Eric Villanueva Mukul
En medio de la peor crisis de los últimos 70 años, Calderón pretende que todos los mexicanos sigamos subsidiando a las grandes corporaciones y a los más ricos de este país.
Pese a que la recesión empieza a ceder, México tendrá un sombrío panorama al cerrar el año. Nuestro país, no sólo tendrá el peor desempeño económico del continente americano, sino de todo el mundo, tal vez sólo superado por Rusia. Lo que significa un rotundo fracaso de las políticas neoliberales de los últimos 28 años.
En efecto, el gobierno reconoce ya una caída de -7.2 pero los antiguos aliados de nuestros tecnócratas, como las corredurías Merrill Lynch y Standard and Poors y el propio Fondo Monetario Internacional, señalan que será más fuerte, llegando hasta el -7.5 Hay otros analistas, sin embargo, que dan más del –8 De ahí que no sea extraño que cerremos el año con más de un millón de nuevos desempleados, más de 25,000 empresas cerradas, con todos los rubros de la economía a la baja o negativos y hoy, sabemos, oficialmente reconocidos, 6 millones más en condiciones de extrema pobreza.
No obstante el gobierno de Calderón ha puesto oídos sordos a todos los señalamientos, en el sentido de la necesidad de cambios en las políticas económicas. Por el contrario, no sólo repite las mismas fórmulas que provocaron la situación presente, sino totalmente a contracorriente de lo que están haciendo las 20 economías más grandes del mundo y contra las recomendaciones de la OCDE y el Banco Mundial.
Pese a las recomendaciones de acciones contracíclicas, es decir inyectar recursos a la economía, que permitan reactivar las inversiones, estimular la demanda y el consumo, en los hechos no lo ha realizado. Aunque a principios de año anuncio una serie de acciones y propuestas en ese sentido, en la realidad no se efectuaron o se nulificaron con los recortes presupuestales, del orden de los 135 mil millones de pesos. De ahí los pésimos resultados y sus efectos económicos y sociales.
En el paquete económico para 2010, nuevamente, sin importar los anuncios grandilocuentes de cambios en la ruta, ha mantenido los mismos criterios de política económica. Solamente que más restringidos y castigando, aún más, a los que han cargado con el precario comportamiento económico de los últimos 28 años; pequeños y medianos empresarios, clases medias y trabajadores.
Y todo, para mantener su alianza con un sector de los grandes empresarios vinculados a las telecomunicaciones, la banca, bolsa y comercio exterior. Pero también mantener el modelo que privilegia los aspectos monetaristas y el control de la inflación, por encima del crecimiento de la mayoría de la economía real. Es decir, mantener literalmente una transferencia de recursos de la mayoría de la economía a este sector privilegiado de la economía y de los empresarios.
En su propuesta fiscal para 2010, Calderón propone recaudar los 374 mil millones faltantes para el presupuesto, incrementando impuestos como el ISR, IVA y IEPS, a los sectores que siempre han pagado, pero manteniendo a salvo a los privilegiados de siempre ya mencionados. Según las propias fuentes de Hacienda, los Regímenes Especiales, en palabras comunes de exenciones de impuestos, en 2009 costaran al país cerca de 450 mil millones y en 2010 significarán aproximadamente 512 mil millones. Es decir, sólo cobrando los impuestos que no pagan las grandes corporaciones, sería suficiente para solventar el faltante de 374 mil millones y tener excedentes. Pero, nuevamente, la propuesta es que todos los mexicanos continúen subsidiando a dichas corporaciones en plena crisis, para que continúen ganando mientras que todos pierden.
Vía el presupuesto, aunque hacen demagogia con la desaparición de algunas secretarías, se mantiene la misma orientación, sin tocar los rubros importantes como el Fobaproa y el servicio a la deuda en el que se concentra más de 300 mil millones de pesos. Pero sin desarrollar tampoco una verdadera política de austeridad en rubros como los altos sueldos de la alta burocracia, de los tres poderes, los órganos autónomos y los gobiernos estatales y municipales, los gastos de representación, promoción de imagen, viáticos, entre otros, que no tienen impacto en la economía.
Por su parte el PRI, con mayoría en la Cámara de Diputados y responsable de los tres primeros sexenios de gobiernos neoliberales, parece estar dispuesto a aceptar el paquete económico de Calderón, eliminando el 2 medicamentos y alimentos o, pero aún, estableciendo una “canasta básica para pobres”, exenta de ese impuesto, pero aumentando al 17 l IVA al resto de la población. En realidad, yo siempre supuse que el 2 ra el señuelo, ya pactado previamente, para aceptar todo el paquete económico. La responsabilidad del PRI, en la propuesta es decisiva, dado que cuenta con la mayoría para aprobarlo por sí solo, o hacerle las modificaciones necesarias. Pero como ya he dicho, el PRI pasará los elementos fundamentales del proyecto, pero tratando de evitar los costos electorales. No debemos olvidar que, con ligeras variantes, ese partido mantiene las mismas alianzas con los sectores empresariales beneficiados con este proyecto.
Por eso le han llovido críticas a Calderón y sus propuestas por todos lados, incluso de los premios Nobel de Economía que, claramente, señalan que en épocas de crisis no hay que aumentar impuestos sino, por el contrario, el Estado debe de inyectarlos, desde luego, a la economía real.
Por ejemplo, mientras que nuestro principal socio comercial, los Estados Unidos, tendrá un déficit del 4.9 en 2010, Calderón propone el 0.5 para evitar que la demanda presione los precios y la inflación.
Desde luego que hay otras alternativas. Si bien debe realizarse un ajuste a la política fiscal, esta debe evitar aumentar impuestos, principalmente a los sectores más desprotegidos, ampliar la base tributaria y, sobre todo, cobrar los impuestos que hoy no pagan las grandes corporaciones, la bolsa y los bancos. Por la parte del gasto, aplicar programas de austeridad como los ya mencionados, revisar los rubros que no impactan a la economía real y dirigirlo a sectores que permitan reactivar la economía tales como infraestructura, industria, campo, vivienda, salud, educación, y desarrollo social entre otros. Un presupuesto mayor en términos reales, al de 2009, que estimule la inversión, el empleo y el desarrollo económico y social.
Ahora que Calderón pone más énfasis y desea aparentar mediáticamente su preocupación por los pobres y quiere convencernos de que el cobro de los nuevos impuestos es para ayudar a los pobres, en realidad pretende que todos los mexicanos, incluidos los más pobres, sigamos subsidiando a las grandes corporaciones y a los más ricos del país.
villanueva_mukul_eric@hotmail.com
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