sábado, junio 27, 2009

Calderón: El azote de Dios

¿De cuál… ?
*Hablando de apostasías y abstenciones…
*“Mujeres divinas”, verso parafraseado
* Panistas no resisten la Prueba de Drácula

LA FALSIFICACIÓN DE LA fe religiosa, no es un crimen menor, pero la deliberada transgresión de la doctrina “verdadera”, sin previa declaración de renuncia, es un crimen de obesa magnitud. Simón Mago, el que pretendió comprarle a san Pedro el don del Espíritu Santo; Atila, para mejor credencial El Azote de Dios; Lutero, el renegado contra Roma, excomulgado por León X; Nietzsche (escritor en vida de “obras póstumas” que, según su dicho, sólo se entenderían en la posteridad, época incierta para cual filosofaba); don Jesús Dávila, el ultimo Papa de la Iglesia Católica, Apostólica Mexicana, también asesinado en la Ciudad de México poco después que lo fuera en la Santa Sede su homólogo romano Juan Pablo I, son, para el catolicismo, figuras, anti paradigmáticas equiparables al antiCristo, cuyo mero nombramiento hace que el colérico, a veces espantado sacerdote urja la presencia del exorcista. Si la herejía, con medida indulgencia, puede codificarse como simple “error de fe”, la simonía y su comadre la apostasía, son desviaciones mayores, con todas las agravantes, por las que el antiguo Santo Oficio, hoy Sagrada Congregación de la Fe -de la que fue presidente Benedicto XVI- consultaba-consulta el canon completo, para refundir en el más profundo y quemante de los infiernos a los réprobos, previo rostizamento en la hoguera zocalera.
El partido de los católicos mexicanos, el PAN, se mantuvo a salvo de la inquisición pública en tanto, fuera del alcance de los reflectores, sus socios exponían y expiaban sus pecados en el secreto de las sacristías o en la intimidad de “este hogar es católico, apostólico y romano”, según rezaban hace tiempo los engomados en las fachadas de sus casas, algunas de ellas en colonias residenciales, rematadas en sus frontispicios con una artesanal escultura de la Virgen de Guadalupe o la de un doliente Cristo Rey.

¿De qué se ríen cinco jinetes del Apocalipsis?

Pero, el partido de los católicos mexicanos, llegó al poder presidencial y -está comprobado científicamente- muchos de sus socios no pasan la Prueba de Drácula: al exponer su piel a la luz del Sol, se despellejan aún antes de que Dante les asigne el círculo avernal que les correspondería, acaso un octavo, si a la Divina Comedia nos atenemos. No mencionaremos los sacramentos básicos infringidos, entre ellos el del matrimonio, ni falta que hace, pero hay actos de apostasía -en cuanto a fe religiosa o doctrina política- que dan para escribir un nuevo tomo bíblico con el Evangelio del III Milenio mexicano, en sintaxis rústica de San Vicente de San Cristóbal. El cardenal de esos católicos mexicanos, Norberto Rivera Carrera, representante aquí de una de las iglesias más absolutistas, acaba de declarar que “las elecciones ahorita ni las veo ni las alcanzo a ver”, pero se le alivia la miopía cuando, a renglón seguido, afirma que “todos los obispos de México nos pronunciamos por invitar a la gente a que vaya a votar…”, mientras que su periódico, Desde la fe, acusa a comunicadores y asociaciones -“que surgen sospechosamente de todos lados”- de invitar a anular el voto, y los conmina a suspender esas iniciativas, porque “nos llevarían al fracaso democrático, dándole la razón a quienes piensan que México sólo puede funcionar con el totalitarismo (…) Lo menos que tendríamos que pedirle a esos comunicadores -que tienen nombre y apellido, y difunden con ligereza sus convicciones abstencionistas- es que, después del 5 de julio, no hagan críticas ante un gobierno que no eligieron” (sic que se precia de “democrático”). Según sabemos de oídas, el cardenal de marras ya está pasadito de años, pero los que acaso seamos mayores que él y no nos ha afectado la “locura senil”, recordamos que, todavía en los años setenta del siglo XX, las rupturas internas del PAN enfrentaban a abstencionistas contra participacionistas, causa por la cual, para las elecciones presidenciales de 1976 -no hace, pues, mucho tiempo- los panistas se quedaron sin candidato presidencial, alentando “el fracaso democrático”. Entonces la jerarquía católica ni tarjeta amarilla sacó a los abstencionistas azules. En fin, si a pecados veniales vamos, seguramente el de galimatías debería quedar inscrito en el catálogo de penalizaciones, aunque éstas no sean las de condenación eterna. Y, a todo esto, con una Iglesia católica inmensamente secularizada y no pocas veces frivolizada, ¿de qué Dios hablamos? ¿De Marte, el de la Guerra, que da su nombre a un campo citadino a cargo del Estado Mayor Presidencial? A la mejor debemos hablar del beodo Baco. Y entonces los mexicanos sabremos que estamos pagando la cruda de una borrachera que no nos pusimos. Cruda sí, hasta caer en el delirium tremens, que en algunos alienados por el vértigo provocado en la chaparrez por la enrarecida atmósfera de la cumbre, se expresa como delirio de grandeza.
PAN: “Son falsas, inhumanas y contrarias a las leyes fundamentales de la vida política y social, las doctrinas que conciben al Estado como instrumento de lucha al servicio de una clase social, cualquiera que sea, para la destrucción o dominación de las demás…“. (Principios de Doctrina). La verdad es que, colocado en el poder, el PAN se ha definido como gobierno de los empresarios, por los empresarios y para los empresarios.

Vamos poniéndonos serios
La febril obsesión de las privatizaciones -a toda costa y a todo costo-, de entes y servicios públicos ordenadas por los poderes imperiales encarnados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), iniciadas por los ya deshumanizados gobiernos priistas y continuadas, compulsiva o voluntariamente, por los gobiernos panistas, ha llenado de cruces y lápidas los cementerios mexicanos, oficiales o clandestinos. Cuando, en el arranque de su campaña presidencial, a finales de 1987 visitó Morelia, Michoacán -tierra por cierto de los cuatro magníficos: Felipe Calderón Hinojosa, César Nava, Germán Martínez Cázares y Juan Elvira Quesada, actual secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, pero antes alcalde de Uruapan, dominio electoral panista en donde se siembran cabezas decapitadas en las alfombras de los antros, y alcanza a su presidente municipal panista la reciente razzia federal-; cuando, repetimos, visitó Morelia Carlos Salinas de Gortari, en un foro sindical un modesto pero claridoso obrero increpó al candidato priista, cuestionando la política económica por él emprendida desde la Secretaría de Programación y Presupuesto (SPP) en los tiempos de Miguel de la Madrid. Si, como Presidente, le anunció el orador, usted no rectifica la dirección de esa política, pronto en México no alcanzarán las cárceles ni los hospitales para encerrar a tanto criminal, ni para prestar servicio médico a tanta población enferma de miseria.
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