“La izquierda… está empantanada y no atina a hacer buenas propuestas… y sólo propone marchas y mayor polarización”.
Luis Cisneros Luján.
I
La cara leyente --por accidente, dice-- Marina Rivero González, quien nos “descubrió”, informa, por Internet, pregunta acerca del tema enunciado en el epígrafe de ésta entrega. ¿Cuál será el
siguiente paso a dar por los electricistas defenestrados?
La pregunta es atinente, pues nos lleva al meollo vero de otra cuestión que inquieta a no pocos en la izquierda: ¿es la lucha sindical una manifestación de lucha de clases? Para pensadoras como Marta Harnecker y Gabriela Uribe no lo es.
¿Qué es, entonces, por ejemplo una huelga de trabajadores? Es una expresión de una lucha gremial. Doña Marta y doña Gabriela son muy transparentes en sus definiciones. Lucha gremial, pues. Lucha económica de los trabajadores exclusivamente.
Ello aportaría, obvio antojaríase, elementos para conformar una respuesta al enunciado de don Luis y de la leyente Rivero. La lucha social tiene, por supuesto, muchas manifestaciones y se expresa bajo modalidades variopintas.
Mas la marcha –los 350 mil mujeres y hombres que saturaron el zócalo y avenidas y calles adyacentes hasta la columna del “angel”-- no fue un exhorto a luchar contra el poder político del Estado, sino a resistirlo. Ofrecer la otra mejilla. ¿Y luego?
No. Su explicitez fue nítida: solidarizarse con la protesta del Sindicato Mexicano de Electricistas y, en general, el sindicalismo independiente, por lo que el golpe del Presidente de Facto Felipe Calderón fue para (1) reforzar su poder y (2) su proyecto.
Hágase la salvedad que ese poder (1) del señor Calderón no está tambaleante, pues se sustenta, nutre y sostiene sobre la cultura de las potestades metaconstitucionales que, en sentido macrcontextual histórico, le permite ejercer éstas sin contrapesos reales.
Si no está tambaleante el jefe del Espuriato, ¿por qué, entonces, da un golpe para reforzar su poder? Precisamente para adelantar las metas estratégicas de su proyecto económico-político-social, el neoliberal, para consolidar éste y hacerlo “exitoso”.
II
Señálese que desde la perspectiva del neoliberalismo, ese proyecto es viable, pues logra sus objetivos, los de establecer de hecho (y, si se puede, de derecho) el saqueo privado impune de México y la opresión bajo varias guisas de sus habitantes.
Pero desde la perspectiva de los intereses intuidos o identificados conscientemente de los pueblos de México, ese proyecto es inviable, pues agravia a aquellos. Un proyecto tan antisocial como el neoliberal sólo es dable por la fuerza. Y ese es el caso hoy.
No menospreciése que la implantación –con la complicidad de los personeros priístas y panistas del poder político del Estado-- del modelo neliberal en México tiene un carácter de experimento. México, es pues, el conejillo de indias. El laboratorio.
Y el señor Calderón es hoy (como lo fueron sus predecesores Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y Vicente Fox) el operador en turno sexenal de ese experimento. Éste desincorpora de su ejecución el bienestar social; eso es lo de menos.
Por lo que toca al (2) proyecto, en la ejecución de éste no hay omisiones; todo obedece a un plan orientado a modificar draconianamente las relaciones de producción y las fuerzas productivas. Insértase allí el golpe a Luz y Fuerza del Centro y al SME.
Identificados esos motivos, la acción del señor Calderón de extinguir la empresa LyFC y destruir al SME fue un “coup d´État” diríase de libro de texto. Si no comprendemos eso, la resistencia sindical será cada día más débil hasta cesar.
La espectacular marcha fue una respuesta de varios estratos societales damnificados por el neoliberalismo que desde 1982 inspira filosófica, ideológica y políticamente las conductas de los personeros del poder político del Estado de resistencia a éste.
Y resistencia –tal es la esencia del sindicalismo, resistir al capital-- es el mensaje, aún vivo, de la gran marcha. De hecho, el movimiento que abandera Andrés Manuel López Obrador se caracteriza por esa peculiaridad: resistir. Y resistir pacíficamente.
III
Y mientras la lucha gremial –en el caso, la del SME— sea esa, la de resistir y protestar incluso con espectacularidad y dramatismo, no accederá a un estadio que refleje móviles e intereses de la lucha de clases. Lo que seguirá es predecible.
De hecho, ya se configura esa predecibilidad. Al acudir a una mesa de diálogo instalada por el poder político panista del Estado bajo la condición de que éste no revertirá el golpe ni sus secuelas, el SME anula su alcance estratégico, por sí limitado.
También es predecible que así lo entiende el poder político panista del Estado y, concretamente, el señor Calderón y sus asesores, a quienes –pensamos-- en el SME y en el movimiento de resistencia pacífica suélese subestimar. Tontos no son.
Y si no son tontos, tampoco son ineptos. Para sus fines, los personeros panistas –los calderonistas específicamente— del poder político del Estado son eficientes, aunque su eficiencia no es, reitérese, de filigranería ni virtuosismo, sino burdo y grotesco.
Las consideraciones aquí elucidadas conducirían, según la experiencia histórica discernida bajo la lógica dialéctica, a una estratificación –o calcificación-- del movimiento reactivo que se
expresó en la gran manifestación solidaria con el SME.
Esa reacción fue refleja, aunque ello no inhibe su composición. Es una colosal energía colectiva, organizada, disciplinada, la cual debe ser encauzada hacia metas estratégicas que trasciendan lo gremial y accedan a lo societal. Ya hay varias propuestas al respecto.
Y una propuesta que concita atención es la formulada por el autor del epígrafe, el señor Cisneros (tecolote@dkene.com.mx), que se refiere al SME, mas antójase aplicable para societalizar las relaciones de producción y las fuerzas productivas.
ffponte@gmail.com
www.faustofernandezponte.com
Glosario:
Fuerzas productivas: son las fuerzas humanas de trabajo (los trabajadores del campo y la ciudad) y los medios de producción (incluidas las condiciones geográficas, como la tierra) que usa el hombre durante el proceso del trabajo para crear los bienes materiales y necesarios para su existencia.
Lucha de clases: enfrentamiento activo constante que se produce entre clases sociales antagónicas en virtud de la contradicción que existe entre sus respectivos intereses.
Relaciones de producción: forma social y económica con la que aparecen las fuerzas productivas y la división social del trabajo.
Societalizar: verbo. Socializar. Pluralizar. Sociativo.
Lecturas recomendadas:
El modelo neoliberal mexicano: costos, vulnerabilidad, alternativas, de José Luis Calva. Pablos Editor, S. A.
Cien años de confusión: México en el siglo XX, de Macario Schettino.
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