Año 8, número 3149
Lunes 26, octubre del año 2009
La reducción del presupuesto en educación que pretenden llevar a cabo para el año entrante, es, sin duda, un claro ejemplo del contubernio entre el Estado Vaticano; que será el primero en salir beneficiado cuando las universidades públicas ya no puedan, por falta de recursos, atender a quienes pretendan estudiar; y el Gobierno panista de ultra derecha, que se ha significado por su proclividad hacia la estulticia religiosa, a la que llaman fe.
Sin soslayar que la igle$ia judía de Roma desde siempre ha pugnado por volver a hacerse cargo de la “educación” del Pueblo, como antaño lo hacía, para poder seguir promoviendo el oscurantismo, la ignorancia y la idolatría que, lógicamente, trampean a la estulticia del Pueblo y al dinero fácil.
Pueblo, al que en esas condiciones de idolatría ciega, les es posible seguir esquilmando impunemente con cuentos y fantasías que en estos tiempos ya son difíciles de creer, pero que les dejan carretonadas de dinero que, además de que no pagan impuestos, sacan del País sin ninguna traba.
La cultura y la preparación de una nación son literalmente vitales para su crecimiento, de ahí la conveniencia de un estado laico, pues conllevan a la salud, que es el más grande legado que un Pueblo puede recibir de sus gobernantes.
Cabiendo comentar que nuestro México ya es una Nación enferma, como lo prueba el que somos el segundo País de gordos y diabéticos; y que en esas condiciones de enfermedad, el salir del atolladero político-económico en que nos encontramos será sumamente difícil, toda vez que los enfermos piensan como enfermos, por la simple y sencilla razón de que no pueden pensar como sanos.
Por lo que gran parte de la lucha en contra de la “Reforma Fiscal” propuesta por Calderón y su deformemente obeso (enfermo) Secretario de Hacienda, se debe centrar, entre otros puntos, en los dineros que los dineros que se asignen a la educación, lejos de ser reducidos, sean incrementados.
El permitir que se reduzca el presupuesto a las Universidades, no solo es seguirles el juego a los oscurantistas, sino seguir cavando la tumba de una Nación, que sin duda fue grande hasta que llegaron los conquistadores (genocidas sería más propio) que enfermos, como lo marca la Historia, impusieron sus aberrantes creencias a los que quedaron vivos.
Luchar por la educación, además gratuita, es luchar por la Libertad. Luchemos todos, pues, por algo que por derecho nos corresponde a todos los mexicanos. De otra manera, más temprano que tarde, pagaremos las consecuencias.
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