martes, febrero 02, 2010

Columna Asimetrías Mexicanos en Irak y Afganistán (2/2)

Por Fausto Fernández Ponte


02 febrero 2010


“Para poder salir de México tuve que vender mi alma al mero diablo”.

Francisco Rojas Mexicano, migrante mexicano en EU.

I

En “La carroza negra de Bush: soldados mexicanos en Irak y Afganistán”, del colega Federico Campbell Peña, se consigna un dato que exige hermenéutica fiel: aumentan los reclutas de origen y/o ascendencia indo-afro-ibérica ---de Nuestra América, pues—y caen los afroestadunidenses.

Sábese, por otra parte, que de los “latinos” –denominación obviamente inapropiada, al igual que la de “hispanos” y “americanos” para identificar a estadunidenses-- reclutados, el grueso es de aquellos de origen y/o ascendencia mexicana, lo cual indicaría objetivamente lo que sigue:

Uno, que existe una tendencia creciente a que los mexicanos libren bajo la proverbial guisa de carne de cañon las guerras de agresión y rapiña del imperialismo económico, político y cultural (artístico, científico y tecnológico, etc.) estadunidense en las cuatro esquinas del planeta.

Y, otro, que serían mexicanos quienes combatarían a sus hermanos de Nuestra América en las previsibles guerras que el imperialismo estadunidense contempla y se apresta librar doquiera en el subcontinente americano, desde México y el Caribe hasta la Patagonia.

II

De hecho, cabría abundar, los prolegómenos de esas guerras de agresión y rapiña del imperialismo estadunidense en agravio de los Estados americanos son ya documentadamente discernibles, en particular contra Nicaragua, Venezuela, Ecuador y Bolivia.

Contra Cuba, la guerra del imperialismo pronto alcanzará el medio siglo de haber sido iniciada en pos del objetivo estratégico el de mantener a aquél país en permanente desestabilización y aislamiento económico, político y cultural respecto al mundo. La heroicidad cubana es ejemplar.

Quizá, con arreglo a escenarios prospectivos posibles, serían mexicanos reclutados por las fuerzas armadas estadunidenses quienes combatan como ejércitos invasores u ocupantes a sus propios connacionales en nuestro mero territorio. De hecho, ya lo hacen vestidos de civil.

Cierto. Según datos oficiales del gobierno de EU, a México han sido asignados unos mil 200 militares estadunidenses que realizan como civiles diversas tareas de seguridad y conexas. La cifra incluye a los agentes contratados bajo la figura de “out sourcing” por empresas privadas gringas.

III

El fenómeno descrito con riqueza documental por el periodista Campbell Peña en el libro de su autoría tiene un telón de fondo trágico: los mexicanos, cuya suma es el recurso más valioso del país, se ven forzados a emigrar a EU para vender su fuerza de trabajo a un patrón militar.

Esa venta desesperada de fuerza de trabajo es una sangría colosal. Los mexicanos emigran empujados por la desesperanza; ésta es el atributo más dramático del proletariado inserto en la realidad del lumpenproletariado. La opción es morir de inanición o delinquir sumándose al narco.

Ello es particularmente evidente en los estratos sociales conformados por jóvenes, lo cual agudiza no sin espectacularidad esa sajadura sangrante. El Estado –cuyo elemento constitutivo principal es el pueblo mismo-- promueve con sus políticas ese fenómeno de flebotomía social aguda.

Ese es un indicio del carácter fallido del Estado mexicano, cuyo poder político corrupto protege el interés de una forma de organización económica criminógena, por antisocial. Un Estado así debe desaparecer y ser sustituido por uno humanista, social, percepción que parece crecer día a día.

fffponte@gmail.com

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