domingo, enero 31, 2010

Influenza: Pandemia "falsificada"

La Organización Mundial de la Salud fomentó un “pánico injustificado” en torno a la pandemia de la influenza A/H1N1. El propósito: beneficiar a las grandes compañías farmacéuticas. Tal es la hipótesis de una investigación que encabeza Wolfgang Wodarg, presidente de la Comisión de Salud del Consejo de Europa, quien entrevistado por Proceso afirma: la “reacción sobredimensionada” del gobierno de México se debió a que fue mal asesorado por especialistas que “actuaron de manera tonta”, o bien que podrían haber sido sobornados.



BERLÍN.- El gobierno de México reaccionó desproporcionada mente ante la influenza A/H1N1. Los especialistas lo asesoraron mal y “habría que ver” si detrás de ello hubo ineficiencia o sobornos de las grandes compañías farmacéuticas, comenta el epidemiólogo alemán Wolfgang Wodarg, quien además pone en duda la pertinencia de las medidas “extremas” tomadas en 2009 por las autoridades mexicanas, entre ellas el cierre de escuelas, restaurantes, cines y espectáculos.
Wodarg, encabeza la Comisión de Salud del Consejo de Europa, organismo que inició el 11 de diciembre pasado una investigación sobre el papel de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ante el brote de influenza A/H1N1 registrado en México, que se convirtió en epidemia en abril del año pasado.
La comisión sospecha que la OMS indujo a la población mundial a un pánico injustificado al elevar la enfermedad al grado de pandemia en junio de 2009 con base en parámetros que habían sido modificados un mes antes. Éstos, explica, consideraban el ritmo de expansión del virus y ya no el grado de mortalidad, lo que se tradujo posteriormente en una campaña de vacunación mundial, muy onerosa para los gobiernos, que ha rendido enormes beneficios a la industria farmacéutica.
Además, el organismo considera que la vacunación no sólo ha sido innecesaria, sino que podría llegar a ser perjudicial, entre otras razones porque se recomendó el uso de vacunas que, patentadas con prontitud, no fueron sometidas a suficientes pruebas para garantizar su efectividad.
En el epicentro de la investigación están la transparencia y credibilidad de la OMS y los posibles medios utilizados por los grandes consorcios farmacéuticos para influir en funcionarios y científicos a cargo del cuidado de la salud pública mundial.
Ante el anuncio de que se realizaría la investigación, la directora de la OMS, Margaret Chan, anunció el martes 12 que someterá su gestión a una auditoría externa.
A su vez, Wodarg dice a Proceso: “Hasta ahora tenemos indicios e imputaciones… hemos asistido a una pandemia falsificada” en la que “los grandes consorcios farmacéuticos son los beneficiarios de la falsa alarma, cuya consecuencia ha sido que sus inversiones de repente den enormes dividendos”.
–¿Qué papel desempeñaron estos consorcios para que se declarara la pandemia?
–Hay una red de virólogos que trabajan en estrecho vínculo con la industria farmacéutica y que muy probablemente se ocuparon de que la OMS declarara la pandemia. Es gente que ya ha obtenido dinero o contratos de los consorcios, para ellos mismos o para los institutos de investigación de donde provienen. No se trata necesariamente de pago de dinero, sino que puede tratarse de científicos que dependen indirectamente de la industria farmacéutica, que financia sus estudios de investigación. En esta comisión vamos a investigar la calidad e intensidad de este vínculo, su papel en la decisión de la OMS y el dinero que concretamente ha circulado.
Puntualiza: “La vacunación innecesaria constituye en sí misma delito de lesiones. Si se demuestra que se declaró la alarma para que el negocio florezca, entonces estamos frente a algo sumamente criminal”.

Conflicto de intereses

El doctor Wodarg, diputado alemán entre 1994 y 2009 por el Partido Socialdemócrata (SPD), recuerda el caso de gripe aviar de 2005 y 2006. Entonces, por temor a una pandemia, muchos países negociaron con las farmacéuticas el abastecimiento de medicamentos.
Wodarg conocía las regiones de Asia en las que hombres y aves viven en contacto estrecho y donde murió la mayor cantidad de personas. También en este caso le pareció excesivo el grado de alarma. “En virología se sabe que los virus mortales no se extienden mucho; los que se propagan rápidamente son los que no matan al hombre”, explica.
Como la OMS extendía su alerta por los medios de comunicación masiva, Wodarg se dirigió a quien era entonces jefe del Departamento de Epidemiología del organismo, el alemán Klaus Stöhr, para recabar evidencias científicas. “Me dijo que era un virus para el que el ser humano no tenía inmunidad, y que de transmitirse de las aves a las personas podría ser muy grave. Todo eso es cierto, pero esto no tiene nada que ver con una influenza que se transmite de persona a persona, cosa que era muy improbable y nunca ocurrió. No obtuve del señor Stöhr ningún argumento que me iluminara”, cuenta.
Wodarg relaciona datos: Klaus Stöhr dejó la OMS en 2007 para asumir un cargo de alta responsabilidad en Novartis, uno de los consorcios farmacéuticos que más ha invertido en investigar la vacuna de la influenza A/H1N1. La OMS promovió entre sus Estados miembros planes de emergencia contra una eventual pandemia. “Las empresas –dice– se comprometían a invertir en la producción de las vacunas y los Estados a comprarlas en caso de que se declarara una pandemia”. La OMS es la responsable de declarar si hay una pandemia.
–Y en este caso lo ha hecho, según usted, sin fundamento...
–Se declaró la pandemia después de que en México habían sido observados unos pocos cientos de casos. En mi región, donde yo dirigía una red de observación de influenza, en años de gripe estacional fuerte se enferma entre 10% y 20% de la población y se dan algunas muertes. En México, debido a su densidad de población, el peligro de contagio es muy alto. Cuando vi que el grado de contagio era menor al de mi región, y que la OMS hablaba de una pandemia, no lo entendí.
–¿Es posible hablar de corrupción en caso de comprobarse la influencia de los grandes consorcios en esta decisión?
–La corrupción es un delito. Queremos investigarlo. No sólo la corrupción es importante. Hay muchos mecanismos sutiles para influir en dichas instituciones. Nuestra comisión va a hacer recomendaciones a los gobiernos de la Unión Europea para que estas influencias frente a la OMS no tengan lugar en el futuro, y para que podamos confiar en la OMS. Es aterrador que la única institución mundial que observa este tipo de crisis sanitarias nos haya dado información falsa. La OMS tiene que ser una institución confiable; de lo contrario, no la necesitamos.
–Se ha vuelto usual que funcionarios de organismos nacionales e internacionales asuman puestos en los grandes consorcios y viceversa. ¿No hay aquí un conflicto de intereses?
–La OMS ofrece contratos de tiempo limitado, de dos o tres años. Hay un constante movimiento de personal. Para un consorcio que desea imponer sus intereses económicos es relativamente fácil enviar allí a uno de sus empleados con la promesa de retomarlo más tarde. En el futuro hay que ver cómo se genera una institución independiente que también prevea este tipo de influencias. No es posible que esta gente que planea su carrera desde empresas orientadas por el beneficio económico tenga influencia en la salud pública. Esto lleva a decisiones distorsionadas como las que ahora tememos. Es indispensable fortalecer el control público.
–La directora de la OMS, Margaret Chan, dijo esta semana que habíamos tenido suerte con el virus porque no mutó.
–Si se tratara de suerte, no necesitaríamos a la OMS. La necesitamos para que evalúe los riesgos y lo ha hecho de manera equivocada. Nos ha aconsejado mal. Ha movilizado 20 mil millones de dólares en todo el mundo, un dinero que ahora necesitaríamos en Haití, por ejemplo. Cuando se dilapidan de este modo los recursos, la OMS tiene que responder y hacerse cargo de la decisión equivocada. Pasó lo mismo con la gripe aviar. Y cada vez se beneficia la industria farmacéutica. Es tan evidente...
–La directora de la OMS anunció que el organismo se someterá a una investigación externa.
–Esto debe hacerlo una comisión en la que haya parlamentarios, y no gobiernos e instituciones que no se expresaron de manera crítica en su momento. Debe ser verdaderamente independiente, formada por gente sin vínculos con la industria farmacéutica o la propia OMS. Los científicos de la Red Cochrane, por ejemplo. Si la OMS paga la auditoría, ésta se vuelve parcial e inservible.

“Pánico inducido”

Funcionarios de la OMS y algunos científicos aducen que una reacción exagerada frente a la influenza A/H1N1 es preferible a haberla subestimado. Wolfgang Wodarg ironiza sobre ello:
“¿Quiere usted gastar cada año 20 mil millones para nada? ¿Tiene usted tanto dinero? Eso es ineficiente. Y no se trata sólo del dinero. Se utiliza una vacuna montada rápidamente para una pandemia. Es algo muy diferente a usar una vacuna cuyo efecto se ha probado y que se produce año tras año y con efectos secundarios conocidos. Hubiera sido posible introducir las partículas antivirales específicas del virus H1N1 en la vacuna normal para obtener así una nueva vacuna. Pero esto ha sido un programa especial, con contratos especiales con los Estados, y no se ha tratado de brindar protección, sino evidentemente de ganar dinero. Esta es la sospecha que tenemos.”
–Algunos Estados devolvieron las partidas de vacunas. Alemania, por ejemplo, retiró el pedido de vacunas a Novartis.
–Esta es una vacuna nueva, producida en biorreactores a partir de símiles de células cancerígenas y no de huevos de gallina. La idea es buena, pero se necesita mayor tiempo para desechar efectos secundarios. Al tratarse de proteínas que provienen de células cancerígenas, tiene que haber estudios que demuestren que a través de la vacuna no se puede generar ningún tumor. Para excluir todo riesgo se necesita un periodo de observación clínica de algunos años. No podemos ahora, a través de un pánico inducido, exponer a la gente a riesgos a través de vacunas que son mucho menos seguras que las que ya conocemos. Y esto ha ocurrido.
–¿Ve usted la posibilidad de que algunos funcionarios tengan que asumir las consecuencias?
–Los Estados integrantes de la OMS se reúnen en la Asamblea Mundial de la Salud y definen los métodos de trabajo. Pienso que habrá consecuencias. Si la OMS tomó esta decisión equivocada a costa de los Estados miembros, y eso ha costado miles de millones de dólares, existe la posibilidad de que se diga que la OMS causó un perjuicio y que se exijan indemnizaciones. Y si se comprueba que ha habido corrupción en la influencia de las empresas en la decisión, también cabe la posibilidad de que los Estados les exijan el pago de reembolsos.
–¿Cree posible que los consorcios farmacéuticos tengan que devolver dinero?
–Evidentemente, los consorcios farmacéuticos son más poderosos que algunos Estados nacionales. El presupuesto de GlaxoSmithKline es mayor que el de Suecia. La influencia sobre los trabajadores de la OMS puede ser grande. Un funcionario está bien pagado, pero lo que la industria farmacéutica le puede ofrecer es mucho mayor cuando se trata de gente importante. La seducción del dinero es muy grande.
–El gobierno mexicano cerró escuelas, restaurantes, bares. Estas medidas extremas perjudicaron la economía, sobre todo al sector turístico.
–Fue una reacción sobredimensionada. La cuestión de fondo está en el asesoramiento que recibió el gobierno mexicano. Los políticos no son especialistas en epidemiología. Dependen de sus asesores. Hay que fijarse especialmente en esta gente. Habría que ver si actuaron de manera tonta o si hubo sobornos, pero es una pregunta que hay que hacer en todos los países. Cada país tiene que asegurarse de que sus especialistas sean insobornables, críticos, y que trabajen de manera transparente. Cada parlamento tiene que probar la capacidad real de estos asesores, ya que son decisiones políticas importantes.
–¿Qué más espera usted de esta investigación?
–Las conclusiones demorarán algunos meses. Espero que a través de este affaire se visualice mejor el problema de conciencia vinculado a la corrupción de la ciencia y a la atención que les prestamos a los científicos. La industria farmacéutica vive de la enfermedad. A mayor enfermedad, mayor beneficio. Tenemos que invertir en científicos independientes de la industria farmacéutica que cuiden de la salud pública. Si no lo hacemos, lo hace la industria farmacéutica. El control es posible si los medios controlan y la gente se entera. Pero el papel de los medios también es problemático, porque casi todos viven del pánico. Y si se comprueba que en efecto no había motivos para dicho pánico, y los medios han vivido de eso, hay que ventilar un nuevo escándalo, como yo hago ahora, para que los medios escuchen.

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