lunes, septiembre 07, 2009

Libertad de expresión bajo acoso

Ernesto Villanueva

La libertad de expresión, como derecho humano, vive momentos más difíciles cada día. El umbral de tolerancia de quienes ocupan cargos públicos se ha reducido y la crítica a su función pública la perciben como ataque a su “honor” o "vida privada”. Peor todavía, confunden a la persona física con la institución en la que prestan sus servicios. En este septiembre se cumplen cinco años de una demanda que debió durar dos años, del ahora ex diputado federal Gerardo Sosa Castelán contra quienes participaron en el libro “La sosa nostra gobierno y porrismo coludidos en Hidalgo”, entre ellos el autor Alfredo Rivera y el prologuista Miguel Ángel Granados Chapa.
Del mismo modo, la Magistrada Consuelo Villallobos Ortiz demandó a los periodistas Rubén Lara, Eduardo Huchim, Abel Barajas, Víctor Fuentes y Luis Soto por publicar el seguimiento a dudosos manejos en la construcción del actual edificio del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa. No demandó a ningún medio en los que se difundieron las investigaciones de los periodistas y, curiosamente, ninguno de ellos le imputó acción alguna más que ser la Presidenta del Tribunal en el periodo cuando se detectaron irregularidades de colaboradores en el referido Tribunal.
Así también, esta semana se publica en la revista Proceso una carta a modo de réplica del magistrado del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Salvador Olimpo Nava Gomar, en la que no refuta ningún dato de una investigación del reportero Álvaro Delgado en la que aparecí como entrevistado. Lo grave es el sentimiento de impunidad que alberga el magistrado Nava Gomar. En efecto, en una extensa carta afirma que: “A Delgado y Villanueva no sólo les duele mi salario sino también mi cargo como servidor público. No perdonan el éxito ajeno. Ese resentimiento se ve reflejado en el continuo ataque a mi persona. No comprenden que no soy culpable de la disfuncionalidad de las instituciones ni de la laxitud de las normas jurídicas de nuestra Nación. Los sueldos y prestaciones corresponden a nuestra investidura y a nuestro trabajo especializado, al que nos dedicamos con imparcialidad y ética; los reducidos sueldos de periodistas y de académicos no son mi responsabilidad. Estoy cansado de tanto ataque y no puedo pasar por alto esta nueva embestida. Después se quejan de las agresiones a periodistas. Si el ataque a las instituciones no fueran los pilares de su trabajo no habría ese problema. No dejaré pasar una más. Haré lo que sea necesario para asegurarme de que ello sea así.”
Estos casos tienen en común que quienes los protagonizan son servidores públicos que no admiten el escrutinio público de su desempeño laboral.
Sobra decir que las personas no son las instituciones, por el contrario escrutar a las personas fortalece a las instituciones que sí pueden resultar afectadas ante los actos u omisiones de las personas que los conforman.
No debe permitirse este uso cínico y abusivo de las atribuciones por quienes deben rendir cuentas de sus actos. En el clima de agresiones contra la libertad de expresión en México, es lamentable el que un Magistrado amenace al más prolijo estilo de la mafia con acallar las voces disidentes y de crítica documentada. Hago responsable de mi integridad y la de mi familia al magistrado Nava por sus singulares declaraciones. Actuaré, en consecuencia, dentro del marco de la ley para denunciar esta amenaza expresa. Seguiré en mi labor de ejercicio responsable de mi libertad, en función de mi derecho a expresar mis ideas y del derecho social de saber que tienen mis lectores.

Evillanueva99@yahoo.com

Comentario: Más allá de las reflexiones del autor sobre el comportamiento del magistrado, valdría la pena releer críticamente el fragmento de la carta de Nava que aquí se publica:

“A Delgado y Villanueva no sólo les duele mi salario sino también mi cargo como servidor público. No perdonan el éxito ajeno. Ese resentimiento se ve reflejado en el continuo ataque a mi persona."

Es decir, el magistrado Nava piensa que si nos quejamos de las exhorbitantes ganancias de los funcionarios en contraste con los mínimos salarios de la mayoría de la gente, es porque nos da envidia su salario y su "éxito". Dentro de su estructura moral no hay lugar para el concepto de injusticia y de avaricia. La derecha por lo general apela perversamente a un imperativo moral cuando la gente se queja de la desigualdad. Por otra parte considera que el "éxito" radica en el dinero que gana porque dentro de sus ideales no está contemplado que éste sea el producto de una práctica honesta de servicio al pueblo. Sigue diciendo:

"No comprenden que no soy culpable de la disfuncionalidad de las instituciones ni de la laxitud de las normas jurídicas de nuestra Nación. Los sueldos y prestaciones corresponden a nuestra investidura y a nuestro trabajo especializado, al que nos dedicamos con imparcialidad y ética; los reducidos sueldos de periodistas y de académicos no son mi responsabilidad."

Lo que no comprende el señor Nava es que "la disfuncionalidad de las instituciones y la laxitud de las normas jurídicas de nuestra Nación" son precisamente responsabilidad de quienes representan esas instituciones y de como se aplican las normas jurídicas. Las "instituciones" por sí solas no son nada hasta que no tienen quienes estén a cargo de ellas. Por otra parte, el "trabajo especializado" que muchos ejercen en diferentes especialidades no puede tener una remuneración sin límites por muy "especializado" que sea, al cual por cierto no se dedican con imparcialidad y ética pues nuestra Nación se caracteriza por la impunidad con la que actúan quiénes más dinero tienen y todos los mexicanos sabemos que en este país no hay justicia. Si por ello fuera no sólo no deberíamos pagarles sino que muchos nos estarían debiendo unos cuantos años en prisión. Continúa:

"Estoy cansado de tanto ataque y no puedo pasar por alto esta nueva embestida. Después se quejan de las agresiones a periodistas. Si el ataque a las instituciones no fueran los pilares de su trabajo no habría ese problema. No dejaré pasar una más. Haré lo que sea necesario para asegurarme de que ello sea así.”

Así que el señor está "cansado". Pues, el 90% de los mexicanos está mucho más cansado de estar pagando salarios exhorbitantes mientras 70 millones no sólo están cansados sino muriéndose de hambre, sin servicios de salud, sin educación y con el riesgo de ser asesinados en cualquier momento, precisamente por la impunidad que hay en este país resultado de un "trabajo especializado". Luego el "magistrado" que habla de "trabajo especializado" en materia jurídica y de impartición de justicia está justificando las agresiones a los periodistas. Piensa que los periodistas debían aceptar sin chistar los malos manejos de las instituciones y los devalúa considerando que los señalamientos de sus presuntas corrupciones son el "pilar de su trabajo". Más aún, el propio magistrado amenaza al periodista. Sería bueno que aclarara como piensa no dejarle "pasar una más". Pretende entonces utilizar su "investidura" para agredir al periodista y luego que no se queje. ¿Acaso piensa meterlo a la cárcel, matarlo o atentar contra sus familiares? Lo que queda muy claro es la inmoralidad del magistrado que supuestamente está para impartir justicia cobrando un salario inmoral para la crisis económica que sufre este país de lo cual las "instituciones" son en gran parte responsables.

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