humano y social, para que no nos sorprendan las pandemias, los desfalcos, las crisis económicas y los fraudes electorales. (Continuará).
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