Año 8, número 3173
Jueves 19, noviembre del año 2009
La corrupción no somos todos, Gobierno y ciudadanos. La corrupción es el sistema; solo que el sistema lo impone el Gobierno. Y por consiguiente, es su responsabilidad el acabar con la corrupción, no responsabilidad de los ciudadanos.
Los ciudadanos recurren a la corrupción, primero, por ejemplo, y segundo, porque ya no tienen alternativas o instancias a quienes recurrir para reclamar los derechos. Si el Gobierno, o para ponerle nombre y apellido, si Felipe Calderón, es corrupto (no se puede llamar de otra manera a quien viola impunemente la Constitución) ¿qué otra cosa esperar otra cosa del Pueblo y del Gobierno?
No sé sí nada más los mexicanos, o los seres humanos en su totalidad somos así, pero nos adaptamos a la tierra que vamos “A la tierra que fueres, has lo que vieres”.
El papel y la colilla del cigarro que en nuestro México aventamos sin miramientos por la ventanilla del auto, por poner solo un ejemplo, al cruzar la frontera dejamos automáticamente de hacerlo.
Luego entonces la impunidad, madre putativa de la corrupción, no es una cuestión cultural. Es una cuestión de respeto a las Leyes y a su simple aplicación.
O dicho de otra manera, de vivir en un Estado de Derecho. En el que ciertamente, a pesar de los discursos y el enorme y costoso aparato de procuración y administración de la Justicia, los mexicanos no vivimos.
¡No! Los corruptos no somos los ciudadanos, los corruptos son quienes nos gobiernan y que han impuesto un sistema corrompido que cada vez se pudre más y más y que necesita, como la gangrena, cortarse de raíz si todavía se quiere rescatar algo.
Doloroso, pero hay que aceptarlo, necesitamos refundar a nuestro México, porque el sistema, como la gangrena, llega un momento en que ya no se puede cortar más, y solo queda ayudar al enfermo a bien morir (Eutanasia Política) Solo que éste no se deja.
http://www.diariolibertad.org.mx/diario/index.php
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