Año 8, número 3143
Martes 20, octubre del año 2009
Si bien es cierto que las palabras del Primer Ministro Británico, Gordon Brown, con las que advirtió al mundo de una catástrofe que traería consecuencias mucho peores que las dos Guerras Mundiales y la gran depresión, fueron impactantes.
Sobre todo cuando agregó que solo se tenían 50 días para llegar a acuerdos que regularan las emisiones que han provocado el efecto invernadero y el calentamiento de la Tierra.
Y que en la próxima reunión cumbre en Dinamarca, debería de llegarse a compromisos reales y concretos que refuercen el Protocolo de Kyoto (mismo que los EEUU nunca firmaron)
Pues de otra manera el mundo se enfrentaría a sequías, inundaciones (vaya paradoja) y oleadas de calor nunca vistas. Advirtiendo además que El Planeta no cuenta con un Plan “B”, por lo que es inminente actuar de manera drástica.
Sin pasar por alto el hecho de que más vale tarde que nunca, como lo refiere el conocido axioma, aunque impactantes las palabras del Primer Ministro, como líneas arriba se plasmó, pasan por alto que las Leyes del Universo no pueden ser violadas.
Y lo que los humanos le hemos hecho a La Madre Tierra, no podrá ser resarcido con el simple hecho de modificar una conducta aberrante. Derivada, por cierto, de creencias todavía más aberrantes que desconocieron al Planeta como el ser que sustenta la vida de todo cuanto existe.
Anteponiendo ídolos a los que reverenciaron (y todavía reverencian) y que de ninguna manera van a venir a solucionar lo que nuestra estulticia e ignorancia ha provocado.
La solución, aparte de las medidas que tomen las grandes Naciones (mismas que se duda que lleven a cabo, pues la inmensa mayoría de los hombres ya no saben vivir de otra manera) es, precisamente, aprender a vivir de manera diferente.
Quienes lo aprendan, sin que esto se vaya a considerar catastrofista o apocalíptico, quizás tengan oportunidad de seguir viviendo. Quienes pretendan continuar de la misma manera irresponsable y confiando en que serán salvados por dioses o extraterrestres (como ya se dice por ahí) irremisiblemente se toparán con el hecho de que quien siembra vientos, cosecha tempestades.
“Si tu ves por tu madre, tu madre verá por ti”. Es una de las sentencia pitagóricas; y a querer o no, aunque algunos parecen no tenerla, La Tierra es la madre de todo cuanto existe. Sería bueno no olvidarlo.
http://www.diariolibertad.org.mx/diario/index.php
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