A Puerta Cerrada
Marcela Gómez Zalce
Una verdad, mi estimado, debe ser una deducción de varias verdades. Hay de fotos a fotos para finalizar el accidentado año: (flash) Enrique Peña Nieto rendido ante los intereses que representa Benedicto XVI para obtener la bendición de tan acreditada religión para su próxima boda con Angélica Rivera, mostrando el primero de los múltiples capítulos frívolos de esta parejita que ya sienten el poder del picaporte en Los Pinos. En donde a lo largo de los próximos meses le regalaran al mordaz respetable el numerito sobre los divertidos preparativos nupciales (flash), la boda y sus invitados (flash), la luna de miel, quizá algún script con sabor a pleito para hacerla de emoción (snif), luego entonces la alegría de si La Gaviotita estará embarazada… para pasar después a las divinas especulaciones del sexo de la criatura, quizá el bautizo (flash) y así cumplir con la puntual telenovela rumbo al 2012.
La historia de esta figura mexiquense que hace unos años era prácticamente insignificante, hoy, my friend, se le prepara una conmovedora trama con ingredientes reales de amor, sexo, pasión, celos, corrupción, crimen, escándalo y poder.
Y así mantener entretenido al auditorio tripulado por los intereses reales detrás del gobernador, por los mismos que añoran regresar y demostrar que sí se puede, que el PRI sí sabe cómo hacerlo aunque tenga que atropellar promesas, principios, ética, pactos e ideología. Lo importante es llegar, haiga sido como haiga sido, aunque el camino esté lleno de originales obstáculos atiborrados de minas y de trampas que harán a más de uno tropezar y equivocarse.
Enrique es por mucho la figura en el firmamento estrellado del canal y al interior del PRI. Es el personaje a vencer con todo y su rol en el atraco en despoblado del IVA en medio de una peligrosa crisis económica contra millones de mexicanos y el agandalle mexiquense en el célebre PEF. Tenebra que, of course, le generó simpáticos aliados y adversarios de cuidado.
Rivales que ya tienen mucho tiempo bailando el aciago son de la política y cuyo oficio y olfato rebasa por mucho al del joven mandatario a quien atractivos personajes del pasado asesoran, guían y orientan.
La angelical ola que acompaña a Enrique parece no vislumbrar mayores nubarrones que opaquen la telenovela, perdón, la historia de hadas de este superficial sueño mexicano. Arropado por el manto mediático y la perversidad de la mano peluda que mece su cuna, Peña Nieto no se despeina… aún.
Si bien es evidente que el partido en el poder (del no poder) no ha empezado a armarle su aplaudida fiestecita con un par de zapes que lo bajen tantito del sugestivo ladrillo en el que feliz mareado está. Y la lucha por el poder, my friend, es siempre descarnada y el 2012 no será la excepción.
Y este PRI dará la madre de todas sus batallas con el riesgo latente de sufrir en el camino fracturas internas, no obstante, amable lector, estas lacritas tricolores han demostrado en su noble historia experiencia para dirimir sus rivalidades internas con su par de distintivas fórmulas: el consenso o el disenso.
El primero con diálogo y plata, y el segundo con reserva y plomo.
Hoy todo parece ir viento en popa para este PRI que no sopesa ni se preocupa demasiado por la pésima imagen que lo escolta y de la cual no han podido, digamos, deshacerse… pero que mantiene en alerta importantes despachos here & there que no están convencidos ni emocionados con la posibilidad de un regreso del PRI al poder.
Y hoy quizá esto suene como peccata minuta, yes…?
Pero no. En realidad es una apreciación de la que ya acusaron recibo algunos de estos atractivos personajes que sí entienden la oleada de señales externas que sin su aval, sería imposible regresar a Los Pinos…
Y esos sí son los que mueven el pandero geopolítico y que gracias a la irreflexiva aventura bélica del (des)gobierno de Calderón, están aquí para quedarse. Para resguardar sus intereses estratégicos sentados trabajando diario en el mismo espacio…lado a lado.
¿Así o más claro…?
Fuente: Milenio
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