Ernesto Tamara
La Haine
El aparato y la política militar colombiana parecen desarrollarse con independencia de lo que, al menos públicamente, manifiesta el presidente Álvaro Uribe. Sin desmentirlo o retractarlo directamente, el presidente Uribe se ha manifestado de manera diferente a su ministro de Defensa, Gabriel Silva, al sostener que “Yo no autorizo, y lo digo muy claramente, mientras yo sea presidente el país no puede tener una estrategia, un discurso de agresión internacional".
Sin embargo, el ministro de Defensa, había manifestado anteriormente que el ejército de su país estaba dispuesto a atacar bases guerrilleras en otros países, coincidiendo con la denuncia de que algunos jefes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) estarían en territorio venezolano. En vísperas de fin de año, trascendió además un documento elaborado por ese ministerio, donde se propone reforzar y modernizar el armamento para enfrentar “agresiones” exteriores de países con “aspiraciones expansionistas ideológicas y territoriales” que amenazan a Colombia.
Poco antes Venezuela había denunciado el ingreso de un avión no tripulado espía desde territorio colombiano. Y que sobrevoló instalaciones militares cerca de la frontera. El ministro de Defensa colombiano, no negó directamente el hecho, y sólo bromeó que los soldados venezolanos habían visto “el trineo de Papá Noel”, ya que según él, los aviones no tripulados colombianos son más chicos que los descriptos por las autoridades venezolanas que hicieron la denuncia. El ministro Silva, en una entrevista al diario El Tiempo de Bogotá –que después revelaría el documento de Defensa- volvió a insistir en la necesidad de aumentar la capacidad militar del país para defenderse de ataques externos, y aunque no mencionó directamente a Venezuela, dijo que se trataba de un país vecino que estaba adquiriendo equipamiento militar.
Sin embargo, el mismo ministro, unos días antes, anunció que su país planea reforzar la presencia militar en su frontera con Venezuela con la construcción de una nueva base y la activación inmediata de dos batallones aéreos en otros puntos de la frontera.
El ministro de Defensa, Gabriel Silva, informó que la nueva base será construida en la península de la Guajira, en el extremo norte del país, cerca al municipio de Nazaret, y albergará a cerca de mil hombres. Al mismo tiempo, el comandante del ejército, general Óscar González, anunció la activación de seis batallones de aviación y uno de fuerzas especiales, dos de ellos en la frontera con Venezuela.
Argumentando la necesidad de construir la nueva instalación militar fronteriza, Silva manifestó que ningún estado puede evadir las "obligaciones internacionales de perseguir el terrorismo, enfrentar el crimen y buscar que sean castigados aquellos que han cometido delitos, no importa dónde se oculten o se resguarden". Casi al mismo tiempo denunció la presencia de líderes de las FARC en territorio venezolano. Silva también dejó entrever que no descarta un ataque a una posible base guerrillera en territorio venezolano. Al comentar las denuncias venezolanas de que Colombia prepara un ataque similiar al realizado en Ecuador en marzo de 2008 para asesinar a Raúl Reyes y otros 20 guerrilleros y visitantes al campamento de las FARC, Silva dió vuelta la denuncia y sostuvo que los venezolanos sólo deben preocuparse si existe esa presencia de la guerrilla en Venezuela.
El gobierno de Colombia ha reiterado en varias oportunidades que líderes guerrilleros de las FARC se esconden en Venezuela, pero sin especificar un lugar concreto.
Colombia tiene el mayor ejército de Suramérica
El número de efectivos incorporados a las Fuerzas Armadas de Colombia ha ido creciente en forma constante desde la década del 50, y aún más rápido en los años 90, pese a que todos coinciden que la capacidad de las guerrillas sobrevivientes (FARC y ELN) ha decrecido. En 1948, cuando sucedió el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán había 10.000 militares. En 1974 ya eran 50.675 para subir hasta 85.900 en 1984, en el período que comenzaron las negociaciones de paz para la desmovilización de varias organizaciones armadas. Para 1994 había 120.000 efectivos que se elevaron a 160.000 en las primeras fases del Plan Colombia. Para junio de 2009, según datos oficiales, las tres ramas de las fuerzas armadas contaban con un total de 285.554 efectivos (superando a Brasil), a los que deben sumarse 142.000 policías. Los países vecinos, Venezuela, Ecuador y Panamá (con quienes tiene fronteras) tienen unas fuerzas armadas muy inferiores en número. Venezuela apenas alcanza los 60.000 efectivos, y está lejos de tener el grado de preparación de los militares colombianos, activos en la lucha contrainsurgente desde la década del 50.
Por otra parte, desde la aplicación del denominado Plan Colombia, en agosto de 2000, por el cual Estados Unidos proporciona equipamiento, ayuda en asesores e inteligencia, mercenarios, entrenamiento y asesores en el terreno, las fuerzas armadas colombianas han recibido hasta fines de 2008, unos 6.000 millones de dólares en ayuda militar, a lo que debe sumarse lo obtenido por el “impuesto de guerra” a las mayores fortunas del país, y que en este año que comienza, recaudará unos mil millones de dólares.
Después de las bases, más militarización
Cuando todavía se mantiene la polémica en la región por el acuerdo para el uso de siete bases militares por tropas norteamericanos en distintos puntos de la geografía colombiana, se dió a conocer un documento del Ministerio de Defensa de Bogotá donde se establece la hipótesis de un “ataque exterior” al que no identifica directamente, pero que sugiere sea Venezuela, y propone una readecuación y reamarmento de las fuerzas armadas para enfrentar ese peligro externo.
El informe de la Dirección de Estudios Sectoriales del Ministerio de Defensa, que se ocupa de analizar los retos y amenazas para la Fuerza Pública en los próximos años propone reacomodar las fuerzas armadas y adquirir equipamiento para enfrentar esa posible agresión exterior. "Teniendo en cuenta el cambio en el entorno estratégico regional, la tendencia a la polarización política y las aspiraciones expansionistas manifestadas por algunos países, tanto en términos ideológicos como territoriales, surge la necesidad de hacer un mayor énfasis en la protección de la soberanía nacional", dice el informe.
Y agrega que "es previsible que actores externos aprovechen elementos remanentes de la confrontación armada interna para adelantar sus acciones" en contra de la soberanía colombiana. El documento fue presentado en octubre al Ministerio de Defensa, pero recién se conoció la última semana de diciembre. Precisamente en ese intermedio, el ministro de Defensa, Gabriel Silva, se despachó en varias oportunidades contra Venezuela, identificando el blanco de la nueva estrategia militar.
El documento convoca a una rápida inversión en nuevos equipos militares, advirtiendo de los peligros que provocaría esa inacción. “Frente a un contexto hemisférico cambiante, el país asume un riesgo al no fortalecer su capacidad disuasiva. Los costos de un conflicto externo son mucho más altos que el costo de esa capacidad”.
Los analistas militares sugieren no seguir invirtiendo en equipamiento para la lucha contrainsurgente, sino atender el frente externo. "El efecto de estas decisiones (priorizar el conflicto interno) fue un incremento de la brecha existente con respecto a los países vecinos, que además de estar alineados ideológicamente en una tendencia contraria a la que ostenta Colombia han venido fortaleciendo sus aparatos militares", dice el documento. "Sin que signifique entrar en una carrera armamentista, Colombia debe adquirir una capacidad disuasiva creíble que le permita convencer a un adversario potencial que en caso de una agresión el costo a pagar sobrepasa los eventuales beneficios del ataque".
Asimismo presentan lo que serían las prioridades a la hora de comprar equipamiento, aunque algunas de las cosas mencionadas las reciben de las tropas y asesores norteamericanos que estarán en las bases colombianas.
"Se debe avanzar en el fortalecimiento de las capacidades de vigilancia, control de fronteras y monitoreo satelital, así como las de movilidad, contramovilidad y cobertura (...) Comprar equipos contra armas químicas y biológicas y de defensa aérea, incluyendo armas, equipos de vigilancia y alerta temprana". También se habla repotenciar aviones y fragatas, adquirir capacidad defensiva frente a blindados y hasta de una reorganización de las Fuerzas Militares: pasar de las Divisiones y Comandos Conjuntos a "teatros de operaciones que se activarían solo en caso de agresión externa".
El documento, al igual que el gobierno, parte de la premisa que para el 2014 el conflicto interno estará superado –es decir, que habrán derrotado militarmente a las FARC y ELN- aunque admiten un aumento de la delincuencia y el narcotráfico. En este terreno proponen reforzar la policía, e instruir a las fuerzas militares para que establezcan bases en el interior del país para dar seguridad y confianza a nuevos asentamientos poblacionales.
El documento establece también continuar con el envío de misiones al exterior (como las existentes en Haití y Sinaí) y el envío de tropas a Afganistán que se negocia actualmente con España y Estados Unidos. Por otra parte, el diario El Tiempo, de la familia del vicepresidente Francisco Santos, reveló hace poco las prioridades de inversión con la recaudado por el “impuesto de guerra”. Con ese impuesto, el gobierno espera recaudar unos 10,4 billones de pesos entre el 2011 y el 2014 (5.800 millones de dólares aproximadamente) El diario bogotano reveló cuatro líneas de acción: la seguridad ciudadana, la capacidad disuasiva mínima, el sostenimiento y profundización de la Política de Seguridad Democrática, y la adecuación del Sector Defensa al post conflicto. Según el periódico, habrá énfasis en el reforzamiento de los frentes urbanos de seguridad y la creación de puestos de policía en poblaciones que nunca habían contado con este servicio y en las que actualmente se desarrolla en el Plan Consolidación. El ministerio analiza el incremento de pie de fuerza, que sería solo para la Policía inicialmente.
En la línea de capacidad disuasiva mínima se está analizando la compra de equipos de alta tecnología (tanto en inteligencia como armamento) para enfrentar "posibles amenazas externas". Otra suma, destinada al sostenimiento y profundización de la denominada “Política de Seguridad Democrática”, que incluye inversión en movilidad, comunicaciones y presencia social en la frontera. En este campo, habrá una inversión importante en la adquisición de aeronaves. En el tema del post conflicto, se tratará el bienestar social de los soldados que salgan pensionados.
Militares de Brasil en alerta temprana
Más allá de las declaraciones de uno y otro lado de la frontera, los hechos demuestran que Colombia se ha convertido en una base militar norteamericana, con el mayor ejército de la región, un ejército además en permanente combate, y con acceso a tecnología de espionaje que le proporciona su aliado.
La advertencia de la creciente influencia norteamericana en la región, a través de Colombia, no ha sido sólo una denuncia del presidente venezolano Hugo Chávez.
Un documento de la Inteligencia militar de Brasil, del año 2007, alerta sobre la hipótesis de conflicto en la zona del Amazonas, con una potencia militar superior, en clara alusión a los Estados Unidos. Dos años antes, militares brasileños visitaron Vietnam para conocer las técnicas de resistencia y guerra de guerrillas contra una fuerza militar superior y extranjera.
Un documento, atribuido al Grupo de Trabajo del Amazonas (GTAM), equipo compuesto por representantes de la Agencia Brasileña de Inteligencia y de los órganos de seguridad, y revelado por el diario Jornal do Brasil de Rio en Janeiro en enero de 2007, advierte que las reivindicaciones indígenas, ONG controladas por extranjeros y la creciente influencia de Estados Unidos sobre países cercanos al Amazonas “ponen en riesgo la seguridad nacional”.
Ya entonces los militares brasileños advertían que "un elemento relativamente nuevo en materia de seguridad en la región amazónica brasileña es la creciente presencia de asesores militares norteamericanos y la venta de equipamientos sofisticados a las fuerzas armadas colombianas”. En este análisis no está presente el acuerdo para el uso de siete bases militares por soldados norteamericanos en territorio colombiano.
Los autores del informe señalan que la presencia de tropas norteamericanas, que ya se constata en Guyana, en aquel entonces en la base de Manta en Ecuador, Perú, "podrá expandirse a otros países sudamericanos para transformar la lucha contra las drogas (y contra las FARC y el ELN) en una embestida militar no sólo colombiano-norteamericana. El plan probablemente es parte de la estrategia de Estados Unidos para asegurar su presencia militar en la región andino-amazónica y en el Cono Sur, alrededor de Brasil". El documento denuncia también actividades de espionaje en esa vasta zona de casi 8 millones de kilómetros cuadrados que linda con Colombia, Venezuela, Perú y Bolivia, y advierte sobre la cantidad de extranjeros en esa región. Pero, esta preocupación por una intervención militar norteamericana en la zona del Amazonas no es nueva.
Según el coronel retirado del ejército brasileño Geraldo Cavagnari, profesor de la Universidad de Campinas, consultado entonces por el diario argentino La Nación, Brasil se viene preparando desde fines de los 90 para resistir una invasión en el Amazonas. "Hace 10 años que se desarrolla en el Amazonas la Estrategia de la Resistencia, que se basa en una guerra irregular en medio de la selva, fundada en una hipótesis de conflicto de invasión de alguna potencia, que nunca es descartada", dijo el experto militar.
El coronel sostuvo que sólo Estados Unidos tiene capacidad para invadir el Amazonas brasileño. "Sin embargo, ocuparla es muy difícil. Ellos no tienen capacidad para ocupar. Las fuerzas armadas de Brasil están bien estructuradas en el Amazonas", apuntó.
A fines de 2004, una comisión oficial de militares brasileños visitó Vietnam. La comitiva, integrada por coroneles y tenientes coroneles, visitó Hanoi, Ho Chi Min (antigua Saigón) y la provincia de Cu Chi, donde se conservan 250 kilómetros de túneles construidos durante la guerra con Estados Unidos, con el objetivo de hacer “intercambios sobre doctrina de resistencia”, según reveló entonces el periodista Raúl Zibechi.
En una nota publicada en mayo de 2005, Zibechi recordó que en la página web del ejército brasileño el general Claudio Barbosa Figueiredo, jefe del Comando Militar de la Amazonia, asegura que Brasil va a enfrentar acciones similares a las que sucedieron en Vietnam, y ahora en Irak, en caso de un conflicto que involucre a la Amazonia. “La estrategia de la resistencia no difiere mucho de la guerra de guerrillas y es un recurso que el ejército no dudará en adoptar ante una posible confrontación con un país o grupo de países con potencial económico y bélico mayor que Brasil”.
En la región, sólo Estados Unidos tiene un potencial económico y bélico superior a Brasil.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario